Carlos Sergio Schulze es profesor de Educación Física jubilado y cobrador de LT 35 Radio Mon. Disciplinado, metódico y atento, acepta la entrevista para trazar su Perfil Pergaminense con la humildad de aquellos que tienen historias de vida sencillas que, sin embargo, han marcado una huella. Pertenece a una generación de docentes con profunda vocación y visible compromiso. Su vida estuvo siempre ligada al deporte. Creció admirando a destacados referentes en los cuales se reflejó para construir su propia identidad profesional.
Nació el 12 de marzo de 1961. Tiene 62 años y está jubilado hace 10. Vivió su infancia en calle Rivadavia 318, en una casa de alto con ventanales cuyo enrejado servía las veces de aro o de arco para jugar a la pelota. Hijo de Carlos Francisco, un trabajador de la Cooperativa Eléctrica ya fallecido; y Esther Noemí Di Costa, también fallecida, nacida en El Socorro, que había estudiado corte y confección, y ejerció su oficio desde su hogar. Tiene una hermana, Sonia (58), casada con Norberto Dariozzi (61); y dos sobrinos, Giuliana (28) y Francisco (25).
Casado con Sandra Gornati, docente jubilada, tiene un hijo Agustín (22) estudiante del Profesorado de Educación Física y jugador de vóley del Club Gimnasia y Esgrima.
Fue al jardín de infantes en un establecimiento que funcionaba en calle Florida. Hizo la primaria en la Escuela N° 22: "Ingresé en 1967 y guardo excelentes recuerdos de mis maestras", refiere y las menciona con infinita gratitud. "Eran espejos con una escala de valores que te formaban en el ejercicio de la responsabilidad".
Fue a la Escuela Nacional de Comercio, donde egresó con el título de Perito Mercantil. "Tuve una adolescencia sana, sin grandes responsabilidades, uno se abocaba a estudiar y a disfrutar de la salida con amigos", menciona y señala lugares emblemáticos que eran escenarios de aquella juventud: Fedra, algunos boliches bailables de la zona; bares como Corcho's, Bon Café, el Bar La Plaza, el Bar Enrique; los bailes que se hacían en el Club Argentino o Centenario. Y las tertulias en el Centro de Empleados de Comercio".
Al egresar del secundario comenzó a trabajar como empleado administrativo en la empresa Raies, a la espera del sorteo del Servicio Militar. "En enero de 1979, cuando me sortearon, me tocó número bajo, así que seguí trabajando un año más y en 1981 ingresé al Profesorado de Educación Física que hice en el Instituto Nuestra Señora de Lincoln", comenta.
Su vocación
Tomó el camino de la educación física siguiendo una tradición familiar de cercanía a las actividades deportivas. "Mi abuelo fue referí de fútbol; mi papá, jugador de bochas, de básquet y jurado de boxeo. Mi primo Pedro fue jugador y entrenador de básquet y referí de futbol; y mis primos segundos, Ana es profesora de Educación Física; Andrea, jugadora de voleybol; y Walter es jugador de basquetbol".
"El deporte siempre nos atravesó de distintas maneras, y fue marcando mi camino. De chico jugaba al básquet en el Club Argentino, donde hice todas las divisiones formativas hasta juveniles. Y ya de más grande, incluso recibido, jugué al básquet durante dos años en la segunda del Club Juventud, con Fabián Castellá como entrenador", detalla y comenta que viviendo en Lincoln jugó en 'El Linqueño", donde tuvo como entrenador al profesor Bertinotti.
"Desde chico me gustaba la educación física. En el Club Argentino, en las divisiones formativas tuve un profesor que fue Miguel Angel 'El Chino' Benac, que marcó una época", refiere. Y cuenta: "Por las mañanas, él daba clases de Educación Física para estudiantes secundarios. Recuerdo que yo tenía 10 años y como iba a la escuela a la tarde, me iba al club, me ubicaba en la tribuna y lo observaba. Fue muy inspirador a una edad temprana".
En la misma línea, cuenta que comenta que en el secundario fueron otros grandes profesores como Roberto Cittadini, Walter Rauch, Atilio Saint Julien, los que terminaron de confirmar su vocación. "No faltaba nunca a una clase de Educación Dísica", expresa.
"Teníamos un grupo que íbamos los sábados a jugar al básquet en Viajantes. Lo mantuvimos durante muchos años. Entre esos 'basquetboleros' estaban: Pedro Tagliani, Gustavo Mollo, 'Chicho' Parente, 'Pepe' Parente 'Fita' Esper, Bisset, Follini, De Jesús, 'El Pato' Aguzzi y Juan Carlos Thomé".
Un ingreso fallido
Recrea la anécdota que casi frustró su carrera: "Luego de haber rendido los exámenes y superado todas las pruebas que requería el ingreso al profesorado, no aparecía en el listado. Me informaron que me habían detectado un problema cardiológico. Fui a mi médico, Daniel Caldentey, él se comunicó con el cardiólogo del Instituto y me mandaron a hacer un ecocardiograma en la ciudad de Salto. Cuando me dieron el resultado, me volvió el alma al cuerpo. Tenía un soplo, pero no iba a condicionar mi actividad".
"Con otro resultado, mi historia se hubiera escrito de otra manera", relata y conserva ese estudio médico que representó una llave.
El ejercicio profesional
Con su título bajo el brazo, se insertó rápidamente en el ámbito laboral. "Durante 28 años ejercí la docencia en la rama primaria y 26 de ellos fui profesor de Educación Física en la Escuela N° 5 del barrio José Hernández, una experiencia enriquecedora también en lo social porque trabajábamos con problemáticas complejas".
"Pasé por muchas escuelas, entre ellas la N° 7 de Alfonzo, la N°62, la N° 905 de Acevedo, el CEC N° 2, la Escuela N°1 de Colón, Casa del Niño de Acevedo, la Escuela N° 15 de Urquiza, la Escuela N° 42, el CEF N°82 de Colón, y la Escuela N° 6".
"Tuve grandes compañeros de trabajo, mencionarlos sería imposible, pero en las referencias de las directoras Cecilia Sánchez, Susana Calderón y Elba Truco, represento al resto de mis compañeros", resalta y volviendo sobre su experiencia de trabajo en la Escuela N° 5 reconoció que "salvando algunos sinsabores del inicio, fue un camino muy rico".
"Un año antes de comenzar a trabajar en la escuela, a través de la Escuela Municipal de Deportes, había estado en el Centro Comunitario de José Hernández y había tenido allí a varios de los chicos que luego fueron mis alumnos", agrega.
También destaca su paso por el Centro de Desarrollo Comunitario del barrio Otero y menciona a su directora, Marta Solero. De igual modo, su experiencia en Acevedo y J.A. de la Peña. "Participábamos de la enseñanza de natación en la histórica plaza de ejercicios, con compañeros de una enorme generosidad de los que yo aprendía: Pedro Bresso, Raúl Delfino, Rubén Salas, Roberto Vitale, Gustavo Marcaida, Walter Minino, Estela Petri y Ava Peroña".
En los clubes
En paralelo a la docencia, trabajó en el Club Juventud. "Comencé con la colonia de vacaciones apenas me recibí y estuve trabajando hasta 1989 en básquet, en todas las divisiones formativas y en la preparación física del plantel de primera división durante los años 1985 y 1986, cuando el entrenador era Santiago Puebla, uno de los grandes amigos que me dio la vida a través de la profesión", menciona. Destaca que en el Club Juventud tuvo la fortuna de compartir trabajo y experiencia con personas con mucha historia y valores humanos. El inventario incluye, entre otros, a Carlos Davini, Hugo Santía, Carrica, Molinari, Daniel Zeperizza, Mémone, los hermanos Castellá, Pepe Raimundi, Alberto Marina, Ricci, Mena, y tantos otros apellidos emblemáticos.
La experiencia en Colón
En 1989 se fue a Alianza de Colón. "Estuve allí hasta el año 2000 trabajando en básquet desde las categorías formativas hasta cadetes y durante dos años fui preparador físico del Club, institución que en 1990 obtuvo el segundo torneo de básquet y salió campeón", relata y muestra una fotografía mencionando a cada uno de los jugadores de ese equipo.
Amante del deporte e inquieto por seguir aprendiendo, recuerda las charlas de básquet que durante muchos años compartió con un grupo que se reunía en El Refugio: "Era un placer, allí estaban Lalo Garbini, Raúl Belcuore, Ariel Almazán, Santiago Puebla, Oscar Marconi y otros más que eran conocidos. Yo quería seguir mirando espejos para aprender".
La jubilación y una nueva etapa
En abril de 2013 se jubiló. Confiesa que fue una decisión tomada en la firme convicción de que es importante dar paso a las nuevas generaciones. "Cuando me retiré hubiera podido seguir, pero para entonces las planificaciones habían cambiado, había otra realidad del sistema educativo y los chicos no son papeles, son personas y uno tiene que brindarles todo", expresa, agradecido de lo mucho que le dio la docencia: "Yo me recibí y a los cuatro meses ya estaba trabajando y eso fue posible gracias a que otros se habían retirado en tiempo y forma. Es una rueda", reflexiona. La apreciación lo define. Lo mismo que la satisfacción de haberse despedido de la docencia con el silbato en la mano, en el patio con los chicos.
De sus años de trabajo se llevó innumerables relaciones. Menciona a dos amigos: "Pacalo" Pico y Estela Petri. "Ellos simbolizan esos vínculos que uno se lleva de la profesión a la vida", recalca y sostiene que en cada ámbito laboral cosechó relaciones que conserva.
Las cobranzas
Desde hace ya muchos años es cobrador de LT35 Radio Mon. Todo comenzó reemplazando a su hermana y continuó hasta el presente. "Desde siempre nos unió una relación de amistad con la familia Trincavelli y estando aún en la docencia Carlitos me convocó. No era lo mío, pero aprendí y me encanta. Tengo una relación extraordinaria con el personal de la radio y con los clientes, que son verdaderos amigos", resalta.
A diario va al terraplén a realizar actividad física. Allí se encuentra con personas conocidas y comparte la pasión por correr y caminar.
En lo personal lo único que lamenta es el no haber viajado más; y en lo profesional, no haber tenido la posibilidad de entrenar a un boxeador. Por lo demás, se siente "hecho" y al decirlo el sentimiento que aflora es el de gratitud. "Me siento muy agradecido", expresa, sobre el final este hombre que sigue sintiendo un enorme amor por su profesión entendida como esa actividad de servicio en la que los profesores de educación física no solo enseñan los fundamentos de un deporte, sino que preparan a las personas para la vida. Su trayectoria y el balance que hace de la tarea realizada son testimonio de que la misión está cumplida y solo queda la enorme satisfacción de haber dado lo mejor de sí, en cada clase.