Las vías de acceso a pueblos y ciudades son la primera imagen de un lugar y por esta razón deben estar cuidadas y acondicionadas, no solo por una cuestión estética sino de seguridad, ya que a menudo se trata de corredores viales nacionales y provinciales. En el caso de Pergamino, por su dimensión, son varias las entradas al casco urbano y una de ellas es el Segundo Cruce, un punto en el que confluyen las rutas nacionales Nº 8 y 188, cuyo estado general no se condice con la importancia que tiene ese sector. Esta vez el foco no está puesto no tanto en la cuestión de seguridad en el tránsito (corregida "a medias" con semáforo y dársena, pero al fin algo es algo) sino que la crítica es por el estado de absoluto abandono que presenta la "isla" que se forma entre las dos rutas mencionada y una calle vecinal con la que se termina de cerrar un triángulo.
Han sido reiterados los proyectos que se presentaron para remodelar este lugar, sin embargo son escasas las acciones estructurales que se impulsaron y concretado para una zona en ruinas que se contrapone con el resto de los ingresos que hay en nuestra localidad.
En la actualidad llegar a Pergamino por el Segundo Cruce o pasar por la ciudad a través de ese punto es observar un sector desordenado: chatarras de autos, una estación de servicio abandonada, paredes de lo que fue un restaurante, yuyos y basura forman la postal del lugar.
Al ser un terreno de Vialidad Nacional, el mantenimiento está a cargo del organismo y es nada lo que se hace para que se muestre en condiciones. Tampoco lo hacen los dos concesionarios que tienen a cargo las trazas, probablemente las dos más importantes del país, que conforman este cruce de caminos.
Si bien no puede intervenir el lugar por cuestiones jurisdiccionales, bien podría el Municipio gestionar debidamente, incesantemente, tenazmente, incluso comisionando específicamente a funcionarios, para obtener una respuesta. Cuando se hizo, durante la gestión Pacini, al menos se obtuvo el permiso para la instalación de semáforos que vaya si habrán evitado siniestros y muertes, aun con la precariedad que presenta todo el lugar en términos de seguridad vial.
¿Qué hacer allí? La grandilocuencia de los grandes proyectos, dejarla para otro momento. Sabemos que el punto tiene potencial comercial, en su momento fue una meca gastronómica para la zona, para los transportistas y para los locales. Lo que sencillamente hay que hacer es higienizar y ordenar el Segundo Cruce. Parquizar esas enormes banquinas sería suficiente de momento y poco costoso. Ya los camioneros utilizan este espacio como área de descanso, pues hacer lo necesario para que sea un lugar digno y para que ese punto de la ciudad muestre una cara acorde a lo que, en general, es Pergamino.
La contracara misma
Si bien en estos últimos meses se llevaron a cabo trabajos de señalización horizontal y vertical sobre la cinta asfáltica, para remarcar que se está en un punto estratégico de cruce de rutas nacionales, es casi nulo lo que se intervino dejando "a la buena de Dios" ese terreno en forme de triángulo en el que hace décadas no funcionan nada, salvo una gomería y un taller de reparaciones para vehículos.
Quedaron en ciernes las iniciativas que se proyectaban y el otrora deslumbrante "Segundo Cruce" muestra claras evidencias de olvido que no se condicen con la ciudad que se pretende mostrar a quienes llegan a ella.
El lugar tampoco resulta atractivo para los vecinos del sector que conviven con propiedades abandonadas y basurales que se forman por desidia.
De acuerdo a las consultas que pudo hacer LA OPINION, ese sector no está contemplado dentro del proyecto para la autopista Pilar - Pergamino, tramo VII, por lo que no están proyectadas obras en el marco de los trabajos viales que terminaran dotando a los pergaminenses de un medio anillo de circunvalación, reflejando la contracara misma de esta intersección de rutas nacionales y el espacio que quedó en el medio.
Solamente expectativas
Los primeros días de abril de 2018 y en virtud de la visita del exadministrador nacional de Vialidad, Javier Iguacel, actualmente intendente de Capitán Sarmiento, se habló sobre la posible remodelación del lugar mediante una licitación que contemplaba reconvertir a nuevo al peligroso cruce, entre las rutas nacionales Nº 8 y 188, alcanzando también la carretera provincial Nº 32. En este sentido, se ideaba la construcción de un giro rotacional que permitiría una circulación ordenada para el transporte de cargas y los vehículos particulares, incluso apoyando de esta forma los reclamos de la comunidad educativa de la Escuela Agrotécnica que se basaban en los riesgos viales que los alumnos enfrentaban (y siguen enfrentando) todos los días para llegar al predio ubicado a pocos metros del Segundo Cruce.
Pero aquellas expectativas quedaron en la nada misma, tales como los anuncios que se hicieron durante la gestión del exintendente Héctor Gutiérrez, a mediados de mayo de 2013, y que aseguraban la puesta en marcha de manera "inmediata" de obras para dotar de nuevas dársenas de giro y distintas mejoras complementarias que haría Vialidad, en ese entonces bajo la órbita del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
El triángulo del Segundo Cruce -como se conoce el espacio que exhibe mayor grado de abandono- está a la deriva y en virtud de la fisonomía que ofrece sería oportuno insistir en las gestiones para que se recupere el predio y se ejecuten las obras que resulten necesarias a los efectos de brindar a este acceso a la ciudad el estado que se merece.