Perfiles pergaminenses

Javier Ferretti: el valor de la pasión como motor para impulsar el cumplimiento de los sueños


Javier Ferretti trazó su Perfil en un clido dilogo mantenido con LA OPINION

Crédito: LA OPINION

Javier Ferretti trazó su Perfil en un cálido diálogo mantenido con LA OPINION.

Emprendedor por naturaleza, formó su empresa poco antes de recibirse de ingeniero mecánico y supo reinventarse. Se define como un soñador y descubrió en el teatro una vocación de la que disfruta. Fue presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios y forjó un perfil dirigente desde su deseo de retribuir a la sociedad mucho de lo que recibió.

Javier Telmo Ferretti tiene 57 años y es conocido por su trayectoria no sólo como empresario sino por su compromiso con la vida de la comunidad. Durante dos períodos fue presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios y actualmente preside el Grupo de Actores Especiales (GAE). Nació en Pergamino y creció en Estrada y Lagos, en un núcleo familiar constituido por sus padres Néstor "Bocha" Ferretti y Gricelda Ramunno, su hermana Sonia- mamá de Fausto y Camila- y sus abuelos, Pedro Ferretti y Rosa Pagotto. "Mi papá fue dueño de Ropaco y mi mamá de 'La Bianquería', ambos trabajaron mucho".

Por cercanía, y por lo que esa institución representó para su familia, el Club Argentino fue su segunda casa. "Ibamos no solo para aprender a jugar al básquet. Nuestra generación creció en los clubes, allí forjé muchas amistades que aún conservo".

Fue a la Escuela N° 22 y al Colegio Industrial. Egresó con el título de técnico mecánico y estando en el secundario ya trabajaba en la empresa de su padre haciendo matricería. "Era como una escuela para mí que siempre me gustaron los fierros. También hice dibujo técnico en la empresa", comenta.

Siguiendo su vocación, estudió Ingeniería Mecánica en la Universidad Nacional de Rosario y cuando egresó, a sus 25 años, regresó a Pergamino. "Me esforcé mucho para recibirme y la vida en Rosario también me permitió, entre otras cosas, volver al básquet en el Club Newell's Old Boys", agrega.

La vida familiar

Conoció a Carina Mujica, su esposa, cuando eran niños. "Fuimos novios cuando yo tenía 9 años y ella 8. Ella era hija de un socio de mi papá. Nos reencontramos cuando yo tenía 19 y ella 18. Yo estaba estudiando y ella vivía en Pergamino, decidimos casarnos cuando me faltaban dos años para recibirme y hasta que obtuve mi título vivía en Rosario de lunes a viernes y venía a Pergamino los fines de semana". 

Hace 34 años que están juntos y han construido una familia de la que se siente verdaderamente orgulloso. "Tenemos tres hijos: Lucrecia (29) que estudia ingeniera Química y está en pareja con Matías Calvaressi; Renzo (27), estudiante de ingeniería industrial; y Victorio (25), que está a un paso de recibirse de médico y está de novio con Virginia Petenatti".

Entiende que el amor y el respeto por los intereses de cada uno han sido las claves para conformar ese universo que resulta el pilar que sostiene todo lo demás. "Criamos a nuestros hijos para que hicieran un uso responsable de la libertad", menciona y se emociona al hablar de ellos. "Son lo mejor que tengo en la vida, juego mucho con ellos".

El ejercicio profesional

Emprendedor por naturaleza, ya antes de terminar la facultad comenzó a gestar su propia empresa. "Al principio fue 'Javier Ferretti' y más tarde 'Javier Ferretti Ingeniería S.A.', siempre en el rubro metalúrgico", refiere y describe que en la actualidad la firma se dedica al desarrollo de máquinas especiales a pedido para semilleros experimentales.

"Hace 32 años que ejerzo mi profesión y lo hago con la misma pasión del primer día", destaca y sostiene que tanto en la vida laboral como en lo personal el ejercicio de la constancia, la dedicación, la paciencia y la capacidad de recrearse han resultado fundamentales. "Yo empecé haciendo otro tipo de productos, me fundí en el año 2001 y me reinventé", resalta valorando ese atributo que en parte define su personalidad. "Es mi forma de ser, pensar que siempre hay otras posibilidades y que se pueden emprender cosas nuevas si se asumen los desafíos con pasión".

Desde el año 2010, y en paralelo con su actividad empresarial, trabaja en la Asesoría Pericial del Departamento Judicial de Pergamino, una tarea que le permite ejercer su profesión desde otra vertiente. "Soy perito en accidentes oficial del Juzgado. Es un rol para el que se requiere ser ingeniero y supone un trabajo investigativo de enorme responsabilidad".

Un dirigente

De la mano de su labor profesional y de su vocación por participar de la vida de la comunidad fue forjando un perfil dirigente que honró con su impronta. Durante dos períodos fue presidente de la Cámara de Comercio e Industria y Servicios de Pergamino, un cargo que desarrolló con compromiso y a través del cual impulsó acciones valiosas.

"Siempre tuve la idea de que yo soy profesional porque me esmeré y porque tuve un círculo que me apoyó. Pero también porque hubo un Estado que me dio la posibilidad de estudiar en instituciones públicas y una sociedad que con sus impuestos sostuvo esa educación que recibí. Desde esa certeza entendí que tenía que retribuir a la sociedad esas oportunidades", señala, en una apreciación que define el lugar desde el cual tomó la decisión de intervenir en cuestiones asociadas a lo público. "Participé en comisiones del jardín de mis hijos, del club Gimnasia al que fueron. También hice mi aporte como columnista en un programa periodístico que se llamaba 'Pymes hoy', siempre me gustó participar y así fue que llegué a la Cámara de Comercio, y me integré desde distintos lugares a la comisión directiva de la entidad. En un momento, el conjunto consideró que podía presidir la institución y tuve el honor de hacerlo durante dos períodos desde 2010 hasta 2014".

Durante su gestión se lograron cosas importantes, entre ellos el traslado de la entidad al edificio actual, la incorporación de servicios como el alquiler de cajas de seguridad, y la apertura a la comunidad mediante eventos como Arte Noche. Las menciona y destaca que, aunque él tuvo la responsabilidad de liderar esos procesos, lo que se consiguió fue la resultante de "una tarea de equipo".

"La comisión que yo presidía estaba integrada por Eddo Pascot como secretario; Raúl Mazza como tesorero; dos personas que tenían mucha experiencia. La vicepresidencia estaba a cargo de Javier Genoud que conformó la rama joven y el grupo se completaba con personas muy valiosas. Siempre me sentí muy respaldado".

"Logramos un posicionamiento social importante, formamos parte activa del Plan Estratégico de Pergamino y fuimos administradores de varias cuadras de la Peatonal. Fueron épocas de intensa participación", agrega.

Por su perfil y capacidad de trabajo en varias oportunidades fue convocado para incorporarse a la actividad política, pero reconoce que nunca aceptó ninguno de esos ofrecimientos: "No me veo dentro de la política, como dirigente mi contribución a la sociedad es desde otro lugar".

En la actualidad preside el Grupo de Actores Especiales (GAE), una asociación sin fines de lucro, con la que se vinculó a través de otra de sus pasiones: el teatro.

Una experiencia de aprendizaje

Cuenta que cuando finalizó su mandato en la Cámara de Comercio, impulsado por Luis Furlano incursionó en el teatro. "Hace nueve años que actúo y he participado en muchas obras, además de tomar clases en Florentino, Habemus, el GAE y de aprender con cuanto profesor tengo la posibilidad de hacerlo. Descubrí algo que me gusta mucho y lo hago con pasión".

"Fui extra en 'La noche más fría', con Juan Palomino y he sido parte de cinco cortometrajes", señala y cuenta que tuvo la posibilidad de aprender con Marta Lere, "Neme Carenzo", Malena Solda y Emilia Mazer. Refiere que ha hecho mucha comedia y que "El sueño inmóvil", que fue su primer drama. "No hay algo que me guste más que la posibilidad de aprender y el teatro enseña mucho", expresa, agradecido por la oportunidad de poder compartir esa actividad con personas de todas las edades.

"Cada ámbito de mi vida me ha servido siempre para aprender. En mi tarea en la Asesoría Pericial aprendí orden y disciplina. La Cámara me ayudó a desarrollar el liderazgo y a tomar decisiones en equipo. Y el teatro me dio vida, es algo muy liberador. Y si bien yo he tenido una hermosa vida, he visto cómo el teatro transforma a personas que han tenido historias más difíciles que atravesar y uno aprende de ellas si está receptivo", reflexiona y agradece la posibilidad que tiene de poder compartir el amor por el teatro con su mamá. "Ella, a los 79 años se animó a ir a teatro y desde hace varios años es algo que compartimos". Cuando lo menciona el diálogo vuelve inevitablemente a la raíz y a lo esencial de las cosas.

Un hombre agradecido 

Javier agradece el haber crecido en una familia donde siempre se respetó la libertad. "Yo crecí en un matriarcado, mis abuelas eran muy fuertes. Mi vieja salió a trabajar cuando yo tenía 8 años y mi papá la esperaba con la cena lista porque él terminaba más temprano en la fábrica. Por suerte no viví el patriarcado y me nutrí de ese modo de concebir la vida que fue el que intenté transmitir a mis hijos".

Los valores del trabajo, la honradez, la lealtad están en la constitución de su biografía personal. Y es de las personas que piensa que no hay que hablar del pasado con nostalgia. "He tenido una hermosa vida de niño y de adolescente, pero no añoro ese tiempo porque tengo mucho por vivir".

"Honro mis raíces, pero pienso en el futuro. Y vuelvo a ser un niño cada vez que puedo. No hay un día en que no me ría con ganas. No soy descendiente de una inmigración sufriente. Crecí en una familia alegre, luchadora y con ideales, con discusiones, pero respetuosa", recalca y se siente agradecido a esos orígenes que han dado sustrato a su identidad.

Conectado con sus emociones, se define como un ser sociable al que le gusta pasar tiempo con amigos: "Me reúno con amigos de la peña, compañeros de primaria y secundaria, amigos del básquet, compañeros de teatro y disfruto mucho de las reuniones familiares con mis primos".

"Soy un hombre de fe, pero de fe propia, que creo y me ilusiono con la idea de que hay algo más allá. Pero no pierdo de vista que hay que dejar todo acá. Soy un soñador y seguramente moriré con muchos sueños por cumplir, pero feliz de haberle puesto esa cuota de obstinación para saber qué me apasiona y por esa pasión, dejarlo todo", afirma. Y sobre el final, agrega: "Siento que no puedo pedirle a la vida mucho más. Solo espero nunca tener que velar a un hijo", confiesa. 

Por lo demás, aspira a que la vejez lo encuentre con autonomía, haciendo cosas sin molestar a nadie, aprendiendo, nutriéndose del amor de los suyos, y acompañado por la risa de los hijos, y algún día quizás de los nietos, señalándole el camino, cuando sea el momento de desandar sus pasos, en esta ciudad que define como su lugar en el mundo.


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