El jueves un joven de 30 años sufrió una agresión en la vía pública cuando circulaba en bicicleta por avenida Jaureche perpetrada por un matón que ya lo viene hostigando desde hace tiempo.
Se trata de un sujeto a quien conoce por haber sufrido incidentes anteriores a partir de compartir cercanías de residencias recientemente.
Ambos vivían en viviendas enfrentadas en el barrio Virgen de Itatí, hace unos meses atrás.
La víctima acudió a un prestamista para poder adquirir un teléfono celular a través de un sistema de cuotas y anticipo que cumplió debidamente con el acreedor.
El victimario se ofreció de garante en esa negociación y tras finalizar de saldar el compromiso inició acciones extorsivas.
Este sujeto pretendía que le pagara dos cuotas más a él por haber sido el garante para poder adquirir el crédito.
Así fue como inició un hostigamiento y una persecución que hasta decidió al joven a mudarse de barrio.
Se trata de un muchacho de 30 años que es un laburante y cumple diariamente con sus compromisos laborales y no busca problemas con nadie.
Pero su agresor no está dispuesto a dejarlo en paz y lo busca en su lugar de trabajo, lo intercepta en su camino previo o posterior entre la residencia y la sede laboral o cuando se lo cruza en la vía pública no ahorra violencia para intimidarlo y despojarlo de las pertenencias.
El atacante suele empuñar elementos contundentes para magnificar sus intimidaciones.
Este jueves denunció el último episodio ocurrido horas antes cuando regresaba del trabajo por avenida Jauretche y a pocos metros de llegar a la esquina de Magallanes es sorprendido por el matón, quien le efectúa un golpe de puño haciéndolo caer al piso, para luego pisar su tobillo. Por tal motivo la víctima comienza a correr dejando la bicicleta en el lugar, ya que poseía problemas de vieja data con el agresor. El temor al victimario lo aterrorizó. Así lo expresó en la exposición en sede policial.
En declaraciones con Diario LA OPINION, el joven relató el último episodio: "todo empezó así. Yo vivía en Barrio Itatí y yo saqué un celular, viste, a un prestamista y este tipo, uno de ellos, vivía enfrente de donde yo alquilaba, en Barrio Itatí. Y se ofreció él de garante, de metido nomás, porque yo iba a comprar el celular igual. Fui idiota y le dije que sí. Y terminé de pagar el celular, eran seis cuotas de 30.000 pesos, más la entrega que yo di al principio. Y terminé de pagar el celular y yo me había mudado, me mudé de esa casa, porque era un barrio peligroso. Y un tiempo después me empezó a llamar y mandarme un mensaje diciéndome que yo le tenía que pagar a él una o dos cuotas más. Y yo le dije que no, porque yo tengo todos los comprobantes que yo terminé de pagar el celular, como acordamos con el vendedor, no con él. Él no tiene nada que ver", reiteró la víctima.
"Era una garantía nomás que se ofreció a él. Y ahí empezó el problema, un problema que él me agarró bronca. Y entonces me prometió, cada vez que me veía en la calle, me iba a hacer esto, e incluso vino a mi trabajo una vez y me dijo que me iba a esperar en la salida o cuando me encuentre por ahí me iba a tirar. Eso es el problema. Yo con él no tengo nada. Y no soy una persona que anda agrediendo a nadie, porque yo fácilmente me puedo defender, pero no es así, por eso existe la ley. Pero para él sí que la ley no cumple muy bien su trabajo", expresó el joven todavía conmovido por lo sufrido.
El trabajador mostró todo su malestar por lo que considera una situación injusta. "Es indignante, el daño que me hizo. Ahora tengo que reponer el teléfono celular que se rompió en el episodio y mis anteojos caros que lo tengo que volver a hacer. Tengo un problema en la vista que necesito anteojos recetados. Después nadie se hace caro y quedan libres en la calle todavía", concluyó en referencia al agresor.