El exmarcador central rojinegro, actualmente retirado, le comentó a LA OPINION su anhelo de ser director deportivo del club. “El tiempo no lo voy a poner yo ni mucho menos, pero estoy seguro de que ese día llegará”, afirmó. Contó sobre el proyecto en el que está involucrado y recordó su paso por Pergamino.
A un año de haberse retirado de la actividad futbolística y a tres de su alejamiento de Douglas Haig, Leandro Gioda, emblema de la defensa rojinegra en la segunda etapa que tuvo el club en la Primera B Nacional (de 2012 a 2017), dialogó telefónicamente con LA OPINION desde el barrio porteño de Palermo y reveló su interés de ser “en algún momento” manager del fogonero, aunque aclaró que “el tiempo no lo voy a poner yo ni mucho menos, pero estoy seguro de que ese día llegará”.
Leandro Gioda pasa sus días junto a su familia en Buenos Aires, a la espera de que se reanuden los entrenamientos de fútbol. El oriundo de la localidad de Pérez en la provincia de Santa Fe lidera la academia Southern Cone, un centro de entrenamiento para futbolistas libres de alto rendimiento de entre 18 y 23 años, con la intención de potenciarlos e involucrarlos en clubes de Primera División y el ascenso del fútbol argentino.
Mientras sigue a rajatabla la cuarentena en el barrio de Palermo, el exzaguero del rojinegro le manifestó al Diario su interés de regresar al club en “algún momento” como manager. El contacto con LA OPINION se originó a raíz de que Gioda revelara esa intención en un medio de comunicación nacional.
- ¿Es real la información que circuló en los últimos días sobre tu deseo de regresar a Douglas Haig para trabajar en alguna faceta?
- Lo que ocurrió es que me hicieron una entrevista por todo lo que fue mi carrera futbolística y cuando llegó el momento de hablar de Douglas Haig me aflojé todo, siempre digo que Douglas Haig fue el club que me reinsertó en el fútbol profesional en un momento que no era bueno para mí y llegué al club de la mano de Omar Jorge, de Javier Martínez y de Carlos Pérez, de esa comisión directiva que me devolvió las ganas de sentirme nuevamente jugador profesional. Además fue el club en el que más tiempo estuve, fueron cinco años y siempre sentí el cariño de la gente de Pergamino, del hincha de Douglas Haig y de la misma institución.
Para mí fue muy difícil haberme ido de Douglas Haig, al día de hoy me cuesta digerirlo. Ojalá que en algún momento pueda volver y darle al club, desde afuera de la cancha, lo tanto que me brindó durante el tiempo que estuve.
- ¿En esa función te gustaría tener un espacio en el club? ¿por qué no como entrenador?
- No es que no me guste ser entrenador, hoy sinceramente me gusta más esta faceta y lo hago en Southern Cone, siendo el nexo entre los jugadores que tenemos nosotros y los dirigentes del fútbol argentino. En esta faceta me siento cómodo, no soy un experto pero siento que me puedo desarrollar muy bien. Lo de entrenador lo dirá el tiempo, pero a priori me sentiría más cómodo trabajando en la función de director deportivo o mánager, como se lo quiera llamar.
- ¿Entonces está descartada la opción de sumarte a la lista de candidatos para la dirección técnica de Douglas Haig en un futuro cercano?
- Sí porque sería faltarles el respeto a los entrenadores de fútbol, yo no voy por ese lado. Con respecto a Douglas Haig y estando hoy en la distancia, me gustaría que el club trate de hacer bien las cosas y que las decisiones que se tomen sean en beneficio de la institución, ya que acá lo más importante es el club. Si yo tendría que elegir un entrenador para Douglas Haig, elegiría un técnico que conozca al club, que sepa lo que se respira y la idiosincrasia de la institución formada por tantos años.
- De acuerdo a tus palabras, ¿se puede considerar entonces que la comisión directiva está bien orientada en la búsqueda del nuevo entrenador, ya que los nombres que suenan para reemplazar a Sergio Arias son exfutbolistas de la institución y que hicieron historia con la casaca rojinegra?
- Yo siempre considero que la dirigencia tiene que ser lo mejor para el presente del club. El único fin tiene que ser el beneficio de la institución y si el club se perjudica, todo lo que está a su alrededor también se perjudica. Soy partidario de mantener la ideología de la institución, que se contrate a un entrenador que sepa a qué club va a dirigir. Eso, para empezar a implementar un trabajo que tenga sus frutos es fundamental.
- ¿Cuándo entendés que podría ser el momento adecuado para desembarcar en Douglas Haig como director deportivo?
- Ese es un anhelo personal, pero el tiempo no lo voy a poner yo ni mucho menos. Hoy estoy muy contento con el trabajo que estoy realizando en Southern Cone, pero me gustaría en algún momento ser parte de la institución o ayudar desde el lugar que me corresponda o que pueda. Hoy en día hay gente que está trabajando en el club y me parece que sería una falta de respeto postularme, pero sé y estoy seguro de que ese momento algún día llegará.
Su paso por Pergamino
- ¿Qué recordás de tu paso por Pergamino y por Douglas Haig?
- Fueron cinco años de plena felicidad. No había día que no me levante feliz por ir a entrenar y recorrer las instalaciones del club o ir a la sede o al predio para encontrarme con gente que realmente me hacía bien en el día a día. Se me viene a la mente ‘Cachito’ Rossi, “Semilla” (Santiago Giamarchi), “La Chancha” (Cristian Dinatale), “El Tortu” (José Servedía), “Fer” (Fernando de Pedro), a mis compañeros de plantel y seguramente me estoy olvidando de mucha gente que en lo personal me hacía bien.
- Además de tu relación deportiva con Douglas Haig, parece que te quedó un vínculo fuerte con la ciudad.
- A mí en Pergamino me quedó mucho cariño. Al hincha de Douglas Haig lo quiero mucho, a la institución aprendí a quererla a su manera y no me arrepiento absolutamente de nada de lo que viví en el club. Siento que pasé por mejores cosas que otras. Vi feliz a mi mujer en Pergamino, mi hija nació en Pergamino y siempre estuve cerca de mis viejos. Fueron un montón de aspectos que hacían que yo sea feliz en Pergamino.
Siento que lo que viví en esa ciudad no lo voy a volver a vivir jamás. Obviamente que esa etapa no va a regresar porque no voy a volver a jugar al fútbol, pero viví cosas que no me pasaron en otro lugar, por eso me costó tanto irme. El fútbol tiene estas cosas, mi idea era retirarme en Douglas Haig, pero a veces el fútbol no puede brindarte todo lo que uno desea.
Y en lo futbolístico he tenido un montón de ofertas, pero siempre prioricé a Douglas Haig porque realmente lo sentía así, quería quedarme en el club, sentía que no tenía motivos para irme. Lamentablemente me tocó irme tiempo después, pero quiero muchísimo al club, al hincha y la gente de Pergamino. Me hicieron sentir un pergaminense más cuando yo en mi vida había pasado ni siquiera por la ciudad.
- ¿Qué opinión te merece hoy el presente deportivo del rojinegro hasta el comienzo de la pandemia?
- A Douglas Haig lo sigo siempre porque para mí fue muy difícil salir del club. Hacer hoy un análisis del presente deportivo de Douglas Haig es muy difícil por la pandemia que nos está azotando, pero sí puedo decir que el club no merece estar en la categoría que está. Lamentablemente me tocó estar en ese equipo que descendió y no fue por culpa mía ni de ese plantel, pero entiendo que es una institución muy grande como para estar en el Federal A. Puedo asegurar que hay equipos de Primera División que no tienen el predio que tiene Douglas Haig, entonces me gustaría que eso se gestione y explote bien para que el club tenga una ideología futbolística, dirigencial e institucional.
Estandarte en la defensa
En los cinco años que Leandro Gioda vistió la camiseta de Douglas Haig durante el segundo período que vivió el club en la Primera B Nacional, el nacido en Pérez fue un estandarte en la defensa rojinegra. Jugó más de 180 partidos representando al club en la categoría y llevó la voz de liderazgo en los planteles que compartió. Convirtió 18 goles y alcanzó su mejor rendimiento durante la gestión de Reinaldo Merlo en la dirección técnica, en la temporada 2013-2014, cuando le tocó hacer dupla con Carlos Quintana en la zaga central. En Douglas Haig fue todo un profesional, marcó el camino del esmero constante y su lugar fue difícil de reemplazar cuando tuvo que ausentarse por lesión o sanción.
