Durante la campaña relevada, se realizó el cultivo de maíz con un nivel tecnológico medio del 62% tanto para fechas de siembra tempranas como tardías. Por otro lado, en el maíz temprano se destacó un uso de tecnología alta del 35% mientras que para el tardío fue del 33%. En lo que respecta a la tecnología de nivel bajo, en siembras tempranas alcanzo un 2%, a diferencia del tardío que fue del 5%.
Siguiendo la tendencia observada por la Bolsa de Cereales (BCBA) en las últimas campañas agrícolas, el cultivo de maíz ha mantenido su predominio en la rotación de cultivos con un 22% de participación, situándose a la cabeza entre las gramíneas. Este periodo ha visto un aumento del 2% en la adopción de la siembra directa, alcanzando un 94% del total del área sembrada. Además, la densidad de siembra ha experimentado un incremento del 4%.
En lo que respecta al uso de fertilizantes, se mantuvo constante la dosificación de nitrógeno, mientras que la aplicación de fósforo experimentó una reducción comparativa con la campaña anterior. Este ajuste en los fertilizantes ha coincidido con una disminución del 8% en los análisis de suelo realizados previamente a la siembra.
En el ámbito de los insecticidas, esenciales dada la marcada presencia del insecto Dalbulus maidis, se registró un aumento del 99% en su uso en comparación con la campaña anterior, influenciado principalmente por los maíces tardíos. Aunque en siembras tardías, el número de aplicaciones por hectárea fue inferior, el volumen total de insecticida aplicado resultó ser mayor.
Una temporada que fue mejor
A diferencia de la actual temporada maicera, en la campaña 2023/24 se sembraron 7,9 M hectáreas de maíz en Argentina, lo que representó un aumento del 3,8 % con respecto a la 22/23. La campaña comenzó con un escenario climático adverso, con especial énfasis en la falta de lluvias y a lo cual se sumó la aparición de la chicharrita como evento disruptivo en la misma. A pesar de esto, se obtuvo un rinde promedio de 65,7 qq/ha, representando un aumento de 14,3 qq/ha con respecto al ciclo previo.
De las tecnologías de procesos más difundidas en nuestro país se encuentra la práctica de siembra directa. La misma consiste en sembrar cultivos sin realizar una labranza previa del suelo. Entre las ventajas que ofrece se destaca conservar la estructura del suelo, lo que reduce la erosión y mejora su capacidad de retención de agua.
Esto, a su vez, promueve un mejor crecimiento de las plantas y aumenta la fertilidad del suelo a largo plazo. Además, la cobertura del suelo disminuye la evaporación y favorece la actividad de organismos benéficos.
Densidad de siembra
La elección de la densidad de siembra en maíz es una decisión crucial que influye directamente en el rendimiento y la calidad del cultivo. Esta elección está condicionada por diversos factores ambientales como radiación, temperatura, largo del día y factores agronómicos, tal como la fecha de siembra.
El retraso de la siembra expone a la planta a mayores temperaturas que aceleran la velocidad de aparición y despliegue de hojas, determinando un rápido establecimiento del conopeo. Como todo cultivo existen rangos de densidad adecuados para cada zona. En el caso del maíz, excederse hacia densidades mayores impactan negativamente sobre el rendimiento debido a sus características fisiológicas tales como la dominancia apical de la panoja sobre la espiga y su baja plasticidad estructural.
La densidad, a su vez depende del potencial ambiental donde hacia menores potenciales se disminuye la densidad, buscando maximizar el rendimiento, a través de una menor competencia entre plantas y un mejor aprovechamiento de los recursos.
Análisis de suelo
El manejo de la nutrición del cultivo es uno de los pilares para lograr alcanzar una productividad lo más próxima a la potencial. Es así como una buena planificación comienza con la realización de un correcto diagnóstico, utilizando toda la información disponible como por ejemplo el análisis de suelo.
El mismo es la punta pié inicial de una fertilización eficiente y sostenible. Conocer las características específicas del suelo permite tomar decisiones informadas sobre qué nutrientes necesita un cultivo y en qué cantidad.
Dentro de los cultivos relevados para los informes de Investigación y Prospectiva Tecnológica, el cultivo de maíz históricamente fue el que presentó una mayor proporción de productores que realizaron análisis de suelo antes de la fertilización junto a la cebada.
En la campaña 2023/24, el 24% de los productores de maíz llevó a cabo análisis de suelo. Este porcentaje representa una disminución respecto a campañas anteriores, tendiendo hacia el valor más bajo de la serie.