Economía y Agro

Día del Agricultor: abriendo surcos y sembrando esperanza


Es mucho más que un campesino, es un empresario que invierte y trabaja a cielo abierto con los riesgos que esto implica. Un ejemplo de ello es el de Alberto "Tito" Taddei, un agricultor que nos cuenta su historia.

Cada 8 de septiembre se celebra en Argentina el Día del Agricultor y del Productor Agropecuario con el objetivo de resaltar el rol que los protagonistas de la producción tienen sobre un aspecto clave como la alimentación. Su origen se remonta al año 1856, cuando se fundó la primera colonia agrícola en la provincia de Santa Fe, en la localidad de Esperanza.

La ONU estima que para el año 2050 seremos 1.500 millones de personas más en el planeta, ante lo cual serán necesarias cada vez mayores cantidades de alimentos para poder satisfacer las crecientes demandas. Esto convierte al productor en un actor clave. 

Pero ser agricultor es mucho más que un protagonista de la producción de alimentos; es un empresario que invierte y trabaja a cielo abierto con los riesgos que esto implica, como inundaciones, sequias y granizos, que pueden hacer perder su cosecha. Ser agricultor significa también cuidar el suelo, preservar los bienes naturales y contribuir con el desarrollo de las comunidades.

Pero, lo cierto es que el trabajo rural, tan denostado a veces desde ciertos medios y sectores de la sociedad, es en realidad el mayor aval que asegura la disponibilidad de alimentos, sea cual fuere el contexto. En los años tan complicados de pandemia del Covid, por ejemplo, el trabajo de los agricultores fue determinante para que distribuidores y bocas de expendio puedan garantizar un suministro estable de alimentos a la población. Son en esos momentos críticos cuando queda demostrada la importancia real del agricultor que, en demasiadas ocasiones, damos por sentadas.

Tranqueras adentro

La elección del lote, el tipo de cultivo, la sanidad y manejo del ganado, son solo algunas de las tantas decisiones que cada productor debe tomar campaña tras campaña y que pueden determinar el éxito o el fracaso de su empresa agropecuaria. 

Así se trabaja tranqueras adentro. El riesgo es constante, como constante y firme es también la pasión con la cual llevan adelante su trabajo, en las buenas y en las malas. Y de esto hay muchos ejemplos a lo largo y ancho de nuestras pampas. Uno de ellos es el de Alberto José Taddei (72 años), cuyo campo se ubica en la localidad de Ortíz Basualdo, a la vera de la Ruta Nacional N° 188, a pocos kilómetros de Pergamino. 

"Cuando tenía 8 o 9 años siempre andaba atrás de mi padre, en la cría de animales, en la siembra (…) lo seguía en todo (…) Y cuando terminé el sexto grado quería que siga el secundario, pero a mí no me gustaba estudiar, amaba trabajar en el campo (…) Y desde que tengo uso de razón siempre me dediqué a la agricultura y los animales". Así nació y se hizo carne en "Tito" (así lo llaman sus familiares y amigos) la pasión por trabajar la tierra. 

Perdió a su padre, Raimundo Taddei, cuando era muy joven, apenas 18 años, y a partir de ahí debió abrirse camino junto a su hermano menor. Siguiendo los consejos de su tío Guillermo Taddei, se había puesto muy práctico para la arada, la disqueada, la rastra y la siembra, aunque años después aquel aprendizaje no le iba a resultar de gran utilidad, según nos cuenta. "Fui asimilando poco a poco los avances de la tecnología y las prácticas agrícolas que se fueron dando (…) Y con el tiempo dejé de arar, dejé de disquear y empecé con la siembra directa". 

Otras pasiones

Además de la agricultura, la otra gran pasión que Alberto Taddei había heredado de su padre y nunca quiso desprenderse es la producción ganadera, aunque esto lo obligó a replantear su esquema productivo. "Hace 4 o 5 años volvían parte a la agricultura tradicional (…) cuando cosecho maíz o soja, largo la hacienda a los lotes para aprovechar ese resto, pero obviamente no puedo evitar el pisoteo, lo cual me obliga a hacer una labranza mínima (…). Puede decirse que hoy estoy en el medio, entre una siembra directa y la convencional".

En síntesis, la rotación que hoy practica es maíz-hacienda-soja y, a la vez va cambiando de lote campaña tras campaña. Como cultivo de invierno no hace trigo, pero sí avena cuyo destino por lo general es la confección de rollos para la hacienda.

Así Alberto Taddei tiene armado su planteo de producción agrícola-ganadero. "El maíz en su totalidad lo convierto en carne, la soja la vendo para cubrir los gastos del maíz y la avena para reserva alimentaria de los bovinos, los cerdos y algunas ovejitas que también tengo, como debe ser en toda chacra", describe con sano orgullo.

También, como toda chacra, cuenta con una huerta aunque no es su responsabilidad. "De la huerta se ocupa me esposa, mi nuera y también mi hijo en sus tiempitos libres, que son pocos porque él, como yo hacía con mi padre, me sigue a todos lados y trabaja a la par mía".

Para ello cuenta con equipo de siembra directa para maíz, soja y avena, una cosechadora Don Roque, una monotolva y un par de tractores. No se encarga de la pulverización, trabajo que prefiere derivar a terceros. 

Toda la familia apuesta al campo

"Me case a los 21 años con Olga, tuvimos dos hijos y todos seguimos viviendo en el campo (…) Nos sentimos muy cómodos, tranquilos y contentos; además, estamos muy cerquita de la ruta y apenas unos 18 kilómetros de la ciudad de Pergamino".

En un momento intentaron vivir todos en la ciudad, pero no fue una buena experiencia "Teníamos los chicos estudiando en Pergamino y pensamos que era lo mejor (…) Y para peor, nos fuimos a vivir a un departamento ubicado en el centro de Pergamino (…) De estar muy tranquilos aquí en el campo nos encerrarnos en cuatro paredes, fue de terror (…) Pero, cuando Daniela, mi hija siguió sus estudios en Rosario y Claudio, mi hijo, en Junín, decidimos de forma urgente volvernos al campo", recuerda 

Hoy todos viven en el campo y cada uno tiene su espacio. "De un lado, a unos 30 metros mi hijo tiene su casita, del otro lado tiene la suya mi hija, y Olga y yo quedamos en el medio", cuenta y ríe feliz de poder estar todos unidos y cada uno con su ocupación. "Salvo Daniela que trabaja en una casa de venta de herramientas agrícolas en la ciudad de Pergamino, todos nos ocupamos de los trabajos rurales y lo hacemos con gusto". 

Así pasa sus días Alberto "Tito" Taddei, tranquilo y feliz en su chacra, abriendo surcos y sembrando esperanza, como tantos agricultores que hoy celebran su Día.


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