La operación de alta complejidad se practicaba en la Clínica Centro. Este fue el corolario de todo un proyecto sobre estas especialidades comenzado meses antes en el nosocomio de Pueyrredón 840. “La evolución fue muy satisfactoria”, afirmaba uno de los dos cirujanos intervinientes, formados en la Fundación Favaloro.
De acuerdo con lo consignado por la edición de LA OPINION del 11 de abril de 2000, se realizaba en Pergamino el primer by pass coronario. El hecho se suscitaba en la Clínica Centro y había estado a cargo de profesionales de la salud capacitados en la Fundación Favaloro. A continuación la nota:
LA OPINION, 11 de abril de 2000
Para la salud pergaminense acaba de darse en el servicio de hemodinamia y cirugía cardiovascular de Clínica Centro: se realizó el primer by pass coronario de la historia lugareña. La evolución del convecino al que se le practicó esa intervención, el miércoles último, es satisfactoria, según reflejó uno de los cirujanos, el doctor Norberto Blanco. Ayer se le dio el alta de internación y ahora se encuentra en su domicilio siguiendo un normal proceso posoperatorio.
Este fue el corolario de todo un proyecto sobre estas especialidades comenzado unos cuantos meses atrás en el nosocomio de Pueyrredón 840. El primer paso diagnóstico se dio hace poco más de un mes, cuando se hizo un cateterismo cardíaco, y ahora se avanzó un paso más en términos de tratamiento. Fue la primera cirugía cardíaca realizada en el ámbito de nuestra ciudad.
La intervención
Al paciente, de unos setenta años, que sufría una patología coronaria, se le recomendó una cirugía de by pass. Se le revascularizaron dos arterias coronarias, que eran las que estaban más afectadas. Le hicieron dos by pass, o sea se le llevó sangre a una parte del corazón que lo necesitaba, a través de estos by pass o puentes. Uno de ellos fue hecho
con un conducto arterial, que es la arteria mamaria y otro con un conducto venoso, que es la vena safena extraída de la pierna izquierda.
Desde el punto de vista quirúrgico, los doctores Alejandro Botbol y Norberto Blanco fueron los cirujanos, la doctora Pawlov, anestesióloga; Juan Suárez, el perfusionista (encargado del aparato de circulación extracorpórea cuandoel corazón está parado); Verónica Sosa, la instrumentadora; Andrés Sánchez, técnico de anestesia. Con el apoyo de todo el personal de quirófano de la institución local, de los doctores Mónica Larrart y Carlos Meléndez en la parte de terapia y los servicios de enfermería y conexos con ella. Fue necesaria la intervención en este caso de hemoterapia, laboratorio, kinesiología, para llevar a buen término un paciente de estas características.
Patología coronaria
La red vascular coronaria abastece de oxígeno y nutrientes a las células cardíacas y está preparada para cumplirlo durante toda la vida. Sin embargo hay ocasiones en que el paso de sangre por las mismas se ve dificultado y, a veces, obstruido por diversas causas. El corazón se puede resentir gravemente, e incluso sobrevenir la muerte. Este proceso patológico (obstrucción parcial o completa más enfermedad cardíaca) recibe el nombre de cardiopatía isquémica. El factor que más frecuentemente la desencadena es la aterosclerosis. Según la OMS es una “combinación variable de modificaciones en la capa íntima de las arterias (diferenciándolas de las arteriolas), que consiste en la acumulación focal de lípidos, hidratos de carbono complejos, sangre y productos sanguíneos, tejido fibroso y depósitos de calcio, asociada a alteraciones en la capa media”.
No es un sinónimo de arteriosclerosis porque éste es un término más inespecífico que hace alusión al endurecimiento de las arterias y arteriolas. La aterosclerosis viene propiciada por una serie de factores: tabaco, hiperlipemia, estrés, sedentarismo, diabetes, obesidad, etcétera.
En algunas ocasiones hay causas ajenas a la aterosclerosis que precipitan una cardiopatía isquémica. Son: anomalías congénitas, aortitis sifilítica, aneurisma disecante, poliarteritis y espasmo arterial coronario. Cuando tras una angina de pecho rebelde al tratamiento médico subyace una estenosis coronaria de un 50-70% (según la arteria afectada), se plantean dos opciones: dilatar la estenosis mediante cateterismo (angioplastía transluminal) o disolver el trombo “in situ” con fibrinolíticos del tipo estreptoquinasa, por un lado; si no, realizar un by-pass.
Antes de intervenir es necesario realizar al paciente una coronariografía para identificar escrupulosamente las zonas y el grado de isquemia que presentan todas las arterias cardíacas. Con esta información ya se puede decidir qué tipo de intervención se va a practicar. La mortalidad de esta prueba está entre el 0,1% y el 0,5%.
“Parar” el corazón
La cirugía cardíaca tiene un patrón particular que la caracteriza de cualquier otra y es la necesidad de “parar” el corazón durante un tiempo determinado. Esto conllevaría la anulación de la circulación sistémica y la oxigenación pulmonar. Para evitarlo se dispone de una bomba de perfusión y oxigenación que se comporta como el corazón y los pulmones del enfermo. El circuito sanguíneo que se establece sale de las venas cavas y vuelve, tras oxigenarse en la “bomba”, al organismo a la altura de la raíz aórtica. Este circuito externo de la sangre, característico de la cirugía cardíaca, recibe el nombre de circulación extracorpórea (CEC).
Una vez derivada la circulación al exterior se interviene el corazón. Este duraría poco tiempo en anoxia, y no sería posible realizar la operación, si no se aplicara un tratamiento especial. Este consiste en someterlo a hipotermia con una solución especial a unos 4° a 6° C, que se perfunde intermitentemente a través de las coronarias. Con ello se consigue mantener el corazón vivo y detenido durante varias horas.
