En las últimas semanas se registraron mayores ventas de insumos agrícolas asociadas principalmente a cuestiones agronómicas por el inicio de la campaña de maíz y no a una decisión económica ligada a menores precios o mejores márgenes.Así se desprende de la consulta a distintos proveedores.
"Hacia fines de agosto, principios de septiembre se reactivó todo, fundamentalmente por la siembra de maíces de primera en Pergamino y zona, pero aun así el productor se limitó a gastar lo justo y necesario", sostiene Santiago Churín, asesor agronómico y gerente de ventas de Agronomía Alfonzo.
La eliminación parcial del impuesto país activó las compras de insumos, aunque esto no se vio reflejado en los fertilizantes, aclara Churín. "Los fertilizantes fueron importados hace cuatro meses atrás, cuando aún no había bajado el impuesto país, con lo cual en este caso no ayudó como sí lo hizo esta medida con el resto de los fitosanitarios, quizás se vea reflejado en las siembras de soja en noviembre o en las siembras tardías de maíz".
Respecto a la chicharrita, otro factor limitante, cuenta Churín que "hubo una reducción en la intensión de siembra de maíz de primera, pero no fue tan significativa como lo esperado inicialmente, dado que el sistema de alerta montado viene dando una muy baja e incluso nula presencia de la plaga". Destacó además que "los productores que tiene animales, que no son pocos en la zona, tienen incorporado al maíz como suplemento especial de la dieta y, por ende, no pueden dejar de sembrarlo".
Clima y coyuntura
La falta de agua también impacta en la demora de la siembra y, en consecuencia, se retrae también la compra de insumos. Explica Churín que "hoy por hoy el productor compra insumos en la medida que lo necesita, porque su presupuesto es muy ajustado en esta campaña y ante el temor de no contar con humedad suficiente, muchos han frenado la siembra".
Por último, Churín subraya que "tranqueras adentro el productor se maneja muy bien", pero que "factores como los precios deprimidos de los granos y los altos impuestos, incluyendo las retenciones, no lo están ayudando y esto, obviamente, repercute en toda la cadena de valor".
Demanda medida
Pablo Céccoli, gerente de ventas de Agronort, coincide en que "el mercado de agroinsumos viene retrasado respecto de otros años" y que "se mueve estrictamente al compás de las necesidades de uso inmediato, ya sea al momento de la siembra, como fue con los cultivos de invierno allá por abril/mayo/junio, y ahora con la demanda de funguicidas para trigo y, obviamente, con la compra de fertilizantes y semillas de maíz".
Incluso, se anima a vaticinar que "esa va a ser un poco la metodología de la demanda del año, va a ir copiando día a día las necesidades que tenga el productor, con poco o nada de compras anticipadas como ocurría otros años".
En cuanto a la fertilización, puntualmente, sostiene que "su uso va a ser normal para las gramíneas porque quien se decide sembrar trigo o maíz no puede bajar el nivel de fertilización en esta zona". En cambio, con respecto a la soja dijo: "No estoy muy seguro de lo que va a pasar, creo que quizás las dosis vayan a reducirse porque, como sabemos, en las oleaginosas las respuestas son bajas".
Consultado sobre los factores que juegan en contra, Céccoli sostuvo como principales "la brecha entre el dólar oficial y el MEC o blue, el valor de los granos y las retenciones, que hacen que el productor no pueda recibir el precio pleno". Ante esta coyuntura "los márgenes son muy ajustados y, entonces, el nivel de tomar riesgos se achica al máximo y aparece la prudencia como reacción lógica ante fenómenos como el clima o la chicharrita".
Por todo esto, tanto Churín como Céccoli, en coincidencia con la gran mayoría de los proveedores de insumos, más allá de estas reacciones estacionales favorables, califican a la presente campaña como "una de las más difíciles de las últimas dos décadas por el nivel de ventas, por los márgenes negativos y por la falta de herramientas financieras".
