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Andrés Esper y otro paso gigante: entrena al Dynamo de Moscú


Andrés Esper llegó a Rusia para trabajar en el histórico Dynamo de Moscú

Crédito: SERVICIO DE PRENSA DYNAMO MOSCU

Andrés Esper llegó a Rusia para trabajar en el histórico Dynamo de Moscú.

Luego de estar como preparador físico en selecciones y equipos de voleibol de otros ocho países, el pergaminense llegó a Rusia para sumarse el cuerpo técnico de uno de los clubes más relevantes del mundo. "Era lo máximo que me podían ofrecer así que acepté el reto con mucho entusiasmo", dijo y aseguró que no tuvo miedo de in a un país en guerra.

El profesor Andrés Esper, pergaminense reconocido internacionalmente por su trayectoria como preparador físico de equipos de voleibol, acaba de acordar su contratación con el Dynamo de Moscú, uno de los clubes más representativos del mundo.

Con una extensa currícula que cuenta trabajos en selecciones y clubes otros ocho países, ahora le llegó un momento muy esperado, el de trabajar en Rusia, un país que cuenta con una riquísima historia en este deporte.

Por estas horas Esper está en Turquía en una pretemporada con el primer equipo de Dynamo y desde allí habló con LA OPINION sobre este nuevo paso en su carrera.

-¿Cómo se dio este acuerdo con Dynamo de Moscú?

-Estaba trabajando en Estonia y me contactaron de Dynamo. Tuve una entrevista muy extensa con el entrenador, me gustó mucho, me planteaba situaciones y me preguntaba qué haría ante esas circunstancias, y creo que los dos quedamos muy satisfechos. Todo se daba porque el preparador físico que estaba en Dynamo había decidido irse, pero finalmente se quedó. Entonces quedamos en contacto para otra oportunidad, y al final se dio para esta temporada. Cuando me volvieron a llamar llegamos a un acuerdo rápidamente, de mi parte era lo máximo que me podían ofrecer así que acepté el reto con mucho entusiasmo.

-La mayor parte de su carrera transcurrió el selecciones, ¿cómo es este desafío se ir a un club donde naturalmente la dinámica es otra?

-Trabajé muchos años en Gimnasia y Esgrima La Plata, pero después es cierto que se me empezaron a dar oportunidades en selecciones nacionales. Pero desde hace dos años tenía ganas de llegar a un club porque en las selecciones tenés poco tiempo para desarrollar a un jugador, ya que desde que lo recibís tenés dos o tres semanas para empezar a viajar y competir, y eso condiciona mucho la programación de los entrenamientos. También debo decir que uno está donde se presentan las oportunidades, y esta de venir a Rusia es única. Entrenar un equipo de club te permite tener al jugador más tiempo y no rotarlos de manera permanente como en una selección, donde tenés una base pero siempre hay altas y bajas para ir probando y determinar quién quedará en el equipo. En clubes es distinto porque cuando cerrás la plantilla sabés que los va a tener durante toda la temporada.

-¿Qué cree que fue determinante para que el Dynamo se inclinara por sus servicios?

-La verdad que no sé, como tampoco conozco si habló con otros colegas para cubrir este puesto. Tampoco pregunté por qué se inclinaron por mí y tal vez con el tiempo, cuando tengamos más confianza con el entrenador, me lo diga.

Lo que puedo decir es que este club puede tener el entrenador y preparador físico que quiera, porque recursos no le faltan y además por su grandeza nadie rechazaría una propuesta. Es el actual bicampeón de Rusia, tiene jugadores que son subcampeones olímpicos en Tokio, otros que son integrantes de la selección nacional de Rusia y además el entrenador también es el técnico de la selección. O sea que estamos hablando de un equipo muy fuerte y que además tiene una historia deportiva muy grande que viene desde la época de la Unión Soviética.

Teniendo en cuenta todo eso, cuando se confirmó mi contratación, no podía creerlo. Y es más: no quería decir nada por miedo a que se cayera. Recién cuando me subí al avión me relajé y caí en la cuenta de que era todo real.

-¿Desde cuándo está y cómo vio Moscú en este momento tal especial en el cual Rusia está en un conflicto bélico?

-Llegué hace poco, estuve solo dos días en Moscú y luego viajamos a Turquía, donde estamos ahora. De lo poco que vi de Moscú, la reconocí como una ciudad muy moderna, tranquila, con gente que hace vida normal, es decir que al menos en lo aparente, el conflicto no afecta la vida cotidiana.

-¿Cómo es el club?

-La infraestructura, además de muy moderna y con toda la tecnología, es enorme. Imaginemos en Pergamino que todo el Club Gimnasia y Esgrima sea solo para entrenar la primera división de basquetbol. Además del estadio central hay dos canchas auxiliares, un gimnasio de pesas gigante, sauna, pileta, consultorios médicos, oficinas, dormitorios, restaurantes. La verdad que es increíble estar trabajando en ese lugar.

-¿Cuáles son los desafíos para el equipo y para usted?

-Yo tenía en la cabeza desde hace años llegar a Rusia para trabajar. Siempre cuando hablaba con alguien del ambiente sobre este deseo me decían que me lo sacara de la cabeza, que nunca se iba a dar porque no contrataban extranjeros y menos si no hablaba el idioma ruso. Pero finalmente se dio y no solo llegar a Rusia sino a uno de los clubes con mayor historia y mejor presente de este país y uno de los más representativos del mundo. Ahora me gustaría poder hacer un gran trabajo y luego, fruto de esa labor y de todo el equipo, podamos ganar el torneo. Este es un club que se prepara para ganar todo lo que juega, eso está claro.

-¿Cuáles son las competencias que tienen en la temporada?

-Está el campeonato de Rusia que sería como nuestra Liga Nacional en Argentina, que se juega todo el año; y además se juega la Copa de Rusia y la Supercopa de Rusia. También hay otra competencia, que se jugará en agosto y que se hace porque Rusia tiene una sanción y no puede jugar a nivel internacional.

Deberíamos jugar la Copa de Europa pero no se puede por esta sanción de índole política. No estoy de acuerdo con esas medidas, me parece que el deporte va por un carril diferente al de la política, porque con ese criterio un deportista que está en la edad justa para un campeonato del mundo o un Juego Olímpico, para lo cual se requiere de una preparación de ocho años, se lo pierde por estas cuestiones.

-¿Tuvo en cuenta antes de viajar que iba a Rusia, un país en guerra?

-Por supuesto, pero nunca tuve miedo, ni de llegar a Rusia ahora ni de ir a Oriente Medio en su momento donde siempre pareciera que hay gente poniendo bombas, ni de llegar a Irán, donde muchos creen que la gente anda con ametralladoras por las calles. La verdad es que en Argentina tenemos una idea de muchas cosas que no son reales. Vengo viajando mucho y conviviendo con gente de diferentes países y la verdad es que estando en cada país la realidad es muy diferente a lo que podemos creer desde Argentina, donde recibimos determinadas noticias. Por eso nunca dudé en llegar a Rusia por más conflicto que hubiese.

Una rica trayectoria

Con su llegada a Rusia habrá estado trabajando en nueve países: Argentina, Alemania, Bahrein, Polonia, Irán, China, Finlandia, Estonia y Rusia. De todo ellos, en selecciones nacionales estuvo con la masculina de Bahrein; luego con la masculina de Irán; trabajó con la de beach voley femenina de Argentina y entrenó en nuestro país a la juvenil masculina que se preparó para los Juegos de 2018. También trabajó con las selecciones de China, Finlandia y Estonia. 


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