La banda de sicarios de "Los Monos" irá a juicio en dos tandas ya que los involucrados eligieron modalidades diferentes para ser valoradas sus responsabilidades penales en el homicidio de Mauricio Cordara, el chofer de Pablo Ansaloni, ocurrido en Colón.
La sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal será el espacio donde se desarrollen ambos debates.
La causa por el homicidio de Mauricio Cordara, el chofer del ex diputado y sindicalista de Uatre, Pablo Ansaloni, se debatirá en dos instancias porque algunos de los involucrados pidieron ser juzgados por doce ciudadanos de la comunidad y el resto ocuparán el banquillo de los acusados en un debate oral con una terna de jueces técnicos en el Tribunal Oral Criminal.
Fernando Sebastián Burgos (35); Ángel Emiliano Ochoa (27) y Julián Nicolás Marcelo Gómez (33) expresaron su voluntad de ser juzgados por doce ciudadanos. En tanto, el principal imputado, Agustín Alfredo "Calamar" Almirón (23), Iván Luis Alonso (21), Blas Ángel Jonatan "Negro" Sosa (32) y Ramón Salvador Vallejos (60) enfrentarán un debate con tres jueces técnicos.
El juez titular del fuero Criminal del Departamento Judicial Pergamino, Guillermo Burrone, presidirá las cinco jornadas de audiencias del juicio por jurado.
La terna de jueces técnicos estará integrada por Carlos Ariel Picco; Alejandro Salguero y Leonardo Villanueva.
A partir de las voluntades de los imputados para elegir la modalidad de juzgamiento el expediente pasó a la Secretaría de la Cámara de Apelaciones en lo Penal para que fijen una fecha; de acuerdo a las disponibilidades de la sala y de los magistrados intervinientes.
El año que viene podrían desarrollarse ambos juicios; de acuerdo a trascendidos de los Tribunales de nuestra ciudad.
Asesinato por encargue
El caso de Mauricio Cordara se trata de un asesinato por encargue mal ejecutado por sicarios rosarinos en la ciudad de Colón y de gran repercusión nacional que irá a dos juicios distintos con siete imputados que tienen diferentes responsabilidades penales.
El episodio de sangre ocurrió el viernes 18 de noviembre a las 17:00 horas en 20 entre 43 y 44 de la ciudad de Colón.
Cordara era el secretario del ex diputado nacional Pablo Ansaloni, quien lideraba Uatre, y en la época del crimen estaba en el medio de la campaña electoral para renovar las autoridades de la conducción de todo el país.
La víctima en esa tarde conducía el auto de Ansaloni y había trasladado a la esposa y a los hijos desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hasta Colón.
Los sicarios habrían creído que era Ansaloni y lo mataron cuando estaba ayudando a bajar bolsos del baúl automóvil frente al domicilio familiar del líder sindical colonense.
Los siete implicados procesados por la Fiscalía de Colón son hampones rosarinos.
Según trascendidos de la brigada de inteligencia policial de Rosario: serían integrantes de una banda narco denominada "Los Romeros" que respondería a la organización criminal rosarina "Los Monos".
Agustín Alfredo "Calamar" Almirón (23); Julián Nicolás Marcelo Gómez (33) e Iván Luis Alonso (21) son los tres acusados de perpetrar el homicidio.
De estos tres involucrados serán dos los que sean juzgados por la terna de jueces técnicos, Almirón y Alonso y por los ciudadanos será Gómez.
Para la fiscal Magdalena Brandt son el trío de sicarios que se trasladaron desde Rosario a Colón a matar al ex diputado nacional Pablo Ansaloni en el contexto de las elecciones por la renovación del sindicato Uatre que en esa época estaban muy próximas.
Por ese motivo en las actuaciones judiciales llegan acusados con la coautoría de los delitos de: "Homicidio agravado por concurso premeditado de dos o más personas".
Los demás implicados tienen una participación secundaria en esa misma calificación penal y son: Fernando Sebastián Burgos (35); Ángel Emiliano Ochoa (27) y Blas Ángel Jonatan "Negro" Sosa (32).
Al debate del jurado popular irán Burgos y Ochoa y al juicio técnico, sólo Sosa.
El séptimo implicado en el caso y quien ya logró resolver su situación procesal con un juicio abreviado, por no estar implicado en la planificación ni la ejecución del crimen, es: Ramón Salvador Vallejos (60). A Vallejos lo procesaron, en su momento, porque un retén policial lo interceptó al mando del automóvil Fiat Palio rojo con el que viajaron casi 150 kilómetros para venir desde Rosario a Colón a matar, presuntamente a Ansaloni y terminaron dando muerte a Cordara.
Vallejos será el cuarto acusado del juicio de la terna de jueces del TOC a cargo de Picco, Salguero y Villanueva.
Acusación fiscal
La Fiscalía de Colón logró esclarecer e individualizar a los hampones involucrados materialmente en el crimen ocurrido en Colón.
El homicidio fue encargado por personas que pagaron a los sicarios para cometerlo, pero no se logró individualizar y acreditar la autoría intelectual.
Las máximas sospechas quedaron en torno a la interna sindical de Uatre, cuyas elecciones de renovación de la conducción estaban por desarrollarse.
Pablo Ansaloni era uno de los candidatos a secretario general de la organización sindical de los trabajadores rurales y quienes habrían contratado a los hampones se presume que podrían ser de la oposición; sin llegar a determinarse esa pista.
Para la fiscal Brandt los tres sujetos que iban el auto de los homicidas serían los convictos rosarinos "Calamar" Almirón; Alonso y Gómez.
El viernes 18 de noviembre de 2022, Iván Luis Alonso, junto a Agustín Alfredo Almirón, de acuerdo a lo convenido con Julián Nicolás Marcelo Gómez se trasladaron desde Rosario hacia Colón en un automóvil Fiat Palio dominio colocado AB938CH con vidrios polarizados.
Arribaron a la vecina ciudad en horas de la tarde y aproximadamente a las 17:10 horas: Almirón, quien iba dentro del Fiat Palio, que conducía Alonso, circulaban por calle 20 desde 44 hacia 43, se bajó del vehículo y sin mediar palabra disparó con un arma de fuego, a pocos centímetros de distancia, nueve veces contra Mauricio Oscar Cordara, quien en ese momento se encontraba sacando bolsos del baúl del vehículo Volkswagen Vento dominio AE436ED, que había estacionado en la puerta de la vivienda de Pablo Ansaloni. Tras ejecutarlo: Almirón se dio a la fuga abordando el Fiat Palio y dirigiéndose a la ciudad de Rosario. En tanto, Cordara falleció como consecuencias de los impactos de bala.
Los otros tres implicados son: Sosa, Ochoa y Burgos. Les imputan una participación secundaria.
De acuerdo a la acusación fiscal: el crimen requería un vehículo para trasladar a los sicarios los casi 150 kilómetros, desde Rosario hasta Colón y volver una vez cometido el asesinato.
Fernando Burgos fue el encargado de adquirir un automóvil para cometer el ilícito. Así fue como Burgos contactó a Ángel Ochoa; quien les dio el Fiat Palio rojo; sustraído en la localidad de La Tablada, en el conurbano bonaerense. Blas Ángel Jonatan "Negro" Sosa (32) participó con Burgos de la colocación de la patente de un Fiat Palio blanco que fue robado en Monte Grande, meses antes del crimen. El jueves 17 de noviembre, un día antes del homicidio, el Palio colorado quedó en poder de la banda criminal; de acuerdo a las actuaciones.
Dato clave
Un adulto mayor rosarino fue quien logró acelerar la individualización del principal sospechoso, al brindar su identidad y el número de teléfono que utilizaba.
En los días posteriores al asesinato del empleado de Ansaloni el automóvil Fiat Palio rojo quedó en poder de Ramón Salvador Vallejos (60) y lo retuvieron durante un control vehicular en la vía pública de Rosario. El lunes 28 de noviembre de 2022, diez posteriores al crimen, lo interceptaron en un retén de tránsito en la esquina rosarina de las avenidas Pellegrini y Provincias Unidas.
Tal como surge de las evidencias acumuladas por la Fiscalía de Colón, Vallejos estaba en conocimiento que ese automóvil fue utilizado para cometer el crimen de Cordara. Vallejos les dijo a los Policías del retén: "el auto me lo prestó "Calamar", los papeles están en la guantera junto a la tarjeta verde".
Testigos
La testigo Noemí Mabel Roulet vio pasar un automóvil Fiat rojo con vidrios polarizados con varios sujetos que arengaban "¡Vamos! ¡Vamos!" e instantes después escuchó varias detonaciones y luego un gran despliegue policial en la zona.
María Laura Gómez desde el interior de su morada, ubicada en la misma cuadra del crimen, escuchó estruendos fuertes y gritos de personas. Se asomó por la ventana a la calle y yacía la víctima rodeado de vecinos intentando auxiliarlo.
Las cámaras del líder sindical, Ansaloni, registraron la secuencia del ataque para reconstruir el episodio con elocuencia. Los videos en forma nítida mostraron el momento en que se acercó el auto Fiat Palio rojo, mientras Cordara se encontraba de espalda bajando elementos del baúl del vehículo del gremialista. El homicida le disparó por la espalda a una distancia menor a un metro. Luego de balearlo letalmente corrió unos metros hacia el automóvil de la banda criminal y emprendieron el regreso a Rosario.
Los informes de cámaras de seguridad urbanas y particulares de Colón, más los reportes de video vigilancia de peajes determinaron el recorrido previo y posterior al crimen circulando desde Rosario a Colón. Salieron desde la ciudad santafesina por la ruta 14 hasta Bigand, donde se desviaron por la ruta 178 al sur con destino al cruce con la ruta 50 y de ahí hacia el distrito bonaerense de nuestra región donde tenían planificado el asesinato.
El hijo y la esposa de Pablo Ansaloni fueron testigos directos de lo ocurrido porque vieron como mataron a sangre fría al empleado del sindicalista. Describieron que vieron como se acercó hacia ellos alguien corriendo cuando llegaron en el automóvil. Contabilizaron tres o cuatro tiros por la espalda y uno en la cara de Corlara al girar su cabeza. Luego el sicario disparó contra la carrocería del vehículo de Ansaloni y se fue corriendo por calle 20 hacia 43 y luego hacia 19, del Centro colonense.
La fiscal Magdalena Brandt y el instructor judicial Gabriel Briñón desarrollaron un complejo trabajo de individualización de líneas de teléfono que fueron utilizando los hampones involucrados para ubicarlos en la escena del crimen con los impactos de las antenas de telefonía celular en Colón al momento del sangriento episodio.
La Fiscalía de Colón logró secuestrar varios aparatos telefónicos que al analizarlos encontraron pruebas para incriminarlos por los entrecruzamientos de llamadas y los contenidos de los mensajes.
La instrucción judicial fue encabezada por la fiscal Magdalena Brandt, pero en este momento se encuentra de licencia previa para acogerse a la jubilación; tras más de treinta años de trayectoria judicial.
Por ese motivo, la causa está en manos del fiscal Ignacio Uthurry, como subrogante.
Seguramente serían Uthurry y el instructor judicial Gabriel Briñón quienes encabecen la imputación penal a los seis acusados en el juicio.
Nuevas pericias
El último viernes la Fiscalía de Colón recibió los resultados de una pericia requeridas durante la instrucción judicial que acredita aún más la participación de "Calamar" Almirón en el episodio.
"Calamar" es quien fue individualizado como autor de los disparos homicidas y la remera utilizada en el crimen fue secuestrada en la casa de su consorte de causa, Alonso.
La Fiscalía debe agregar en el expediente del Tribunal Criminal esta nueva prueba que brinda mayor contundencia a la acusación.
Este elemento probatorio se trata de un informe del laboratorio de Junín, perteneciente a la Procuración provincial sobre una remera secuestrada durante varios allanamientos. Para la Fiscalía se trata de la indumentaria que llevaba el tirador registrado por las cámaras de seguridad. De las escuchas telefónicas surgió que la habían secuestrado durante un operativo policial y entre los hampones hubo reproches porque no la habían descartado. Se secuestró en el domicilio de Iván Alonso. Los resultados del laboratorio determinaron que la prenda tiene ADN de "Calamar" Almirón.
Los integrantes de la Fiscalía lograron consolidar, con este resultado pericial, un cúmulo de evidencias para acreditar la participación de Almirón y Alonso en el crimen del sindicalista.
Policía de Rosario
La Agencia de Investigación Criminal de Rosario brindó una gran colaboración a la Justicia bonaerense para que la fiscal Brandt y el instructor judicial Gabriel Briñón lograran individualizar a los hampones, localizar sus domicilios de residencias, allanar sus escondites, detenerlos y secuestrar evidencia de interés para el avance de la instrucción judicial por el crimen de gran trascendencia nacional.
La investigación que hizo la fiscal bonaerense Magdalena Brandt determinó que Almirón, el sicario que viajó desde Rosario para llevar adelante el crimen, junto a otros secuaces, se equivocó de víctima. Le habían pagado para ejecutar a Ansaloni, que ese día no viajó desde Buenos Aires a Colón, porque se encontraba en Misiones de campaña electoral por la conducción del gremio.
En esa investigación los agentes de la AIC de Rosario ubicaron el auto que se usó en el asesinato, un Fiat Palio, y detuvieron a varios integrantes del clan narco Los Romero.
El tirador sería Agustín Alfredo "Calamar" Almirón, quien estaría sindicado como el que mató a sangre fría a Cordara.
"Calamar" es el hijo de Germán Almirón, un expolicía que fue condenado en 2017 por facilitar la fuga del sicario de la banda de Los Monos, Juan Domingo Ramírez, quien se fue caminando de la jefatura de la Policía en 2014. La pareja del narco declaró que le tuvo que entregar un Citroën C3 a Almirón en concepto de pago de soborno para que dejara que se fugara Ramírez. Almirón se desempeñaba en la División Judiciales de la Policía, que actuaba como brazo ejecutor del juez Juan Carlos Vienna en el marco de la primera causa contra Los Monos.
Almirón quedó enredado en ese tiempo en otra trama que nunca se terminó de dilucidar ni terminó con condena. En una escucha telefónica que había ordenado el juez Carlos Vera Barros en el marco de una causa por narcotráfico aparecía la voz de este expolicía hablando con un preso que había sido testigo protegido en la causa de Los Monos. En la conversación que Almirón mantuvo con Aarón Treves se referían a un supuesto plan para matar al juez Vienna, al que prometían convertirlo en "salchicha".
El hijo de Germán Almirón, que sería un conocido sicario, al que apodan "Calamar", además de estar señalado como ejecutor del homicidio en Colón, también lo involucran en el crimen del policía César Carmona. En ese episodio ocurrido en Rosario la clave para identificar a este joven fue una huella dactilar que se encontró en una de las puertas del Citroën C3 que usaron los sicarios para matar al agente frente a la sede de la AIC días después de lo ocurrido en Colón. Ese auto fue abandonado por los autores del asesinato a cinco cuadras de donde se produjo el hecho. En ese lugar cambiaron de vehículo, y se subieron a un Gol Trend color gris que luego fue secuestrado en diversos allanamientos.