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La fe movilizó a cuantiosos ciudadanos que honraron a San Cayetano en su día


Un nuevo 7 de agosto permitió que los fieles renovaran su fe en San Cayetano, el patrono del trabajo, el pan y la paz.

En las primeras horas de la tarde de este miércoles, numerosos ciudadanos se acercaron al templo de calle Falucho al 800, en el corazón del barrio 12 de Octubre, para participar de las diferentes actividades que organizó la comunidad que preside el padre Aníbal Tabares. Así fue que, pasadas las 14:30, tal como estaba pautado, se dio inicio a la procesión por las calles aledañas al templo. A continuación, en el SUM del Jardín que lleva el nombre del Santo, se celebró la misa ante una importante cantidad de personas, muchas de las cuales participaron de la ceremonia mientras que, otros, solo se detuvieron unos segundos ante la imagen de San Cayetano para agradecer o hacer sus peticiones.

"Que seamos respuesta para los más necesitados"

Durante la misa el padre Aníbal, haciéndose eco de los pedidos de los fieles, señaló en la homilía que "hoy el clamor de muchos se eleva al cielo pidiendo un trabajo digno y estable para llevar el pan a sus mesas. Muchos llegaron hoy pidiendo poder sostenerse ante tanta

precarización e inestabilidad laboral. Muchos vinieron a pedir salud, pan, trabajo, paz y tantas cosas en sus corazones. Muchos gritan en nuestro barrio de hambre existencial. Muchos gritan desde su exclusión para ser reconocidos en su dignidad y en sus derechos. Muchos gritos silenciados que deberían de aturdirnos y hasta deberían de detener nuestra marcha, como lo hizo Jesús, para dar respuesta".

Asegurando que "nadie ha de comer las migajas que caen de las mesas de los que se siente un pueblo escogido. Nadie debería de mendigar el pan de cada día", Tabares afirmó que "con la panza vacía no hay salud, no hay educación, no hay sociedad justa. Con la panza vacía no hay religión. Con la panza vacía hipotecamos el futuro del país. Sin compasión ante el clamor de los atormentados, nuestro testimonio como cristianos queda infecundo", y estableciendo un paralelismo con el accionar de San Cayetano, contó que éste "supo dar respuestas al clamor de su tiempo. No siguió de largo, supo frenar. Escuchó compasivamente, escuchó con el corazón y respondió. Y así fue que empezó con el hospital de los incurables, de los que ya no se podía hacer más nada. Y así empezó a trabajar con los excluidos de las cárceles. Y empezó a trabajar. Se ve que escuchar el clamor es ponernos a la obra. Y no perdió tiempo en buscar culpables, sino que se dio cuenta que la respuesta de Dios era su propia vida para ese tiempo".

Por último pidió que "San Cayetano nos dé la gracia de comprender que ante el dolor, el sufrimiento del otro, no podemos seguir de largo. Que la respuesta de Dios para nuestros hermanos necesitados somos nosotros. Porque somos discípulos de la providencia. Él es el patrón de la providencia. Y la providencia es salir al encuentro de la necesidad del hermano. No esperar que el hermano venga a declarar su pobreza. Sino como de hermano a hermano salir al encuentro. Tenemos que parar la marcha, dejar de buscar culpable y empezar a poner el cuerpo como lo hizo Jesús".


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