Desde hace un tiempo, afiliados de la obra social Pami ven seriamente condicionada su atención de salud al momento de tener que ser internados. Cualquiera tiene cerca un familiar o allegado que ha atravesado esta circunstancia que obedece a múltiples factores: uno de ellos es que no todos los efectores que son prestadores de la obra social para el segundo nivel cuentan con guardias activas durante las 24 horas, ni poseen capacidad instalada para resolver la hospitalización, aún a pesar de tener firmados sus convenios para absorber el requerimiento de una determinada cantidad de "cápitas".
Quienes más eco se hacen de esta problemática son los profesionales que trabajan en los servicios de atención de emergencias médicas que realizan la mayor parte de las veces los traslados cuando se dan situaciones de urgencia. Varios testimonios recogidos por LA OPINION dan cuenta de esta situación que viene ya de larga data, y se agrava en épocas de mayor demanda, con el agravante que le imprime un contexto como el actual en el que la totalidad de los prestadores trabaja al límite de su capacidad de respuesta.
La antesala de una nueva temporada invernal, donde por cuestiones estacionales, crece la demanda de internación de adultos mayores, exige de una mirada atenta de esta realidad, tanto por parte de los efectores del sistema público y privado, como de la obra social de jubilados y pensionados y las propias autoridades sanitarias que siguen de cerca este tema y de hecho han participado ya de algunas reuniones, atendiendo a que es algo que afecta a muchos pergaminenses.
¿Cómo funciona el sistema?
La atención médica de afiliados de Pami responde a un servicio "capitado". Esto significa que cada jubilado o pensionado elige un médico de cabecera y tiene asignado un efector cuando requiere de asistencia en un segundo nivel que es el que corresponde a la internación.
Antes el médico de cabecera era la llave de acceso a la oferta prestacional, pero a partir de una redistribución de cápitas que fue realizando Pami, hoy hay pacientes que se internan en un determinado efector independientemente del lugar en el que atiende su médico de cabecera.
Desde hace bastante tiempo, en el ámbito local hay cuatro prestadores que brindan este servicio: el Hospital San José, la Clínica Pergamino, la Clínica Centro y la exClínica General Paz, actualmente llamada Elan Vital. Cada efector cuenta con un número de cápitas asignado por Pami, percibe un monto de dinero por esos afiliados, y solo factura por fuera de ello determinadas prácticas no contempladas en la cápita. Actualmente, quienes tienen mayor volumen son el Hospital San José y la Clínica Pergamino. Y los otros dos prestadores, aunque en una proporción menor, igualmente poseen un número significativo de cápitas.
En la práctica cuando un efector no puede recibir a un paciente, firma un "rechazo conformado" que permite que éste pueda ser derivado a otro prestador que con ese documento queda habilitado para facturar los costos que suponga la asistencia brindada.
La problemática que se da
Según pudo relevar LA OPINION, en el caso de Pergamino, la problemática se viene dando mayormente en los establecimientos del sector privado que menor cápita de internación poseen- la Clínica Centro y Elan Vital-, que afrontan serias dificultades para brindar el servicio de internación, lo que termina impactando sobre el conjunto del sistema, por cuanto los pacientes inician un peregrinar en busca de un lugar de internación que pueda recibirlos.
Ante esa situación, la resolución de la emergencia queda a expensas del efector que pueda aceptar la internación, algo que en determinados momentos resulta también complejo por cuanto el conjunto del sistema de salud trabaja "a cama caliente" con poca capacidad disponible, aun teniendo la disposición de querer recibirlos.
En lo real muchas veces ni el recurso del "rechazo conformado" resulta un instrumento válido por cuanto operan limitaciones reales en el resto de los efectores del sistema. El argumento que esgrimen los prestadores es que debido al nivel de saturación de su capacidad instalada se privilegia la atención de los pacientes que capitán en cada centro, algo que encuentra una excepción- o debería encontrarla en el Hospital San José- por cuanto se trata de un hospital público que no puede negar su atención a ningún paciente independientemente de su cobertura social.
Atender la cuestión
De acuerdo a información recogida por LA OPINION de distintas fuentes del sistema sanitario, ya se han concretado varias reuniones con la participación de actores involucrados en este tema y hay otros encuentros pendientes, lo que marca que existe vocación de encauzar un tema complejo cuyas implicancias se agudizan en tiempos de crisis.
De acuerdo a lo que pudo averiguar LA OPINION autoridades locales ya se han reunido con responsables de la Agencia local de Pami y está previsto que en los próximos días pueda concretarse un encuentro con la participación de las clínicas y autoridades regionales de la obra social, que es quien debe auditar el cumplimiento de los convenios firmados, reasignar cápitas y garantizar que estén dadas las condiciones para que ningún paciente vea restringido su acceso a la atención.
En este mismo marco, en los últimos días, se concretó una reunión de la que participaron autoridades municipales (María Martha Perretta, Karim Dib, Pablo Majul y Eugenia Genaro), autoridades de Medicar (Victoriano Marino Aguirre), autoridades del Hospital San José (Sylvia García y Emilio Flageat y otros integrantes del equipo del nosocomio) y el director asociado de la Región Sanitaria IV, José Agudo.
Una foto del sistema sanitario
Lo que expresa esta problemática es en parte una foto de la realidad que vive el sistema sanitario que se ve sumamente tensionado en muchas de sus dimensiones. Como ha sucedido otras veces ante distintas contingencias, resultaría oportuno que pudieran arbitrarse los medios para que el derecho a la atención de adultos mayores y otras personas que están bajo la órbita de Pami, quede resguardado. Independientemente del efector del que se trate, la premisa debe ser propiciar que ante la emergencia que ocurre en cualquier momento, el circuito de internación para los afiliados de Pami funcione sin dificultades, más allá de las cuestiones burocráticas o prestacionales que giran en torno a esta cuestión en un sistema que está atravesando dificultades ciertas de funcionamiento en virtud de distintas y complejas variables.
