Condenaron a sujeto que sometía con agresiones sexuales y físicas a la hija

Una grave situación de violencia doméstica terminó con el padre condenado en un debate oral y la madre ya con una pena por un juicio abreviado resuelto con anterioridad.

La adolescente de 16 años se escapó de la casa donde la sometían a golpes, encierros y abusos para denunciar a los integrantes del grupo familiar, finalmente los padres, y solicitar asistencia porque no tenía allegados que pudieran contenerla emocionalmente. Así fue que dieron una medida de abrigo en el Hogar Convivencial de la Municipalidad.

Esta semana los jueces integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal 1, Guillermo Burrone, Carlos Picco y Denise Scaglia, condenaron a ocho años y medio de prisión, de cumplimiento efectivo, a un sujeto (39) por los abusos sexuales y vejámenes a los que sometió a la hija adolescente dentro del entorno familiar.

La condena recayó sobre un individuo de 39 años, a quien lo encontraron culpables de sometimientos sexuales y agresiones físicas a la menor que tuvo que escapar de la vivienda para liberarse del tormento del que también participaba la madre.

En este sentido, la progenitora con anterioridad fue condenada, en juicio abreviado, por el delito de lesiones agravadas por el vínculo filiar.

Los espantosos sucesos que expuso el fiscal Nelson Mastorchio como pruebas para lograr la condena empezaron en la vivienda familiar y los primeros abusos sexuales los sufrió a los 12 años y serían perpetrados por el hermano.

La víctima declaró en el debate oral y describió como ese suceso fue un antes y después de los vejámenes producidos por el progenitor. En ese momento la niña de doce años fue a buscar contención en la habitación de la pareja y el sujeto la manoseó.

Con el correr del tiempo las vulneraciones a la intimidad sexual por parte del progenitor fueron escalando hasta realizarse con periodicidad; según la declaración de la joven.

El condenado "para cometer los ataques en la mayoría de los casos, se valía de mandar a los hermanitos a pedir y a la madre a hacer mandados, quedándose solo con su hija para violarla", sostuvo el fiscal Mastorchio en la audiencia de debate oral.

Para la adolescente fue la salvación la aparición de un tío, quien fue incorporado al seno familiar ya que tenía que cumplir con una pena de arresto familiar dentro de la propiedad donde sucedían las agresiones físicas y los ataques sexuales.

Se trata de un hombre que en varias oportunidades intervino para que no le pegaran a la menor y terminó siendo quien le dio ánimo a la víctima que escapara a denunciar lo que estaba padeciendo.

Los psicólogos que intervinieron como peritos dieron cuenta de la extrema vulnerabilidad de la adolescente. La víctima vivió durante años con mucha angustia sufriendo ataques de nervios y otros padecimientos que condicionaron su normal desarrollo psicofísico emocional y su vida en relación.

Los jueces coincidieron en forma unánime en contemplar como circunstancias agravantes la reiteración de los abusos y su prolongación en el tiempo que redundaron en interminables tormentos para la víctima.

Los progenitores se aprovecharon de la vulnerabilidad en que se hallaba la víctima y le causaron un daño psicológico severo en la joven; de acuerdo a las pericias de los profesionales que intervinieron en el caso.

Los jueces Guillermo Burrone, Carlos Picco y Denise Scaglia dieron a conocer el veredicto condenatorio.

La acusación fiscal durante la instrucción judicial y en las audiencias de debate estuvo a cargo de Nelson Mastorchio; mientras que la defensa técnica fue llevada adelante por el abogado Rodrigo Cuellar Aliaga.

Una vez que el veredicto de primera instancia quede firme ordenaron la toma de muestra biológica al condenado, a los efectos de la inclusión del perfil genético correspondiente (ADN) en el Banco de Datos Genéticos de la Suprema Corte de Justicia bonaerense.

El progenitor llegó al juicio detenido en una Unidad Penal, donde debe permanecer privado de la libertad hasta cumplir la condena.