Amenudo se habla del funcionamiento de la Justicia solo por sus dificultades para alcanzar el cometido que cabe a su misión. Las críticas al sistema judicial son constantes según se esté a uno u otro lado del platillo de la balanza que determina qué es justo o no ante un determinado hecho.
En la conversación pública el desprestigio afecta a la Justicia tanto como a otras instituciones de la sociedad y ante ello, con frecuencia, se pierden de vista cuestiones que merecen destacarse. Pocas veces trascienden las buenas causas y el buen desempeño.
Si bien es cierto que el bien obrar y la pericia es condición indispensable para el ejercicio de cualquier función pública, muchas veces se pierden de vista los procesos y se juzga las situaciones solo por los resultados.
Esta semana Pergamino ganó protagonismo en la escena pública nacional por el resultado de una investigación judicial que desde la ciudad logró la detención del pedófilo más buscado del país. Un delito sumamente complejo encontró al profesionalismo y a la celeridad como camino para dar los primeros pasos hacia la ansiada sanción.
Habrá quienes aseguren que la Justicia hizo lo que tuvo que hacer y que la coordinación de distintas fuerzas que posibilitó este desenlace no es más ni menos que el deber tanto de policías como de funcionarios judiciales. Sin embargo, esto no abunda ni suele ser la moneda corriente en un sistema que trabaja en situaciones de extrema tensión por falta de recursos y herramientas.
La investigación de este hecho y la resolución de este caso fueron posibles a partir de la utilización de un novedoso programa de investigación de material de abuso sexual infantil. En uso de este instrumento, el Departamento de Cibercrimen del Departamento Judicial Pergamino detectó un sospechoso que desde una localidad del Conurbano bonaerense compartía más de 100 mil archivos. Los detalles que se conocieron del caso no merecen ser abordados periodísticamente por su gravedad, además de su morbosidad, pero obran en manos de quienes deberán impartir justicia.
La noticia trascendió por sus resultados, pero detrás hubo un minucioso proceso de investigación que fue posible gracias a muchas variables: recursos tecnológicos de vanguardia, capacitación y entrenamiento del personal y profesionales abocados a la tarea investigativa y articulación con organismos nacionales e internacionales especializados en uno de los delitos más aberrantes, como es el abuso sexual infantil.
La crónica dio cuenta que la utilización de un software llamado Sistema de Protección Infantil (CPS o Child Protection Sistem por sus iniciales en inglés) proporcionando por Homeland Security del gobierno de Estados Unidos detectó una dirección de IP registrada en Ituzaingó (GBA) que habría descargado y compartido alrededor de cien mil archivos de imágenes y videos de abuso sexual infantil. Entre ellos se pudo detectar que el usuario compartió archivos en los que se instruye a los pedófilos la forma en la cual se puede abusar de un niño, niña o adolescente para luego filmarlo y compartirlo por internet, lo que lo transforma en una persona sumamente peligrosa para la sociedad.
Del trabajo investigativo se concluyó que el sujeto en cuestión, ahora detenido, resultó ser el mayor distribuidor de material de abuso sexual infantil de Argentina. Más allá de la cuestión judicial que seguirá su curso, lo que marcó esta detención es la resultante de un trabajo altamente profesional, ejercido por integrantes del Departamento Judicial de Pergamino. En este sentido, la operación conocida como "Cisne Negro" expuso el valor que tiene la alta capacitación de los recursos humanos, no solo para el uso de herramientas tecnológicas sofisticadas, sino para el abordaje de una temática sumamente sensible de cara a la sociedad. Detrás de cada hecho de pedofilia se tejen tramas intrincadas que merecen un actuar rápido, pero efectivo. La celeridad ocupa un lugar preponderante y este atributo quedó de manifiesto.
El hecho de que Pergamino se haya constituido como Nodo investigativo por la Procuración General de la provincia de Buenos Aires por la experiencia con la que cuenta el Departamento de Cibercrimen abocado a este tipo de investigaciones, expone claramente una buena cara de la justicia, esa que suele pasar desapercibida o ser blanco del descrédito que producen en la sociedad otras acciones menos diligentes.
La investigación se había iniciado el pasado 3 de abril. La detención del sujeto se logró casi finalizando el mes. Esto habla también de los tiempos de la Justicia cuando actúa como debe hacerlo y cuando sus mecanismos logran articularse con otros agentes del propio sistema judicial y de las fuerzas de seguridad. Solo así, logra su cometido.
Por la gravedad del delito, por las atrocidades que encarna y por el daño que causan hechos de esta naturaleza tanto en la biografía personal de niñas, niños y adolescentes como de la propia sociedad, es que la tarea responsable de trabajadores de la Justicia merece destacarse. Aquí hubo funcionarios y empleados que en cumplimiento de la tarea que les ha sido encomendada, honraron su labor. Esto no resulta poca cosa de cara a una sociedad que tiene sobrados motivos para haber perdido la confianza en la sanidad de sus instituciones y que con acontecimientos como este, encuentra, abraza la esperanza de volver a devolverle al conjunto del sistema la confianza perdida.
