Martha Pomar, militante radical que a diario se reconstruye para "salir a pelearla"

Martha Nélida Pomar se define como una mujer autodidacta y dinámica, que encuentra en la reinvención cotidiana su filosofía de vida.

El Perfil de este domingo es una mujer reconocida sobre todo por su arista militante ya que desde hace más de 40 años es afiliada de la Unión Cívica Radical. 

Nacida el 12 de septiembre de 1963, Martha es hija de Nélida Viola, que se desempeñara como ama de casa, y Héctor Aníbal Pomar, quien trabajó en la firma "Eslabón", una de las empresas más importantes que tuvo la ciudad.

El barrio Centenario fue el lugar en que dio sus primeros pasos y transcurrió gran parte de su infancia. En inmediaciones de San Nicolás y Solis se emplazaba su vivienda. Las buenas vivencias en Centenario la hacen amar ese punto de la ciudad y aún allí vive su tía, Norma Pomar, a quien considera una madre. "Ella ha estado en los momentos más complicados de mi vida, ha sido mi hombro y mi contención", expresa.

Sobre sus primeros años recuerda "las calles de barro, los juegos, la fogata de San Juan en la esquina de Garay y Alvear, las tardes de carnaval donde nos tirábamos agua con baldes y mangueras, los cumpleaños que festejábamos con los chicos del barrio. Recuerdo que la celebración de mi cumpleaños era convocante porque era la única casa en la que había Crush, Bidú Cola ya que mi papá las traía de la empresa en que trabajaba; eran tiempos en que las gaseosas no abundaban y constituían una gran novedad". Destaca de esa época el sentimiento de familiaridad reinante, incluso entre vecinos: "No existían los tapiales sino las ligustrinas, los chicos nos pasábamos de casa en casa".

Su paso por el barrio sur de la ciudad le dejó un sinfín de amigos con quienes estableció contacto nuevamente durante la pandemia. "Armamos un grupo de WhatsApp a través del que nos conteníamos mutuamente y después hicimos un reencuentro. Había personas a las que no veía desde hacía más de 40 años", refiere y pondera que ese grupo está constituido "por gente maravillosa con quienes me divierto mucho".

La adolescencia

En pleno "Rodrigazo", recuerda Martha, "nos mudamos al barrio Desiderio de la Fuente, en Lorenzo Moreno y Catamarca, donde compartí muchos momentos lindos con amigos del barrio y de la escuela, con quienes transcurrí esas etapas inolvidables de la adolescencia en que me gustaba mucho ir a bailar a Fedra, Specktra; íbamos a 'El Descanso' en el Cruce de Caminos. Recuerdo con emoción las juntadas de mate en el Parque Municipal, los festejos por el Día de la Primavera". 

Escolaridad y trabajo

Sus inicios en la escolaridad tuvieron lugar en el jardín de infantes de la localidad de Acevedo y en otro ubicado en el barrio del mismo nombre. En la Escuela Primaria Nº 1 hizo primer y segundo año. De allí pasó a la Nº 77, que después fuera designada como Escuela Nº 53, que funcionaba en el actual edificio de Artes Visuales. Sexto y Séptimo año de la primaria y primero segundo de la secundaria los cursó en el Colegio del Huerto pero luego decidió abandonar los estudios por un tiempo para insertarse en la vida laboral. "Por rebelde, a los 14 años dejé el colegio; yo en realidad quería cambiarme a otro establecimiento pero no me dejaron, por eso decidí trabajar e ingresé en la empresa Eslabón, donde trabajaba mi padre", y agrega que su espíritu rebelde se sostiene en el tiempo: "Soy una persona a la que no le gusta que le marquen el camino a fuego, me gusta descubrirlo, soy una autodidacta, quiero hacer mi propio camino, aun a los golpes".

Después de unos meses de trabajar en "Eslabón", pasó por varias firmas y rubros: "La Estrella", "Iñíguez", "Giorgi", "Filus". Esa recorrida le permitió a Martha "conocer y aprender mucho de la sociedad pergaminense, de sus gustos, fue muy interesante".

La militancia

Desde hace más de 40 años Martha milita en las filas del radicalismo y afirma que militar fue y es "su cable a tierra, en buenos y en malos momentos". De sus primeros pasos en la militancia recuerda que aquel día de 1983, cuando tuvo que votar por primera vez: "A mis 20 años, empecé a estudiar las diferentes opciones electorales pero no desde las propuestas sino desde la raíz. Fue ahí cuando me enamoré del radicalismo, no fue por Alfonsín sino por las ideas que pregona el partido, que eran más del centro y no tanto de la izquierda o la derecha. Abrazo esa idea, lo voté a Alfonsín y empecé a establecer contactos para iniciar mi vida como militante de la UCR porque en ese tiempo había toda una gran movida de jóvenes que teníamos ganas de hacer".

Fue Jorge Young, a través de un entrañable amigo de Martha, Javier Masagué, quien le dio la oportunidad de ingresar al Estado municipal en su rol de profesora de Danzas Nativas, enseñanza que transmitía a los niños que asistían a los centros comunitarios, tarea que desarrolló con mucho amor.

Trabajando en el Municipio empezó a involucrarse en la vida política del partido, en tiempos en que Jorge Young era intendente. "Hoy veo que cuando los jóvenes militan quieren imponer sus ideas y nosotros todo lo contrario, escuchábamos a los mayores para poder opinar. De Jorge (Young) aprendí todo. Era un hombre parco y tosco pero un ejemplo trabajando", sostuvo Pomar.

Su vida familiar

Fue militando en el comité de calle San Martín casi Italia, que Martha conoció al padre de sus hijas, Miguel Digilio, también militante de la UCR. Por motivos laborales de él, juntos se trasladan a la ciudad de Rosario donde permanecieron por espacio de 12 años. Sus hijas nacieron allí: Paula en 1990, tiene actualmente 33 años, es licenciada en Ciencias de la Comunicación y está radicada en Buenos Aires, y Victoria tiene 30 años, es licenciada en Turismo y vive en Pergamino. "Esos dos seres son la razón por la que me levanto cada mañana y emprendo cada lucha en mi vida", expresa visiblemente emocionada.

Luego de 25 años de casada, Martha y Miguel se divorciaron pero no ha sido un quiebre sino una nueva etapa: "Hemos podido conformar una familia disfuncional y ensamblada que para mí funciona bien. La familia del papá de mis hijas ha sido durante muchos años mi familia también; Norma y 'Kelo' (Digilio) han sido mis papás; Fernando un hermano menor, rebelde como yo; su exesposa Verónica, que es mi amiga de la vida, y María Beatriz que es de esos seres incondicionales conmigo, ella siempre está".

Con relación a Miguel, su exesposo, señala: "Es como mi hermano, con el que hemos podido construir algo lindo a pesar de las dificultades".

Sumando a esta historia, Martha no quiso olvidar a una personita más, parte de esa familia ensamblada: Malena, que tiene tres años: "Es la hermana menor de mis hijas, y yo la disfruto como si fuera su tía abuela, jugamos mucho, nos adoramos".

A Martha se le ilumina la cara cuando habla de sus hermanos y sobrinos. "Nora es médica radicada en Córdoba y Walter, el más pequeño, a quien admiro mucho por lo que ha logrado hacer con su vida", cuenta y agrega: "Walter me dio dos sobrinos: Alvaro de 16 años, un joven de ojos curiosos y sonrisa maravillosa, y Catalina de 22 años, la dulzura andando pero guerrera si de defender sus convicciones se trata. Y tengo un sobrino más que no es de sangre, en realidad es el sobrino del papá de mis hijas, Martín Digilio, a quien crié desde bebe".

Vuelta a Pergamino

En el año 2000 la familia Pomar-Digilio retornó a Pergamino. "Volví a abrazar la militancia y lo primero que hice al llegar fue ir al comité que fue, es y será mi segundo hogar", señala la entrevistada al tiempo que afirma que fue muy dificultoso insertarse en la vida laboral aunque eso no detuvo sus ganas de hacer: "Siempre tuve trabajos temporales, he sido monotributista, me he defendido. Así como soy rebelde también me sé reinventar cada día. Siempre, con o sin ayuda, pude salir".

Fue en 2003, "producto de la militancia y de no pocas peleas internas", que los ciudadanos pergaminenses la premiaron con una concejalía. "Me enorgullece haber sido concejal desde 2003 hasta 2007, durante la intendencia de Gutiérrez, y tuve el honor de ser reconocida como la concejal con mayor labor legislativa, tuve muchas ordenanzas y resoluciones aprobadas", manifiesta Martha y aclara que haber sido legisladora fue "un trabajo que hice con mucha pasión". Allí desarrolló sus labores codo a codo con Sergio Bocanera.

Luego de culminar su labor en el cuerpo legislativo local, realizó trabajos ad honorem dentro de la UCR local y provincial.

La política y la UCR

Párrafo aparte merece en su vida la política. "La militancia política me hizo ser autodidacta y formarme en gestión pública y técnica y gestión legislativa, aprendí mucho y eso me abrió muchas puertas en la política porque puedo debatir desde otro lugar", sostiene y destaca que su mayor aspiración es poder brindarle algo a la comunidad desde la política: "La lucha que tengo hoy es reivindicar el rol de la política que es diálogo, consenso, construcción, trabajo, compromiso, la definición de política es tan amplia. Cada ciudadano de alguna u otra manera hace política".

La coherencia en las convicciones caracteriza a Martha ya que siempre abrazó las ideas bases del radicalismo: "Interpreto al radicalismo como un movimiento que no tiene que identificarse con las cuestiones coyunturales. Nació como la representación de las clases sociales, como un movimiento conformado por socialistas, anarquistas, gente de derecha y de izquierda. Más allá de eso, hay que tomar decisiones que van mutando dependiendo de los desafíos que imponga la actualidad. El radicalismo debe tener esa capacidad de transformación, debe estar y adaptarse a la coyuntura, ser la respuesta de la sociedad. La República y la democracia no se negocian. Libertad, igualdad y fraternidad son los principios del radicalismo", indica.

Haciendo un análisis de su partido de hoy, Pomar dijo que ve al radicalismo "en una diáspora, tratando de ordenarse, cosa que no será fácil y preocupa porque se están perdiendo las bases y la militancia es prácticamente rentada y no responde a conductas ni a convicciones. Sueño con ver un movimiento plural, generando consensos y alianzas, que sea conducido por el radicalismo. Solo así Argentina caminará por el centro y no tendrá movimientos tan pendulares".

Consejera escolar

Hasta diciembre pasado Martha se desempeñó como consejera escolar, lo que califica como "una experiencia increíble" más allá de no provenir de la docencia. "Considero que los consejeros escolares no deben ser docentes porque la concepción de creación del Consejo Escolar es la comunidad organizada controlando al sistema educativo. En esa pelea estoy hoy, desde otro lugar, con equipos que el Comité tiene en la Provincia", argumentó.

Por estos días

Por estos días la pergaminense se encuentra abocada a la realización de tareas particulares, esperando la jubilación, evaluando encarar algún microemprendimiento y militando siempre, ya que fue esa actividad la que le ha dado "los amigos más entrañables y también muchos enemigos".

"Carpe diem"

Mirando hacia el futuro, Martha hace suyas las palabras de Florentina Gómez Miranda: "Digo lo que pienso y hago lo que digo", por eso sostiene que no puede proyectar a futuro: "Carpe diem, vivo el día a día. Entiendo que la vida tan dinámica no me permite proyectar y encuentro desafíos en cada día, por eso a diario me reconstruyo y salgo a pelearla". Esta filosofía de vida fue la que le transmitió a sus hijas: "Siempre les digo a mis hijas que las eduqué para que puedan sentarse a comer en el salón y en el tablón con todo lo que eso significa. Ojala estén orgullosas de esa enseñanza".