Editorial

Todo está casi dicho y nada está resuelto camino a las presidenciales


Si estas elecciones se habían ido complicando paulatinamente para algunos sectores con repercusiones en el resto, como es obvio, ahora se han puesto al rojo vivo.

La situación del postulante presidencial Sergio Massa se desdibuja desde hace meses, con bajas en las encuestas, poco impacto en sus declaraciones, errores de estrategia y sobre todo, con una fenomenal fuga de intendentes y figuras que lo dejó al borde del abismo político y anémico de poder territorial. 

El golpe final se lo asestó su candidato a gobernador, Francisco de Narváez, cuando anunció el viernes que se bajaba de la postulación, dejando a Massa en la peor orfandad. 

Su decisión, dijo De Narváez, es “para facilitar un acuerdo entre Mauricio y Sergio”, refiriéndose a Macri y Massa. Y tratando de provocar al líder del PRO le espetó por radio: “Cerrarse es muy kirchnerista. Abrir y dialogar es el cambio”.

La idea de una alianza no es sólo del “Colorado”, en sectores opositores son muchos los que piensan que el modo más seguro de bloquear la continuidad del Frente para la Victoria en el poder es unir a todo el espectro no kirchnerista. Los radicales ya acordaron ir a las Paso con el PRO y lograr un Frente Renovador en territorio bonaerense, donde tienen la más baja performance, lo que sería la solución.

Toda esta cuestión desnudó además que la primera opción de Massa pasa por pelear la gobernación de la mano del PRO, antes que disputar la presidencia junto a su socio en el Frente UNA, el gobernador cordobés, José Manuel de la Sota.

El problema es que el macrismo tiene otros planes.

Conscientes de la estrategia detrás del anuncio de De Narváez, desde el PRO salieron rápidamente a bajar el tono de la noticia. El vocero elegido fue Jorge Macri, intendente de Vicente López y operador político de su primo en territorio bonaerense. Dijeron que no iban a aceptar presiones y que De Narváez en otras oportunidades había intentado este tipo de jugadas sin suerte. Recordó lo ocurrido en 2013, cuando De Narváez visitó sin aviso al jefe de Gobierno para proponerle sumarse a una interna opositora nacional, con De la Sota y el camionero Hugo Moyano, entre otros. Dicen que también buscó presionar a Macri para que fuera candidato presidencial, en 2002. Nunca logró su cometido.

Desde las usinas del PRO afirman que la fuerza de ellos está en la gente que demanda algo distinto y ellos pueden ofrecerlo, que no se trata de cerrarse a acuerdos, sino de ser coherentes con el concepto de cambio que, en su visión, no incluiría a dirigentes “reciclados” como Massa. También defienden al asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba, diciendo que no es él quien dicta el camino en este tema pero que se trata de un investigador muy serio y es precisamente en los sondeos que él coordina de donde saca la versión de que el electorado les da más chances si van solos que en una alianza con Massa.

Al fin, Macri decidido a clausurar definitivamente las idas y vueltas entre PRO y el Frente Renovador de cara a las elecciones presidenciales, se encargó personalmente de negar la posibilidad de que Sergio Massa se convierta en su candidato a gobernador bonaerense. “Si me llama, le digo que no, porque yo tengo una candidata y es María Eugenia Vidal”, sostuvo el jefe de Gobierno porteño. E insistió con que buscan un cambio de verdad y hacer un acuerdo con el Frente Renovador, sería para ellos tirar por tierra su propia campaña.

Dicen en el PRO que el único gesto que espera Macri del tigrense es que deponga cualquier candidatura, sea bonaerense o nacional. “Debería hacer lo que nosotros hicimos en 2013, cuando dimos un paso al costado y nos sumamos a su lista, lo que incluso nos costó perder nuestro partido provincial”, dijeron los macristas.

En las cuentas que sacan los macristas, estiman que los votos que le quedan a Massa, aun sin su presencia en las nóminas, pueden irse al PRO, de modo que como estrategia les conviene cerrarle la puerta en la cara como lo vienen haciendo.

Massa, que pidió este fin de semana para tomar la decisión sobre su futuro político, apuesta a que su estrategia de obligar al PRO a negarle un acuerdo casi diariamente le permitirá emparejar la pelea con Macri. No parece una táctica muy sólida ni acreditada, más bien parece que es la única que tiene. Y sobre esa esperanza prepara el anuncio que dará a conocer antes del 10 de junio.

Esta situación abre otros interrogantes no menores en la vereda de enfrente: ¿se bajaría Florencio Randazzo de las Paso presidenciales? Dicen en las cercanías de la Rosada que Cristina Kirchner, sabiendo que las internas las gana Daniel Scioli no quiere que Mauricio Macri saque más votos que el primero del Frente para la Victoria, aunque sumados le ganen. Una cuestión de impacto visual en la sociedad, que suele tener una mirada simple de los resultados numéricos. Es que en los números que maneja la presidenta, Macri gana con tanta holgura a Lilita Carrió y a Ernesto Sanz que casi son candidatos testimoniales en esta Paso. Y si el voto K se divide entre Scioli y Randazzo, la cifra del PRO sería ampliamente superadora. Y eso, en el inconsciente colectivo, es igual a derrota.

También puede haber repercusiones provinciales en el Frente para la Victoria, de acuerdo a los anuncios que haga Massa, porque si va a la Provincia aunque sea como colectora del PRO, planteará un nuevo escenario para Julián Domínguez y Aníbal Fernández.

Todo está casi dicho y nada está resuelto en estas presidenciales, las más complejas de los últimos períodos en la Argentina.


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