El precio de la carne vacuna, que venía sin variaciones importantes desde fines del año pasado y había quedado retrasado con relación a la de pollo y cerdo, definitivamente comenzó a subir y por algunos cortes en Pergamino ya se paga más de 2000 pesos. Pero más preocupante aun es que desde la cadena aseguran que las subas "no tienen techo" a la vista, porque hay una serie de factores que indican que seguirán los reacomodamientos de precios.
Por eso el Gobierno nacional comenzó a implementar medidas, que siempre se anuncian como soluciones definitivas y nunca resultan eficientes, al menos para la gran mayoría de los consumidores que adquieren la carne en los comercios de cercanía. Es que a las clásicas carnicerías, donde se atiende de manera personalizada y artesanal, los beneficios del Gobierno nunca llegan en su real dimensión. En todo caso a ciudades como Pergamino llegan a las cadenas de supermercados, en cortes envasados y cantidades limitadas. De todos modos sirven como atractivo para que la gente vaya en su búsqueda y termine llevando otros productos. Naturalmente el negocio es para las grandes firmas en detrimento de la golpeada economía de los comerciantes locales.
De hecho, el precio de la carne comenzó a subir y los carniceros, que están en la línea de fuego ante las quejas de los consumidores, aseguran que las ventas comenzaron a caer y que el panorama es muy preocupante de cara a los próximos meses.
La suba del kilo de ganado vivo que se empezó a dar en los mercados concentradores y las ferias ganaderas inmediatamente se trasladó a las carnicerías y góndolas.
A nivel Pergamino los precios de los cortes vacunos vienen sufriendo aumentos progresivos desde hace dos semanas. Así, los cortes vacunos treparon cerca de un 30 por ciento, no de una vez sino en tres tramos, lo que los carniceros no pueden absorber, de modo que no tienen otra alternativa que trasladarlo al precio de mostrador.
Hoy, según el punto de venta que se trate, se paga por un kilogramo de pulpa especial o de asado de primera calidad entre 2.000 y 2.200 pesos o incluso, en algún corte puntual, un poco más. Los cortes de cerdo promedian los 900 pesos y el pollo entero ronda los 400 pesos el kilogramo.
"Con estos aumentos y la falta de dinero de la gente se vende cada vez menos, y lo peor es que los matarifes nos adelantaron que los aumentos no tienen techo", destacó un carnicero consultado por LA OPINION.
En general y tomando como promedio de varias carnicerías consultadas, el kilo de asado subió a 1.800 pesos, la nalga trepó a 2.000 pesos y el lomo a 2.400 pesos. Y luego hay diferencias según los cortes ya que se carga más los más demandados, por ejemplo el vacío o el matambre que en algunos puntos llega a los 2.500 pesos por kilo. El de la carne es un mercado que se maneja por la oferta y la demanda; cualquier injerencia forzada más temprano que tarde fracasará. La encrucijada actual es que es muy bajo el poder adquisitivo de los consumidores y, a la par, la hacienda en pie sigue subiendo en su precio por los altos costos de alimentación y mantención general que tienen los animales. Si fuera por el bajo nivel de consumo (poca demanda) debería mantenerse o bajar el precio. Pero nadie cree que ello pueda suceder.
La sequía
La sequía es otro componente que impacta en el comportamiento de precios. Hasta el momento el fenómeno de la seca alcanza a casi el 50 por ciento del territorio nacional. Una problemática del alto impacto en el sector agropecuario, y que se prevé que se traslade al resto de la economía, especialmente por los menores ingresos por las exportaciones agroindustriales, que en 2022 representaron casi el 70 por ciento del total de las ventas al exterior que realizó el país. En medio de todo esto, la cadena de ganados y carnes asiste a un escenario de reacomodamiento de precios en relación a 2022. Según comentaron a este medio referentes de la carne vacuna, el precio de la hacienda registró un incremento de entre un 25 y 35 por ciento desde el inicio de 2023 y las perspectivas en el futuro inmediato es que continuará subiendo.