Helados La Fe es una marca registrada de nuestra comunidad y la región. Así lo acreditan los casi 80 años de vida de esta firma familiar, fundada el 24 de setiembre de 1942 en la tradicional esquina de Castelli y San Nicolás.
Desde el año pasado a cargo de Mariano y Alejandro Maza, hijos de Raúl Maza, impulsor de la heladería en 1971, -año en que la adquirió- La Fe acaba de ser calificada como una de las cuatro mejores heladerías artesanales del país por la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (Afadhya), entidad que cada año organiza La Noche del Helado Artesanal.
"Este reconocimiento surge de una charla virtual a la que me convocaron junto a otros tres heladeros referentes del país, para el ciclo Heladeros Argentinos para el Mundo", contó Alejandro Maza, quien recibió a LA OPINION en la planta de elaboración ubicada en la esquina de Belgrano y Monteagudo.
Esta categorización fue destacada por el diario El Cronista, en su sección virtual Clase, donde menciona a La Fe junto a otras tres heladerías artesanales como "las mejores del país", por ser "familiares y pioneras". Estas son -además de La Fe- Portho Gelatto, creada en 1998 en San Juan; Helados Tito, un clásico desde 1965 en Río Gallegos, Santa Cruz; y Dino, con 41 años de tradición en Resistencia, Chaco.
"Hay reconocidos maestros heladeros en todo el país. Los reunimos para dar cuenta de la pasión compartida, de la cultura gastronómica y los sabores propios de cada región, recorriendo la variedad que se elabora a lo largo de los más de 4.000 kilómetros de la Argentina", de nuestro país", comentó Gabriel Famá, presidente de Afadhya, en el artículo de El Cronista.
El secreto de la vigencia
La Fe cuenta hoy con seis sucursales en Pergamino y cinco repartidas en la región, y más de 10 gustos de dulce de leche. "No solo hacemos helado de dulce de leche sino que usamos el dulce de leche como un ingrediente en reemplazo del azúcar", reveló Maza.
En este punto recordó que con el dulce de leche "La vaca aplicada", la firma obtuvo varios premios en concursos nacionales, como así también con el helado de dulce de leche.
El maestro heladero argumentó que el secreto de este éxito se debe a que "nuestro dulce de leche pasa a ser parte del helado, ya que trabajamos desde el dulce pesando en el producto final, obviamente al sabor nuestro".
-¿Cuál es la receta para permanecer vigentes a través de los años?
-También lo que trataba la charla a la que fui invitado es sobre la historia. En general, la mayoría de los heladeros artesanos son de muchos años y de varias generaciones, incluso aquí en Pergamino, porque hay un buen helado artesanal en nuestra ciudad. No solo el nuestro, hay muchos colegas que hacen excelente helado.
Nosotros vamos a cumplir 80 años de existencia el año que viene, que no es poca cosa. Tratamos de permanecer actualizados y vigentes, porque hay que ir adaptándose a las nuevas generaciones. Imaginate que cuando inauguró la heladería Doña Carmen en el año 1942, se elaboraban siete sabores de helados, hoy tenemos 60 y no son los mismos, porque las generaciones van cambiando los gustos.
Lo más difícil a veces es mantenerse en el tiempo y no quedarse parado en una historia, porque pasa a ser algo viejo y nosotros queremos ser algo tradicional que perdure en el tiempo.
Con mi hermano Mariano desde el año pasado estamos al frente de la fábrica. Papá dio un paso al costado, pero también fue la motivación de él desde el año 70 en hacer desde el Auto Helado, la "Cueva", el yogur helado, el cucuruchón, el cubanón. Es decir, es un poco la semilla que sembró en nosotros, y hoy tenemos el desafío de seguir con esto y llevarlo al próximo escalón. Obviamente, hoy en la parte técnica hay mucho más desarrollo que lo que había 30 años atrás. Además, los paladares y las materias primas fueron cambiando.
-Seguramente ya están elaborando nuevos productos para lanzarlos al mercado.
-Hicimos un helado de pochoclo que lo lanzamos este domingo (Día de las Infancias). Es un helado con pochoclo bañado en chocolate y dulce leche. Para los chicos el año pasado hicimos las paletas con dibujitos, para lo cual hicimos inversiones en la fábrica en equipos de ultra congelados.
Pero, volviendo al eje de charla convocada por Afadhya, el espíritu es siempre el mismo: el producto natural. Usamos la mejor materia prima que conseguimos en el mercado y el amor con el que hacemos las cosas. A mí me apasiona hacer helados.
-¿La pandemia les frenó la producción?
-No. Al contrario. Nosotros teníamos un sistema de delivery muy bien armado, no era una actividad ajena a lo nuestro. Al haber mucha más gente en cuarentena pudimos mantener la producción.
En ningún esquema de vacunación excepcional fueron contemplados nuestros empleados, que estuvieron poniéndole el pecho; lo motoristas que estuvieron durante toda la pandemia trabajando. El 100 por ciento de toda la gente que trabajó con nosotros lo hizo a pleno y era un riesgo porque nadie sabía lo que podía pasar. Al contrario de lo que le pasó al 50 por ciento de la actividad económica, que fue tremendamente golpeada, gracias a Dios pudimos ir sobrellevando las distintas situaciones que se presentaron. No fue el nuestro de los rubros que más castigados estuvo.