La propiedad ubicada en Boulevard Peralta Ramos y Olavarría resiste entre tanta altura y procesos de demolición que dominaron los últimos tiempos y acabaron con verdaderas joyas de la arquitectura.
Recién a mediados de los 90 cambió de manos. Desde entonces y durante unos pocos años fue sede del Museo Guillermo Vilas, con exposición de trofeos, fotografías, raquetas y demás elementos que reconstruían la historia del mejor tenista argentino. Luego mutó a espacio gastronómico, La Llorona, que combinó la cafetería con un local nocturno. La pandemia lo puso en pausa, condenó a la quiebra a esa firma comercial y el abandono del lugar fue oportunidad para una usurpación, que significó graves daños sobre la estructura interior e importantes pérdidas en término de piezas originales de sus instalaciones.
Logrado el desalojo de intrusos, los dueños jugaron su carta: se decidieron a restaurarlo, con un importante avance a la fecha, y empiezan a convertirlo en un producto inédito para Mar del Plata. Con su diseño original y estilo ampliado ahora a todas sus dependencias, el inmueble albergará 28 departamentos para alquiler y en planta baja un amplio local comercial con generosa terraza, todo con plena vista al mar.
Este chalet está en el listado de inmuebles protegidos por la comuna de General Pueyredon. Eso no solo implica límites para darle otros destinos sino también un alto costo en términos de tasas municipales. Varias unidades de este estilo, por vía de excepción, han logrado sobrevivir como mínimo complemento de desarrollos inmobiliarios importantes dentro del mismo terreno o linderos.
Aquí el proyecto que se plasma está centrado en la vivienda original, restaurada según sus planos originales. Y tiene como única ampliación una superficie cubierta que ocupará una terraza o patio interno, en el sector donde en origen se encontraban las dependencias del personal de servicio que acompañaba a la familia propietaria, que se instalaba allí de diciembre a marzo.
Estilo pintoresquista
La casa, de estilo pintoresquista, es obra de los arquitectos Lous Faure-Dujarric y Alfonso Sprandi. "Se está restaurando lo más original que se pueda, ese fue el pedido de los dueños", contó el arquitecto Maximiliano Calvo, que junto a su colega Alejandro Gallo, también especialista en preservación patrimonial, dirigen este proyecto que ya está avanzado en un 75%.
Aspiran a que esos departamentos salgan al mercado como un producto innovador, con alquileres anuales. Serán unidades de 35 a 90 metros cuadrados cada una. Y que esa planta baja de pisos brillosos y amplias galerías se conviertan también en espacio de muestras de arte.
El local comercial ya tuvo a su primer interesado. Hubo un primer acuerdo con la cadena Hard Rock Café, aún sujeto a algunas condiciones por resolver. Si no se da ese plan, esperan por alguna otra firma del rubro gastronómico, que permita disfrutar el lugar y su vista panorámica desde el desayuno a la cena.
Las obras tendrán continuidad durante este verano y se estima que podrían estar concluidas en los primeros meses de este año.
Fuente: La Nación.