Más lectura en papel y menos en pantallas para los niños

El uso cada vez más frecuente de computadores, celulares, televisores y consolas de videojuegos para fines recreativos tiene efectos perniciosos en niños y adolescentes. Así lo advierte el especialista francés en el campo de la neurociencia infantil, Michel Desmurget. Según este investigador, los adultos deben incentivarlos para que lean publicaciones en papel y vuelvan a compartir espacios en las bibliotecas, ya que la lectura por placer tiene un impacto favorable en el aprendizaje cognitivo de los más pequeños.

Volver al hábito de atesorar libros y pasar un tiempo en las bibliotecas para experimentar el placer de la lectura, sin que medie un artefacto tecnológico, contribuye a fomentar el lenguaje, la creatividad, la escritura, la atención y la expresión oral, afirma el científico francés autor del libro "Más libros y menos pantallas". En esa obra, sostiene que tanto la familia como la escuela deben limitar el tiempo que los niños pasan frente a la pantalla y deben promover el hábito de la lectura como medio para fomentar el desarrollo cognitivo, emocional y social. Desmurget advierte que numerosos estudios confirman que la exposición excesiva a las pantallas puede tener efectos negativos en el cerebro, especialmente durante períodos críticos del desarrollo de los niños. En ese sentido, afirma que la tradicional lectura en papel puede servir como antídoto para prevenir efectos nocivos en los chicos. También remarca la importancia que tiene la lectura en formato impreso y convoca a los padres a alentar a sus hijos a leer libros, visitar bibliotecas y participar en otras actividades que promuevan la alfabetización. "No hay herramienta más útil para el desarrollo cerebral que un libro. Las pantallas recreativas atentan contra el desarrollo intelectual", dijo el científico en una entrevista que concedió a un diario francés, tras observar que la lectura tradicional en papel es la única forma que existe para desarrollar un lenguaje que permita construir pensamientos más complejos.

Por su parte, el psicólogo español Francisco Villar Cabeza, autor del libro "Cómo las pantallas devoran a nuestros hijos", sostiene que el uso excesivo de teléfonos móviles, consolas de juego o computadoras afecta directamente a la salud e interfiere en las actividades que ayudan a un sano crecimiento de los chicos. Como consecuencia de este problema "tenemos adolescentes menos empáticos, menos reflexivos, con un menor control de sus impulsos, con poca tolerancia a la frustración, desensibilizados ante la violencia y el sufrimiento del otro, pero también más propensos a ser victimizados y a ejercer violencia contra sí mismos".

También la Organización Mundial de la Salud advierte que los niños no deben tener ningún acceso a las pantallas hasta los dos años de edad y que, en todo caso, pueden pasar una hora como máximo frente a ellas entre los tres y cuatro años. Una guía elaborada por el organismo internacional contiene recomendaciones sobre el tiempo que, por día, los más pequeños deben dedicar a la actividad física y al sueño. También ofrece consejos que alertan sobre el denominado "tiempo sedentario de pantallas", que hace referencia al tiempo que los niños dedican a mirar televisión y videos, o a los juegos de computadora y las consolas de entretenimiento. En ese sentido, la guía sostiene que los niños de menos de un año no deben ser expuestos a ningún tipo de pantalla electrónica, y que los de dos a cuatro años tampoco deberían tener más de una hora por día de "tiempo de pantalla sedentario", incluyendo juegos de computadora o televisión.

Con respecto a los adolescentes, los especialistas destacan la necesidad de establecer hábitos saludables en torno al uso de pantallas, teniendo en cuenta su edad, salud, personalidad y las características propias de esa etapa de desarrollo. Los padres, dice la OMS, deben limitar el tiempo que sus hijos pasan frente a dispositivos electrónicos, promoviendo contenidos educativos en formato papel y alentándolos a participar en más actividades en su tiempo libre para interactuar con otros chicos de su edad.

Por último, cabe recordar que el año pasado la Universidad Católica Argentina presentó un informe en el que observa que más de la mitad de los chicos carecen de hábitos de lectura y que la situación socioeconómica de muchas familias incide fuertemente en la carencia de libros en los hogares.