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Raimundo Nus completó su desafío en Groenlandia: 258 kilómetros en 89 horas


Raimundo Nus sumó un capítulo ms a su historia de retos y desafíos individuales

Crédito: RAIMUNDO NUS

Raimundo Nus sumó un capítulo más a su historia de retos y desafíos individuales.

Empleó 56 horas en movimiento para realizar este reto en solitario. Acumuló un desnivel positivo de 3.600 metros. "Las mejores historias se escriben en lugares donde el miedo se convierte en coraje y los límites se desvanecen en el horizonte", expresó.

El deportista y montañista pergaminense Raimundo Nus, quien reside en España hace 32 años, sumó un capítulo más a su historia de retos y desafíos individuales. Esta vez, completó 258 kilómetros en Groenlandia con un desnivel positivo de 3.600 metros, empleando 56 horas en movimiento.

"Las mejores historias se escriben en lugares donde el miedo se convierte en coraje y los límites se desvanecen en el horizonte. Siempre dije que si estaba todo en orden en mi vida algo malo estaba pasando, ¡estaba aburrido!", manifestó Raimundo, de 57 años, en redes sociales tras finalizar con éxito su paso por Groenlandia. 

En el primer día recorrió 80 kilómetros en 16 horas, en el segundo otros 60 en 14 horas, en el tercero transitó 35 en 9 horas y en el cuarto 83K en 17 largas horas. "No es lo que hago, es cómo lo hago! Esto es innegociable!!! Ojo mundo un dinosaurio te está midiendo!!!!", agregó.

"Cuando pienso en un reto siempre actué de la misma manera, me dejo guiar por el miedo que siento al imaginármelo. Nunca me ha importado lo que diga la gente, me pueden más las ganas de vivir que el miedo a fracasar", cuenta este pergaminense del barrio Otero.

"Después del cruce de Islandia hace cinco años tenía la duda si sería capaz de volver a las salvajadas, ayer (por el domingo) terminé el reto con toda la adrenalina a tope, con lágrimas de las que no se ocultan", se sinceró en su relato en Facebook.

"Según mis lecturas Groenlandia es casi el último reducto donde nos están poniendo a prueba si realmente merecemos vivir en este planeta donde las capas de hielo se están descongelado, son de 3.000 metros de alto y no lo digo yo lo dicen los científicos: si se descongelaran, los océanos subirían siete metros; pero parece que esas noticias no nos interesan, claro Groenlandia está muy lejos y como no vive casi nadie, qué más da ... ¿no? ¿De verdad nadie leyó la noticia? o es un problema de otros", había expresado sobre la elección de Groenlandia como lugar para su nuevo reto. A continuación compartimos el relato de sus días en Groenlandia.

Cuatro días y 258 kilómetros

Día 1: "Arranco a las 4 de la mañana, la claridad es total a esa hora, los nervios me acompañan, el camino es de ripio y aparentemente no hay dificultad. A solo 4 kilómetros en mis pensamientos me encuentro al costado de camino a solo 20 metros un Muskok o buey almizchero (parece un bisonte pequeño, los había visto en fotos pero me los imaginaba inmensos como un toro Miura), me quedo paralizado, miro hacia los lados para poder correr pero estaba justo por donde tenía que pasar. Tomo valor y encaro y justo a su altura me bufa (jajajaja) se me paró el corazón, pude hacer una pequeña y mala filmación. 

"Sigo mi camino y empiezan a aparecer los lagos y a lo lejos el glaciar. El agua en muchas zonas no es potable ya que tiene muchos minerales cosa que juega en mi contra, no pensaba llevar más que un botellín para ir rellenando. Por el camino veo una pareja de reindeer (ciervos). Llegó al glaciar, es impresionante su inmensidad, su blancura infinita, solo pensar que si se descongelar…Regreso a Kagerlussuaq pero ese día con 80 kilómetros y 16 horas no estoy muy convencido de mi reto ya que no vine a correr por caminos de ripio, el desgaste fue grande".

Día 2: "Arranco a las 4 de la mañana, camino ancho en los primeros kilómetros hasta que entro en un camino de tierra para luego ir a una senda. Acá empieza lo bueno … pero ya llevo 100 kilómetros en las piernas. O sorpresa la senda está llena de agua, a todo esto seguía viendo que el agua que llevaba para beber era para un rato, en algún momento tenía que reponer. Con la comida ya sabía que estaba corto, 6 geles ,6 barritas de las gordas, 4 bocadillos de pan de mini hamburguesas y 6 sobres de café y 6 de leche condensada (¿me alcanzaría?)

"El peso de mi mochila estaría en 8 o 9 kilos, los pies mojados desde el principio cosa que me preocupaba. El paisaje es brutal, montañas a los lados, muchas de ellas con verde. No paro de sacar fotos y filmar. Llego a la primera cabaña (mini) sin nada dentro (Katitik km 46 del día). Sigo y la lluvia hace su presencia. El agua que estoy pisando no es precisamente caliente, es de deshielo y los pies se van congelando. En el camino me encuentro con dos chicos que peleaban con el barro, yo también pero me crié en Otero y eso es un plus (somos barreros). A las 18:00 llego al otro refugio (Kanocenteret km 66 del día). Tenía electricidad de batería para los móviles y ya había 6 personas, no paraba de llover, colgué la ropa mojada y a dormir".

Día 3: "El peor, preparado para salir a las 4 de la mañana y vuelve a llover. Decido no salir y esperar, era suicida para mi si se me mojaba la ropa, ya que no tenía de recambio, pero de tanto esperar a las 8:00 decido irme. Me arrimo a un lago y recargo agua, no es del mejor color pero tengo que beber sino es otro problema añadido (no llevo pastillas potabilizadoras, en Islandia no necesite porque el agua era súper trasparente) y había riesgo de deshidratación.

"Ya en marcha con la lluvia iba muy nervioso, la senda seguía con agua, empiezo a sentir que los dedos gordos de los pies no los siento (me asusto), en todo momento intento correr porque es la solución al problema pero hay tramos complicados pegados a los lagos que están llenos de agua que bajan de las montañas.

"Sobre el mediodía llegó a otro refugio (Ikkattooq llevaba solo 22 kms). Al entrar me encuentro con un senderista al que le pido si me hacía un té, iba con frío. Prosigo la marcha después de vadear un río sin mucha corriente, teniendo cuidado porque te podés caer, las piedras nunca son seguras. Prosigo la marcha sin parar de llover con sentimiento de culpa por las horas perdidas por la mañana, hasta que llegó a una ensenada (o no sé cómo se dice). Impresionante el lugar, se perdía la vista. Hasta este momento el GPS solo lo utilizaba para saber los kilómetros o si el camino desaparecía un tramo, porque hay hitos (montones de piedras) que todas tiene una marca de media esfera de color rojo que significa que vas bien o sorpresa después de 2 kms llegó a un punto que hay que cruzar un río, miro la ruta y la senda estaba justo al otro lado de la ensenada y como siempre cabezón en vez de deshacer el camino, fui en diagonal con el agua hasta las rodillas (a esta altura no sentía los dedos gordos de los pies), llego a un puente de madera que me permite cruzar el río. Llego al refugio (Equalugaarniarfik sobre las 17:00 con solo 35 kilómetros. ¡Qué ruina!, el más pequeño solo para 5 personas. No me quedaba nada de agua, era el único refugio en altura, abro la puerta del refugio y me encuentro un austríaco y lo primero que le digo es water? (jajaja) su cara era un poema cuando me vio con mi mochilita. No problem!! Salió descalzo con un bidón en busca de agua, que la trajo negra no. Tenía un potabilizador (pero el agua seguía negra jajaja). Me pregunta si voy a comer (jajaja) y saca unas bolsas de comida deshidratada. Me pregunta si llevo cuchara jajaja miro para todos lados y saco la funda del móvil y a comer jajaja. Me salvó".

Día 4: "Arranco una vez más a las 4 de la mañana, no llovía, lo que no quiere decir que era un día radiante. Apenas salgo me equivoco, lo que me desespera, retomo enseguida el camino que me deja correr donde el paisaje es alucinante, llego en nada a otro refugio (Innajuattuptesia 22 km)

"Mi miedo fue siempre el mismo si me pasaba algo, cómo saldría de un lugar tan inhóspito (solo un helicóptero, pero como avisaba no hay señal) una torcedura de tobillo, un resbalón en el barro, el terreno que corría era completamente desconocido para mi, varias veces mis piernas desaparecieron hasta las rodillas en el barro, que el agua que bebía me cayera mal, que me agarrara un desfallecimiento por falta de comida (sabía que las calorías eran insuficientes) o mis pies que no paraban de estar mojados, no quería ni sacarme las zapatillas (lo dejo para el final).

"Al salir del refugio vadeo de río y prosigo encontrando varios senderistas que llevaban mochilas que creo que entraría todo lo que tengo en mi armario. Siempre paré para intercambiar cuatro palabras con mi fluido inglés (como ya lo saben). Aparece el otro refugio (Nerumag 19 kms más). Estoy eufórico, el tiempo está nublado con amenazas pero no llueve. Cruzo una zona de agua estancada, no hay viento donde aparecen los famosos mosquitos, impresionantes.

"Llego a otro refugio (1st Fjord 17 kms más). No entré porque estaba a 300 metros y me parecía mucha distancia (jajaja) Otro más (Skilift 23 kms) estaba cerrado, me favorece, oscurece a las 23:00, me queda tiempo, empiezo a bajar por una senda 'como no' mojada y con agua, al final veo Sisimiut, 83 kilómetros había hecho desde las 4 de la mañana, una barbaridad, no lo puedo creer, el dinosaurio lo había hecho otra vez. Sigo asombrándome cómo es posible hacer tantos kilómetros en unas condiciones tan extremas y poder seguir corriendo. ¿Mis pies?, ¡impecables! ¿De qué estarán hechos? Sisimiut, final a las 21:00 hora local". 


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