Este año el nuevo reglamento para las residencias hospitalarias fue una medida instrumentada por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires para imprimir algunos cambios, no solo en los programas de formación sino en las condiciones laborales de los residentes, dando respuesta a una demanda histórica. La medida fue leída también como un intento de salvataje para un sistema que, aunque representa la mejor instancia de formación de especialistas, está sumido en una crisis que viene expresándose desde hace varios años y responde a variables multicausales.
Si bien las residencias son un sistema de formación de posgrado en servicio que ofrece posibilidades muy superiores a las de otras alternativas para obtener las competencias necesarias que certifican una especialidad en disciplinas médicas y no médicas, no menos cierto es que por lo menos durante los últimos cinco o seis años hay una tendencia que preocupa: cada vez son menos los egresados de las carreras vinculadas al campo de la salud que eligen ingresar al sistema de residencias. Algunos optan directamente por trabajar con las competencias que les brinda el título universitario; y otros optan por realizar algún curso de posgrado para certificar una especialidad. Esta situación pone en jaque la esencia misma de un sistema que es considerado modelo por sus ventajas y exige de parte de las autoridades sanitarias de la búsqueda de incentivos orientados a revertir una realidad que termina resintiendo el funcionamiento mismo del sistema de salud por cuanto los residentes, al tiempo que se forman, también cumplen una tarea asistencial y refuerzan el funcionamiento de los distintos servicios, cuando no los sostienen.
Vacancia
Este año, al cierre del Concurso de Residencias 2022, los datos fueron elocuentes y mostraron que muchos de los cupos que se ofrecieron para distintas especialidades no fueron cubiertos por falta de aspirantes. Aunque todas las miradas se pusieron sobre Pediatría, porque es una especialidad altamente demandada y la falta de residentes motivó una fuerte preocupación por parte de distintos referentes del sistema sanitario y de la sociedad científica que nuclea a estos profesionales, la tendencia se dio en muchas de las especialidades ofrecidas, fundamentalmente aquellas consideradas críticas como Clínica Médica, Medicina General, Terapia Intensiva o Cirugía, por mencionar solo algunas.
Pocos días después de cerrado el concurso -y previo a la habilitación de la instancia de readjudicación prevista en el cronograma de ingreso al sistema-, el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires anunció la puesta en marcha de un nuevo reglamento en el que se incorporaron mejoras sustantivas. Se pensó que por la característica histórica de las cuestiones que quedaron saldadas este nuevo reglamento iba a tener algún impacto en las readjudicaciones y que algunos de los cupos que habían quedado sin cubrir en los hospitales iban a ocuparse, pero esto no sucedió en la medida de lo esperado y varias unidades de residencia se quedaron sin recibir a nuevos residentes.
Múltiples causas
Quienes conocen el sistema, entienden que esta falta de interés por las residencias obedece a múltiples razones y consideran que más allá del nuevo reglamento, demandará tiempo revertir lo que en los últimos años ha sido una constante. Las exigencias que supone ser residente, las condiciones de trabajo y los problemas estructurales del sistema de salud, desalientan la elección que compite con otras alternativas de formación, como son los cursos privados de posgrado que también entregan certificación. Este fenómeno que se viene observando hace varios años encuentra en algunas especialidades consideradas vitales para el funcionamiento del propio sistema una caja de resonancia que expresa una realidad y señala aspectos del propio modelo de formación que están llamados a repensarse.
A la par de ello, el interés por especialidades que resultan "más rentables" al momento del ejercicio profesional, como la medicina y cirugía estética, la dermatología o la oftalmología -para las que no siempre existen unidades de residencia disponibles- hacen que la formación de posgrado vaya transitando otra senda que aleja a los profesionales del terreno hospitalario.
En el mismo sentido, las condiciones de trabajo en lo público, si bien ofrecen una experiencia que no se gana en otros ámbitos, también suponen una sobrecarga y ciertas condiciones por el ejercicio profesional en contextos de crisis, que no se condicen con el proyecto profesional de muchos. Sujeto a vaivenes propios de la realidad del sistema sanitario y de los cambios que les va imponiendo la política, el sistema de residencias no ha quedado exento de dificultades para sostenerse y la propia crisis estructural de la salud ha hecho de los residentes "un pilar" fundamental en el funcionamiento de los distintos servicios, con la sobrecarga que esto genera. Ese peso sobre la espalda de los residentes, llevado durante años, ha ido generando representaciones en torno a las residencias que desalientan a quienes tienen que tomar la decisión de ingresar al sistema. Y quizás son las consecuencias de ello las que también impactan en los resultados que muestran cada año al final del proceso de llamado a concurso.
La cuestión de género también aparece entre las variables que es necesario analizar al momento de observar la realidad del sistema de residencias. En muchas especialidades hay un perfil "femenino" que se impone incluso en disciplinas que antes estaban reservadas casi con exclusividad a los hombres, como por ejemplo en cirugía o traumatología. Sin embargo, el sistema no siempre atiende algunas cuestiones y en algunos casos la realidad de la residencia, con sus tiempos tanto de formación como de servicio, colisionan con el proyecto personal o familiar, desalentando a muchas profesionales a optar por este sistema como camino hacia la especialidad elegida.
Asimismo, el hecho de que exista una oferta de cursos de posgrado que brindan certificación para distintas especialidades hace que en la ecuación deje de optarse por la residencia como sistema de formación, con todos los perjuicios que esto conlleva, por cuanto ningún curso aporta el nivel de experiencia en el contacto directo con pacientes que ofrece el paso por el sistema hospitalario.
Un problema en la atención de salud
En estos contextos tan diversos, la realidad muestra que cada vez son menos los que eligen formarse en el sistema público de salud a través del sistema de residencias y esto va en detrimento no solo de la formación de los agentes sanitarios sino que genera un problema que, en el corto, mediano y largo plazo comenzará a sentirse en el sistema asistencial porque los residentes nutren las plantas hospitalarias y suplen necesidades de los diferentes servicios. En algunos ámbitos esta realidad ya muestra algunas de sus consecuencias con la falta de profesionales para cubrir guardias o cargos en determinadas especialidades.
Por estas y muchas más razones que seguramente se estén escapando de este análisis, urge trabajar seriamente sobre este tema, colocarlo en la agenda de discusión y convocar a todos los actores del sistema sanitario involucrados en esta cuestión que resulta vital. Porque en un escenario donde el conocimiento se vuelve tan necesario y donde la formación hospitalaria resulta un instrumento tan potente para la transformación en salud, resulta incomprensible que el sistema de residencias se debilite y sean muchos los que desisten de tomar la decisión profesional y de vida de formarse dentro del sistema público de salud para ejercer en distintos campos de la salud, muñidos de las mejores herramientas esas que da la formación académica, pero fundamentalmente la práctica real en el contacto directo con pacientes.
Realidad con impacto local
En Pergamino, el único espacio donde se forman especialistas es el Hospital Interzonal General de Agudos San José, un efector que cuenta con unidades de residencia para distintas especialidades y posee una larga trayectoria. Este año en el Concurso 2022 ingresaron 10 residentes. Dos en Clínica Médica, uno en Tocoginecología, uno en Economía y Administración Hospitalaria, uno en Terapia Ocupacional, dos en Psicología, uno en Cirugía General y dos en Obstetricia. Esta composición del ingreso es menor a la de años anteriores, lo que confirma una tendencia que no es privativa de Pergamino, sino que se condice con la realidad provincial y nacional. En este sentido, se observa con preocupación que hubo especialidades como Pediatría, cuyos cupos no pudieron ser cubiertos por falta de postulantes a seguir la especialidad; más considerando que el Hospital es una institución que posee reconocido prestigio por la calidad de atención en Clínica Pediátrica, Neonatología y Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica, especialidades para las que anualmente se abren cupos para el ingreso a las residencias.
En el caso de Clínica Pediátrica, en el concurso de residencias 2022 se habían ofrecido tres cupos y ninguno fue cubierto. En la residencia de Pediatría articulada con Neonatología se habían establecido dos cupos, la misma cantidad de para Pediatría articulada con Terapia Intensiva Pediátrica y en estas residencias tampoco hubo inscriptos para cubrir esas vacantes. Tampoco pudieron ser cubiertos estos cupos en la primera readjudicación y queda abierta una instancia en el marco de la segunda readjudicación y quienes tomen esta posibilidad, asumirán sus cargos a partir del 1° de diciembre.
