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Emanuel Aballay es un sujeto que fue aprehendido en la vía pública tras descartarse de un Handy con la frecuencia policial el domingo 1 de septiembre a las 19:45 durante patrullajes preventivos de los integrantes de la brigada motorizada GDM.
Los uniformados del escuadrón de motos de la Jefatura Departamental que al circular delante de ellos, este sujeto se descartó de un dispositivo en forma sospechosa.
Los agentes policiales se detuvieron, retuvieron al sospechoso y secuestraron el Handy que estaba activo en la capa utilizada por el Comando de Patrulla para desplegar los móviles a los distintos eventos a los que los convocan desde el sistema de emergencias 911.
La Fiscalía ordenó que lo trasladasen aprehendido por la calificación legal de "interrupción de correspondencia".
Los operadores de la Justicia y de la Policía lo arrestaron porque horas antes ocurrieron episodios criminales donde los hampones usaron handies para tener encendida la frecuencia policial, mientras asaltaban a la gente.
El episodio más reciente en ese momento fue el asalto a una mujer de aproximadamente 70 años y su hija de 50 en la vivienda familiar ubicada en el kilómetro 235 de la ruta nacional 8, frente al tambo de Milano y la concesionaria de maquinarias agrícolas Akron.
En la madrugada de ese domingo 1 de septiembre y del sábado 24 de agosto, dos fines de semana seguidos, las víctimas sufrieron asaltos similares.
El fiscal Nelson Mastorchio recibió las actuaciones porque la Fiscalía 3 se dedica a las investigaciones de delitos en la zona rural.
La instructora judicial Laura Oberti logró indicios para sostener la participación del sospechoso en los dos episodios criminales, donde el Handy se convirtió en el denominador común.
Para los investigadores, cuatro convictos irrumpieron violentamente tras golpear la puerta de la cocina de la finca ubicada a pocos metros de la cinta asfáltica el sábado 24 de agosto a las 21:00.
Los malvivientes empuñaban armas de fuego, con las que intimidaron a las dos moradoras.
Aparentemente, los maleantes tenían un dato sobre la existencia de una gran cantidad de dinero en moneda extranjera porque le exigían que les entregaran los "cien mil dólares", que creían que atesoraban dentro de las instalaciones familiares.
La adulta mayor fue la encargada de responderles en forma categórica que no tenían esa exorbitante suma de dinero.
Esta respuesta le costó que fueran muy violento con ella, ya que la llevaron desde la cocina al living para torturarla.
Así fue como uno de los asaltantes le aplicó golpes de electricidad con una "picana" que llevaba consigo.
De esta manera logró que la víctima le señalara una caja de la habitación donde tenían ocultos 300 mil pesos.
Este mismo hampón se apoderó de ese dinero y la encerró en el baño, donde la ató con cables en los pies y en las manos contra la estructura de hierro de una estufa.
Para atemorizarla más: cada tanto se asomaba uno de los malvivientes para exigirle que si no le entregaban más dinero le cortarían un dedo.
A la hija, de 50 años de edad, la mantuvieron sentada en una silla contra la mesa de la cocina y con un mantel cubriendo su cabeza y rostro.
Los cuatro ladrones permanecieron aproximadamente una hora, durante la cual revisaron todas las habitaciones y muebles del hogar y requisaron los interiores de los habitáculos de un automóvil Citroën C3 y una camioneta Ford Ranger.
Las víctimas escucharon que por Handy les avisó una quinta persona que el sereno de la empresa Akron advirtió los movimientos sospechosos en la casa.
Finalmente, los asaltantes se escaparon llevándose los 300 mil pesos entregados por la adulta mayor, 150 mil pesos hallados en un modular, 10 mil pesos que había en un sobre, dos teléfonos celulares y productos alimenticios que saquearon de una alacena y de la heladera.
Además, se apoderaron de una escopeta tipo carabina, una pulsera de plata, un anillo de plata con bordes de oro en forma de flor y un acolchado de dos plazas marrón.
El fin de semana siguiente irrumpieron tres ladrones el domingo 1 de septiembre a las 3:00 de la madrugada.
Las víctimas estaban dormidas y las mantuvieron en las camas, pero atadas. Uno de los convictos blandía un arma de fuego con las que las intimidaba y les exigía dinero en efectivo.
Las mujeres expresaron que no contaban con efectivo en su poder, porque días antes las despojaron de todo lo que atesoraban.
Finalmente, les sustrajeron 20 mil pesos, les rompieron dos teléfonos celulares y huyeron a bordo del Citroën C3 rojo de las mujeres. Ese auto apareció abandonado en inmediaciones de Francia y Solis.
Las víctimas caminaron hasta la garita del sereno de la empresa Akron para que llame a la Policía.
Al indagarlo, el fiscal Nelson Mastorchio le imputó al hampón las calificaciones penales de robo calificado por el uso de arma de fuego y privación ilegal de la libertad.
