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Demografía: de seguir así, desaparecemos


Una sala de jardín de infantes sin alumnos una situación que puede ser posible en el corto plazo

Crédito: IA

Una sala de jardín de infantes sin alumnos, una situación que puede ser posible en el corto plazo.

Columna de Opinión del Doctor Juan Carlos Pacífico Annan // Para la Redacción de LA OPINION

Volví a leer el reportaje publicado el domingo pasado a la señora Erica García, Inspectora Jefa Regional de Educación en nuestra ciudad, relacionado a la baja de la matrícula escolar como consecuencia de la menor cantidad de nacimientos. Para que estas líneas sean útiles, sería conveniente que el lector conozca dicho reportaje (ver nota). En él, ella explica lo que está ocurriendo y las razones de la crisis.

Estoy de acuerdo con las causas que ella enumera: ESI, aborto, rompimiento de estereotipos y hedonismo.

Ahora bien, si sabemos las causas por las cuales esta crisis demográfica se manifiesta, me pregunto: ¿qué han hecho las autoridades al respecto? Nada.

Las únicas medidas están centradas en evitar la caída de los puestos de trabajo de los docentes –adhiero a esa postura–, reorganizando cada aula con menor cantidad de alumnos y otras cuestiones administrativas. Sin embargo, insisto en que no hay medidas de fondo.

Intento adivinar el porqué de esta ausencia de medidas y lo encuentro en que la ESI y el aborto son cuestiones ideológicas que atraviesan el problema y, por ende, no se tocan. Grave error, gravísimo, porque se anteponen beneficios electorales e intereses espurios al bien común.

La ESI (Educación Sexual Integral) es una herramienta útil cuando es impartida por la familia. Toda educación sexual comienza con los padres y debe ser acorde con los valores familiares. No es una materia más que se dicta al igual que Matemática, Castellano o Robótica. La ESI se ha metido en la intimidad de cada familia.

Lo digo porque la ESI ofrece opciones donde no las hay. Todo ser humano persevera en su ser, en su naturaleza, y convertir dicha naturaleza en una percepción es un grave error conceptual que nos lleva a terrenos profundamente críticos.

Se debería educar en la complementariedad entre los sexos masculino y femenino sin dudar, sin percepción subjetiva alguna. Lo biológico y objetivo deben primar.

Si alguien duda, se le debe acompañar en su decisión, pero no tratar a todos como si dudaran. Grave error. Insisto: la ESI debería ser opcional para cada familia. La sexualidad es solo atinente a las familias y ellas marcan las pautas, no el Estado.

Los maestros están atados a la desfachatez de pseudopensadores que, atravesados ideológicamente por esta cuestión, la dirigen hacia fronteras inexploradas y peligrosas. Pretenden adoctrinar sin tapujos, violando los derechos de las familias, que son preexistentes al Estado.

No dejo de reconocer algunos aspectos positivos, pero, en definitiva, la confusión entre lo subjetivo y lo objetivo ha llevado a la crisis demográfica actual. Si hablamos de crisis, está claro que este camino no ha sido bueno para la sociedad. Salvo que el Estado busque el suicidio colectivo evitando la reproducción.

El aborto

Desde la promulgación de la ley que autorizó el aborto en enero de 2021 hasta la fecha, y conforme a estadísticas oficiales, hubo 327.000 abortos, es decir, 81.750 por año, lo que equivale a 223 por día y 9 por hora. Todos los costos son cubiertos por el Estado.

No hay amparos judiciales que exijan que el Estado asista a quienes quieren interrumpir un embarazo, pero sí hay miles contra la obra social de la provincia (IOMA) para que se otorguen remedios y prestaciones necesarias para la curación de enfermedades.

¡Qué hipocresía! Se mata al sano y no se sana al enfermo. Hay fondos para la muerte, pero no para la vida.

¿No son terribles estos números? Una sociedad que mata a sus hijos no tiene futuro. Occidente y su civilización, desde la implementación de la "muerte legal", han comenzado un lento declive. Seguramente, no lo veremos nosotros, pero lo experimentarán quienes vivan en las últimas décadas de este tumultuoso siglo XXI. El futuro es el Islam, no lo duden.

La deconstrucción de la sociedad

"Ahora uno es lo que quiere ser. Desde la escuela trabajamos para deconstruir esos mandatos, para que cada persona sea feliz con lo que elige ser, y no con los estereotipos" (sic).

Esta frase, extraída del artículo citado, condensa todo lo negativo y despiadado de la visión de nuestros gobernantes.

Los ciudadanos tenemos obligaciones para con los demás, claras y delimitadas por los códigos vigentes. Pero también existen obligaciones hacia la sociedad en su conjunto.

Cuidamos el planeta, no lo contaminamos, tenemos conciencia de ello: es una obligación hacia el todo.

De igual forma, tenemos una obligación primaria: la reproducción para la perpetuación de la especie, lo que implica sacrificio.

No es posible ignorar que el amor duele. Y el amor hacia los hijos duele aún más. Pero hay que afrontarlo. Pensar solo en ser felices es de un egoísmo salvaje y un relativismo feroz.

Eso es lo que se persigue: la destrucción sistemática de la familia, soltando vínculos y dejándonos llevar por una felicidad mundana y superficial, de la que nada bueno se obtendrá.

Es una locura deconstruir para reconstruir sin valores.

Toda construcción debe realizarse bajo los valores de nuestra sociedad.

Debemos apuntar a ellos, sin duda alguna, y, con ellos como tutores, tender los puentes hacia el presente. Es evidente que la axiología ha estado fuera del radar de los pseudopensadores de una sociedad atomizada y carente de sapiencia en cuanto a los valores.

Los estereotipos no tienen buena prensa, pero es muy fácil juzgar las conductas del pasado a la luz de las ciencias sociales actuales, que han evolucionado e incorporado a colectivos antes ignorados.

Eso es positivo, pero el arquetipo del hombre y la mujer actuales no debe renegar de sus obligaciones familiares y sociales.

No estoy a favor del abuso de poder del hombre ni de la sumisión femenina. Sin embargo, hay una biología impresa en cada uno que define ciertos roles dentro del hogar.

Seguimos siendo los mismos seres humanos que habitaron el planeta desde tiempos inmemoriales. Las circunstancias han cambiado, pero nuestras miserias y heroísmos son los mismos.

Por tanto, sabemos las causas de la crisis. La ESI y el aborto son parte del problema y no de la solución.

Esperemos que pronto se corrijan los errores y que el país vuelva a crecer en número.

Necesitamos niños que jueguen, que griten, que llenen los colegios y jardines de infantes. Que crezcan en la tierra de los valores de una civilización con una profunda tradición, donde la familia ocupa el centro de la sociedad.

Lo contrario es la tristeza de escuelas y jardines cerrados. Y eso es lo que lograrán si no modifican las causas de fondo, muy bien identificadas por la señora García.


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