Perfiles pergaminenses

Susana Ottone: parte de la vida de LT 35 Radio Mon y una trabajadora incansable


Susana Ottone recibió a LA OPINION en un alto de la tarea diaria para trazar su Perfil

Crédito: LA OPINION

Susana Ottone, recibió a LA OPINION en un alto de la tarea diaria para trazar su Perfil.

Nacida en la provincia de Córdoba, se estableció en Pergamino cuando tenía 20 años y encontró en la emisora un espacio de trabajo y su "segundo hogar". Desde hace más de 50 años trabaja en la administración y hoy desde su casa sigue desarrollando su labor a pesar de estar ya jubilada. En lo personal es una luchadora y cuenta con una capacidad de adaptación que le ha permitido sortear adversidades con templanza y aprender de cada desafío.

Su tonada cordobesa hace que su voz tenga una calidez amigable. Susana es parte del alma de LT35 Radio Mon y su amor por la emisora se inscribe prácticamente en su ADN. Comenzó a trabajar como empleada administrativa cuando se inauguró la radio y desde ese momento jamás dejó de desempeñar su labor, hoy ya jubilada, continúa como colaboradora desde su casa. Es incondicional y luego de más de 50 años es la mano derecha de Carlos Trincavelli, propietario de la emisora, y una persona de confiable. Esa condición la define y honra esa confianza con su buen obrar.  

Su nombre completo es Susana Cristina De Gaetani. Ottone es su apellido de casada. Sin embargo, para todos es "Susana Ottone". "Cuando decía mi apellido a la gente le costaba escribirlo, e incluso deletrearlo, así que empecé a usar el de mi esposo y así forjé aquí mi identidad", refiere en el comienzo de la entrevista en la que traza su Perfil Pergaminense. "Susana Ottone en sí misma no existe", bromea.

Nació en Alta Gracia, provincia de Córdoba. Allí creció en el seno de una familia conformada por su papá, Juan Rodolfo De Gaetani, su mamá María Isabel Peralta, y su hermana Ana María. "Mi padre falleció muy joven a los 44 años. Mi mamá a los 88, años después de batallar contra una enfermedad. Y mi hermana es viuda y tiene cuatro hijos", cuenta.

Comenta que conoció a su esposo, Omar Santiago Ottone, en Córdoba, cuando él estaba haciendo el servicio militar en "La Calera". "Nos pusimos de novios y nos casamos muy jóvenes y nos mudamos a Pergamino a mis 20 años".

"Diría que soy más pergaminense que cordobesa", expresa, esta mujer que al llegar se sintió bien recibida y aceptó el desafío de adaptarse a una nueva geografía, abrazando el anhelo de formar su familia y forjar su porvenir. "Era un poco campechana, pero me adapté".

"Yo trabajaba como maestra de primer grado en Córdoba. Me había recibido a los 17 años en el Instituto Nuestra Señora de la Misericordia y había comenzado a trabajar enseguida, incluso aportaba para la jubilación en la caja de ahorro porque era menor de edad. Estuve poco en la docencia, pero me gustó mucho los años que estuve".

Cuando llegó a Pergamino se anotó en el listado para seguir ejerciendo, pero no ingresó al sistema. La vida le tenía reservado otro destino, en otra actividad que fue a la que le dedicó buena parte de su vida.

La radio

Cuenta que llegó a la radio acompañando a una amiga que iba a anotarse para cubrir un puesto de trabajo. "Estaba por inaugurar la radio. Nos atendió Amanda Pérez y me preguntó si yo también me quería inscribir. Me anotó como Susana De Gaetani, pero como si "de" fuera por el apellido de casada. Cuando Don Carlos Trincavelli me tomó la entrevista, me dijo que no iban a poder tomarme porque estaba casada. Buscaban personal para la administración y maestras con buena letra. Yo tenía una letra caligráfica, así que le pedí que me probara. Ahí empezó mi historia en la radio. Ingresé como secretaria administrativa y ventas. Jamás me fui y encontré en mi trabajo, mi casa. Radio Mon es como mi familia. Voy a cumplir 51 años de trabajo en abril. Cuando entré a trabajar allí, me enamoré de la radio y me olvidé de ser maestra".

Reconoce que le encanta la venta y disfruta del contacto con la gente. Con el devenir de los años ha logrado establecer vínculos muy estrechos con sus compañeros de trabajo y también con los clientes de la emisora, a muchos de los cuales los conoce solo a través del teléfono o de la cuenta de correo electrónico. "Mi trabajo ha cambiado mucho de la mano de la tecnología, pero la radio mantiene una cercanía muy especial con la gente", reflexiona, agradecida por la continuidad y la confianza.

Asegura que el hecho de no haber tenido chicos enseguida, le permitió desarrollarse laboralmente y consolidarse en su puesto de trabajo. "Me dedicaba mucho, al poco de andar, eso que al principio era un resquemor porque yo estaba casada, quedó de lado. Si mi turno era de seis u ocho horas, yo pasaba más de doce en la radio".

Siempre ejerció su labor con autoridad y compromiso. Reconoce que la radio fue su vida. Y de algún modo lo sigue siendo. "Alguna vez, cuando la emisora cumplió 25 años, en una entrevista dije que la radio era 'mi amor' y es así".

Los recuerdos de aquellas personalidades que pasaron por la radio son infinitos. Desde dirigentes políticos hasta personalidades del arte y la cultura, todos tuvieron un espacio en la emisora y Susana estuvo ahí siendo testigo desde su lugar de momentos que conserva en su memoria. También menciona a algunos de sus compañeros. "De la primera camada solo quedamos Eduardo Costamagna y yo. Tanta gente ha pasado por la radio, todos muy buenos compañeros y muchos de ellos grandes amigos", refiere y acerca un cálido recuerdo a la memoria de Carlos Bonet: "Lo quería como a un hermano".

La maternidad, su mayor anhelo

Susana comenta que le costó varios años poder quedar embarazada. "Pude ser mamá luego de haber escuchado opiniones médicas de todo tipo. Cuando quedé embarazada nadie lo podía creer, ni mi propio médico que era el doctor Lamberto".

"En Córdoba mi abuela Rosa, que me decía 'Muñeca', me llevaba con ella a hacer los mandados para que todo el mundo me viera con panza", recuerda.

Trabajó hasta el mismo día que nació su hija Carolina, que hoy tiene 43 años. "Rompí bolsa en la radio, recuerdo que llamé a una amiga por teléfono para que me dijera que tenía que hacer y que se comunicara con mi prima, la doctora María Rosa Peralta. Omar no estaba, así que tomé un taxi, me fui a la clínica y nació mi hija", relata. Y menciona que el día antes había estado en el estudio de la radio Alberto Cortez, que al ver lo avanzado de su embarazo y la forma de su panza le dijo que iba a tener un varón. "El 'varonazo' fue una niña hermosa, no acertó Cortez", expresa Susana.

Guarda ese recuerdo entre los más entrañables. La maternidad y su desarrollo laboral siempre convivieron. Don Carlos Trincavelli y Raquel Aboud de Fantini fueron los padrinos y contó con el apoyo incondicional de su suegra, Adelina Favi, para el cuidado y la crianza. "Mi suegra fue incondicional, me ayudó siempre porque yo trabajaba muchas horas y no tenía familia en Pergamino".

Al hablar de su hija, la mirada se le ilumina, algo que casi siempre ocurre cuando uno mira en retrospectiva la vida y se queda con lo esencial. "Carolina nos ha dado siempre satisfacciones. Hoy es médica clínica y especialista en terapia. Ama el hospital público. Vive en Arroyo Seco con su esposo, Carlos Tallarico, que también es médico. Y tienen dos hijos, Dante (9) y Milo (8).

Está convencida de que los hijos toman los buenos ejemplos. "Creo que los chicos te siguen, y en nuestro caso hemos sido grandes laburantes. Ella hizo una carrera universitaria perfecta, se recibió con diploma de honor, la laburó como yo, y hoy sigue trabajando mucho, lo mismo que su esposo".

La oficina, en su hogar

Desde el comienzo de la pandemia, la oficina de Susana se mudó a su casa del barrio General San Martín, donde se desarrolla la entrevista, y desde allí ella realiza su trabajo cotidianamente. Hoy las rutinas de su trabajo y la vida familiar conviven en perfecta armonía. Para trabajar tiene su espacio, y está rodeada de carpetas y papeles correctamente organizados. "Ya no voy personalmente, pero trabajo desde casa", refiere.

Cuando no está haciendo cosas de su trabajo ayuda a su esposo en el negocio. Tienen una despensa en la planta baja de su casa, en el barrio General San Martín. "Durante muchos años él tuvo el negocio en Moreno y Lagos y luego nos mudamos aquí", refiere.

Comenta que desde hace algunos años su esposo atraviesa un problema de salud que le exige muchos cuidados. "Hemos transitado esa experiencia con compañerismo, dejándonos ayudar por amigos que han sido y son incondicionales", sostiene y aprovecha para agradecerles esa predisposición generosa. "José Luis Picarrelli es quien nos lleva y nos trae cuando tenemos que ir al médico, lo mismo que Carlos Trincavelli. Son mi familia. Ellos y cada uno de mis compañeros, no podría nombrarlos a todos, son lo mejor que me han dado tantos años en la radio".

El futuro, cerca de los suyos

Se define a sí misma como "una laburante" y asegura que defiende la radio tanto como al negocio de su marido. 

Con 73 años, reconoce que le cuesta imaginarse fuera de la rutina laboral. "Debería ir dejando la radio, me gustaría formar a alguien y contagiarle mi pasión por este trabajo", sostiene, y prosigue: "Me cuesta imaginarme sin la radio, pero admito que también necesito tiempo para disfrutar de otras cosas".

Cuando la pregunta la convoca a pensar en el futuro, lo imagina cerca de sus nietos. Siente que el trabajo la distrajo de la crianza de su hija, que el tiempo que pasa no se recupera y aunque sabe que también le dejó un buen ejemplo, anhela esa presencia física que posibilita disfrutar de las pequeñas cosas sin el apremio de las obligaciones.

"Teníamos idea de irnos con Omar para allá, pero no pudimos concretar ese proyecto. El acá tiene su mundo. Sacarlo del negocio es desarraigarlo también de sus amigos, de su lugar", refiere.

Sin pensar demasiado en el largo plazo, se contenta con los objetivos alcanzados de cada día. "Antes viajábamos mucho y la pesca era nuestra distracción. Hoy ya no podemos recorrer los kilómetros que hacíamos. Pero no me quedo pensando en eso, me enfoco en las que sí puedo concretar. Antes agarrábamos la camioneta y nos íbamos manejando hasta Ushuaia, hoy sería imposible, lo mismo que andar en plena cordillera de los andes sin señal de teléfono".

Perfeccionista y trabajadora

A lo largo de la charla, los recuerdos le muestran el camino transitado. Le agradece a Dios la fortaleza que le ha dado y la familia que le ha permitido construir. "Quizás lo que me hubiera gustado es haber podido disfrutar más a mis nietos, no pasé tanto tiempo con ellos y crecen muy rápido".

"Tendría que haber trabajado menos, y disfrutado un poco más, es lo único que a veces me reprocho", confiesa. Y agrega: "Es cierto que trabajando les dejás un buen ejemplo, pero hay que disfrutar más".

Cuando la entrevista casi termina, la tarea la convoca nuevamente. El día le propone, como cada vez, un nuevo desafío. Lo toma y aprende. "Soy una persona muy exigente y perfeccionista a la que le gusta que todo salga bien. No puedo con mi genio", sostiene sobre el final y se mira a sí misma en esa reflexión sabiendo que en la radio y en la vida ha sido alguien capaz de no transgredir sus convicciones y actuar desde ellas con honradez y constancia, atributos que, acompañados de trabajo, permiten obtener la mejor recompensa.


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