Economía y Agro

Los drones llegaron al campo para quedarse


La evolución vertiginosa de la tecnología y la política de distribución publica de datos ha permitido que en la actualidad se pueda trabajar con datos gratuitos cuya resolución espacial es adecuada para la dimensión promedio de las explotaciones agropecuarias de nuestra región.

Los vehículos aéreos no tripulados llegaron para quedarse en el campo argentino, enriqueciendo al conjunto de herramientas y procesos que buscan optimizar el uso de recursos y la productividad agropecuaria.

El término AgTech o agricultura digital abarca programas computacionales, inteligencia artificial, aprendizaje automático, modelos de análisis predictivo y de simulación, plataformas, sensores de campo, capaces de medir temperatura y humedad del aire, parámetros de suelo entre otras variables, maquinarias precisas, equipamiento robótico y, más recientemente, vehículos aéreos no tripulados conocidos como drones, que nos llevó al encuentro con Javier Portillo, ingeniero agrónomo y doctor en Recursos Naturales.

"Uno de los hitos significativos para el desarrollo de estas nuevas tecnologías ha sido la posibilidad de contar con dispositivos que detecten su posición con precisión en el espacio geográfico utilizando sistemas de posicionamiento global, tecnología que hoy está a nuestro alcance y nos permite interactuar en el terreno con el conjunto de tecnologías digitales disponibles", nos detalla el especialista.

También nos describe con inocultable pasión que "el uso de imágenes obtenidas por sensores remotos es una herramienta relevante en la agricultura digital capaz de permitir, entre tantas otras cosas, el monitoreo de los recursos naturales desde hace más de cinco décadas generando series temporales que muestran el crecimiento de los cultivos". 

Lo cierto es que la evolución vertiginosa de la tecnología y la política de distribución publica de datos ha permitido que en la actualidad se pueda trabajar con datos gratuitos cuya resolución espacial es adecuada para la dimensión promedio de las explotaciones agropecuarias de nuestra región.

Nos cuenta Portillo que "inicialmente este tipo de datos eran obtenidos por satélites ubicados a kilómetros de distancia de la tierra o por aviones en misiones especiales para uso científico, mientras que ahora se pueden obtener imágenes a partir de cámaras a bordo de estos vehículos no tripulados (VANT) llamados coloquialmente Drones".

Una herramienta para todo uso

Está herramienta, que se suma a las tecnologías que ya se están utilizando en el manejo de las explotaciones agropecuarias puede utilizarse para distintos fin. Nos explica el profesional del área de Sistema de Información Geográfica y Teledetección del INTA Pergamino que "los Drones permiten monitorear lotes productivos para detectar, por ejemplo, el efecto de plagas y enfermedades en el follaje, la presencia de malezas resistentes sobre rastrojos, el estrés hídrico, el déficit de algunos nutrientes en los cultivos olos daños producidos por adversidades climáticas, entre otros usos.Además, la posibilidad de observar la superficie terrestre desde el aire permite identificar también áreas con problemas de drenaje o irrigación ineficiente". 

En cuanto al alcance en el uso de esta herramienta, nos aclara Portillo que "dependerá del tipo de cámara a bordo del VANT, desde las cámaras más simples llamadas RGB, cuyas características son similares a la cámara que tenemos en nuestro celular, hasta las cámaras multiespectrales y térmicas que permiten detectar características de las plantas y animales que no son visibles al ojo humano".

Los últimos avances tecnológicos han hecho posible el desarrollo de VANT con diversos objetivos. Según nos informa también Portillo, "permiten, por ejemplo, observar la superficie terrestre, realizar inter-siembra de especies como avena y trébol, aplicación de fertilizantes sólidos y pulverización de productos fitosanitarios, mientras que otros modelos más sofisticados y tal vez menos difundidos en el sector, son capaces de realizar levantamientos planialtimétricos con alta precisión gracias a la corrección de posicionamiento del VANT a partir de una estación fija".

Al parecer, el uso de VANTs no tiene límites e implica nuevos desafíos, como detectar el daño producido por plagas, enfermedades y adversidades climáticas, identificar el efecto de la deficiencia de determinados nutrientes e individualizar malezas a una altura óptima de vuelo. 

Sin duda, el volumen de información generado a partir de la cámara es mucho mayor que los obtenidos por satélites y requiere de una manipulación adecuada de los datos. En tal sentido, Portillo señala que "para el procesamiento se puede trabajar, en algunos casos, con programas libres o con paquetes con licencia y se adecuan perfectamente al entorno de trabajo con otras fuentes como: cartografía digital de suelos, mapas de rendimiento, imágenes satelitales y modelos digitales de elevación".

Finalmente, en cuanto a lo operativo "se debe recordar que el manejo del VANT implica tomar especial consideración a las condiciones climáticas y tecnológicas óptimas para el vuelo de este tipo de aeronaves y lo correcto es contar con licencia habilitante", concluye Javier Portillo.


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