Editorial

Formar profesionales adaptados los nuevos tiempos


La colaboración entre instituciones educativas, empresas, sindicatos y organismos gubernamentales es clave para identificar las necesidades del mercado laboral y diseñar programas educativos que respondan a esas necesidades. Es, además, un elemento fundamental que no debe faltar a la hora de pensar la formación de profesionales con perfiles vinculados al desarrollo productivo.

Merece destacarse el reciente lanzamiento del Programa Federal de Formación "Educación para el Trabajo" que realizó el Consejo Federal de Inversiones (CFI) destinado a representantes de los Ministerios de Educación, Industria y Trabajo de todas las provincias del país. En la presentación de esta iniciativa, el CFI -que es un organismo público y federal- recordó que la educación para el trabajo es esencial para abordar los desafíos del mercado laboral, promover la inclusión social, mejorar la productividad y elevar la calidad de la fuerza laboral. De esta manera, observa el organismo, se configura como una actividad compleja, que involucra dimensiones educativas, laborales, sociales, institucionales, tecnológicas, productivas, de innovación y vinculadas a la formación continua y es por eso que el diseño de políticas públicas en la materia debe surgir del diálogo social y de una articulación entre el Estado, la academia, las empresas y los sindicatos. Este programa federal forma parte de los programas de formación que promueve el CFI a través de su Escuela Federal de Desarrollo, teniendo en cuenta las particularidades productivas y tecnológicas de cada región del país.

No es un secreto que en este vertiginoso siglo XXI los sistemas de educación y de formación profesional están expuestos al riesgo de quedarse rezagados si no se adaptan a las nuevas habilidades y destrezas que demanda un mercado laboral que experimenta fuertes cambios. En ese sentido, la propia Organización Internacional del Trabajo (OIT) viene advirtiendo sobre la obsolescencia de muchas de las habilidades tradicionales debido a la digitalización, la robotización y la inteligencia artificial, entre otros fenómenos que comienzan a tener fuerte presencia en la sociedad actual. La OIT ya lo advertía en 2017, cuando presentó en México el documento "El futuro de la formación profesional en América Latina y el Caribe", en el que se presentaban los desafíos planteados en materia de educación y formación por las transformaciones en el mundo del trabajo. A cuatro años de la presentación del informe, las propuestas que planteó tienen una enorme vigencia. "Para enfrentar los grandes desafíos que nos plantea el futuro del trabajo es fundamental promover el debate y convencer a los tomadores de decisiones para reinventar esta formidable herramienta que es la formación profesional y vincularla mejor con las políticas de desarrollo productivo", dijo en esa oportunidad el director regional de la OIT, José Manuel Salazar-Xirinachs.

En uno de los capítulos del documento de la OIT sobre educación y trabajo se señala que la formación profesional enfrenta uno de los cambios más profundos en su historia: "Los empleos del siglo XXI requieren de habilidades y competencias de base más compleja y desafían a los sistemas educativos y de formación profesional no solo a estar al día sino a anticipar los nuevos requerimientos, y a ofrecer educación a lo largo de la vida", dice el informe del organismo internacional. Prestar atención a las nuevas demandas del mercado laboral es muy importante para una región como la nuestra, que no está ajena a los problemas de desempleo que se registran en todo el país en el segmento de la población joven.

Por otra parte, un estudio sobre este mismo tema realizado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino revela que en la Argentina los jóvenes experimentan elevadas tasas de desempleo y precariedad laboral, las cuales a su vez presentan heterogeneidad según el nivel de ingresos de las familias.  "Hay que crear modalidades donde se combine la educación y la formación para el trabajo, para darle opciones a los jóvenes que no proyectan seguir estudios superiores cuando terminen la secundaria", plantea el documento del Instituto para el Desarrollo Social Argentino. En conclusión, es necesario promover la modernización del sistema educativo, para lo cual se aconseja que las escuelas y universidades implementen modalidades de enseñanza más tecnológicas que ayuden a mejorar la calidad y la continuidad educativa a fin de contribuir a mejorar la empleabilidad de las nuevas generaciones.


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