Editorial

La economía que encuentra en la pandemia una nueva expresión de crisis profunda


Nada de lo que ocurre en el mundo en relación a la pandemia tiene antecedentes en la historia reciente. La crisis mundial planteada por la irrupción del nuevo coronavirus y la extensión de la emergencia sanitaria en el tiempo ha sacudido fuertemente a las principales estructuras políticas y económicas del mundo y ha causado un fuerte impacto en todas las dimensiones de la vida social. Argentina no es la excepción y si bien el nivel de actividad es mayor que meses atrás cuando regían duros confinamientos, el cierre de oficinas y locales comerciales es una realidad que representa la cara visible de la profunda restricción que opera en la economía de todos los días producto del brutal cambio de hábitos que generó la crisis y de la incertidumbre instalada como moneda corriente para nublar el horizonte de las posibilidades ciertas de reactivación en el contexto de una normalidad que parece que solo se podrá recuperar de la mano de la vacunación.

Datos de las principales cámaras empresariales revelan con preocupación que el cierre de comercios se ha profundizado en el primer trimestre de 2021, ante la perspectiva de que en este segundo año de pandemia las limitaciones a la circulación, aunque más intermitentes, seguirán marcando el pulso del futuro inmediato.

En este escenario, parecen insuficientes los esfuerzos del Estado por intentar sostener a algunos sectores- como sucedió el año pasado en que muchos rubros se vieron alcanzados por instrumentos de ayuda que posibilitaron el sostenimiento de la actividad, aunque no sin sobresaltos-. Las propias condiciones de la mala economía del país hacen muy compleja la instrumentación de nuevos programas que a pesar de que ejecutan resultan más limitados en su alcance y en muchos casos están orientados a sostener a la población que vive en condiciones de mayor vulnerabilidad.

Solo observar datos de la Ciudad de Buenos Aires, capital del país, alcanza para dimensionar la gravedad de la situación que es el reflejo del presente que vive uno de los sectores más activos del mercado productivo: la cantidad de locales vacíos creció un 65.6% al comparar el segundo bimestre de este año con el primero de 2020. Este indicador analizado por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) exhibe con elocuencia cómo muchos empresarios bajaron los brazos ante la imposibilidad de hacerle frente a la pandemia sosteniendo la actividad económica. Trasladados a otras ciudades del interior, la realidad no es diferente.

Muchos locales aguantaron la caída de actividad de 2020 (-5.4%, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) poniendo sus ahorros para no cerrar. Si bien comenzaban a tener más oxígeno hacia el último trimestre del año y principios del 2021, ante el comienzo de la segunda ola se retomaron las nuevas restricciones -como la prohibición de circular entre 20:00 y 6:00 horas-, y ya no pudieron luchar más.

También la implementación de la modalidad del trabajo remoto generó retracción en el uso de inmuebles destinados al funcionamiento de oficinas. El cierre de oficinas clase A (de alta categoría) trepó al 14.9% en el primer trimestre el año, unos 6 puntos por encima del promedio habitual prepandemia, y un 15% respecto del último trimestre del 2020, cuando las restricciones ya se habían aliviado.

Estos datos reflejan por un lado la caída de la actividad y por el otro la nueva configuración del consumo y de las empresas. Todo lo que plantea interrogantes respecto de cuál será el futuro del trabajo en términos de derechos y en qué medida estos nuevos escenarios no terminarán generando más precarización en un mercado duramente golpeado por el desempleo.

También empieza a sentirse con fuerza el reclamo de los grandes centros comerciales que manifiestan sus dificultades por sostener la actividad en un marco de restricciones sostenidas y de nuevas dinámicas de la población producto de la crisis. El consumo ha cambiado significativamente en el último tiempo y por imposición o por necesidad ya no se tienen las prioridades que se tenían antes y el fantasma de poder perder la fuente de ingresos hace que muchos consumidores se retraigan postergando compras o inversiones que resultan vitales para el mantenimiento de la actividad económica en diversos rubros. 

Lo que se desprende del análisis es que, con diversidad de escalas según el lugar y la actividad el conjunto del sistema productivo está afectado por un presente sumamente complejo signado además por lo que los analistas describen como una crisis profunda de expectativas. Y en este punto es donde la crisis argentina parece la crónica de relatos ya contados, repetidos de forma cíclica independientemente del disparador que las genera.

Y el interrogante que plantea el presente es cómo volver a construir confianza en el valor de producir, de comerciar y de prestar servicios en un escenario que sigue marcado por la incertidumbre. La estructura económica funciona en un escenario en el que no se vislumbra un horizonte previsible. Quienes producen, comercializan o prestan servicios se encuentran inmersos en esta segunda ola de Covid-19 azotados por la incertidumbre propia de la pandemia y las vicisitudes de la economía argentina. Aunque presente, el Estado no tiene en términos objetivos los mismos recursos que otros estados. Y la ciudadanía no tiene el mismo resto que otras poblaciones, porque tiene grabada en su memoria el desgaste de crisis anteriores. También el caudal de creatividad y resiliencia que aporta el saber que se vive en un país donde siempre parece que hay que empezar de nuevo, para reconstruir.

Lo que esta vez complica aún más la situación es el hecho de no saber a ciencia cierta cuándo se iniciará el proceso de volver a dar el primer paso, ni cómo será la nueva configuración del mundo cuando la emergencia pase. Frente a ello, intentar por todos los medios no derrumbar las bases de lo construido parece ser el único pilar al cual aferrarse mientras la macroeconomía navega aguas turbulentas que tienen un impacto virtual en lo que los argentinos viven todos los días y que se expresa cada vez más en ese cartel de "cerrado" que parece ser una vez más la fotografía de la crisis más profunda de la historia, esa que va acompañada de un dolor social inmenso que obligará a restablecer el tejido social cuando la coyuntura sanitaria se alivie.


Otros de esta sección...

Aprender durante toda la vida

26 de Abril de 2024 - 05:00
BuscaLo Clasificados de Pergamino y su región
Buscar en Archivo
Tapa del día
00:00
15:42
Errores:  0
Pistas:  38

Tu mejor tiempo:
12:07
Registrate o Ingresá para poder guardar tus mejores tiempos.

Nueva Partida
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Editorial
Funebres
Perfiles Pergaminenses
Lejos del pago
Farmacias de turno

LO MÁS LEÍDO