Primeras pruebas del crematorio y capacitación para el personal

El jueves 27 de febrero quedará marcado (a fuego) en el calendario de la CELP y sus servicios sociales. Después de 20 años de espera, por fin se encendieron las hornallas del primer horno crematorio en el Partido de Pergamino. Un objetivo alcanzado, luego de varios intentos fallidos. 

Por razones económicas y culturales, la cremación de los cuerpos es una tendencia que se consolida en las prácticas funerarias de los pergaminenses. "Desde hace un par de años la decisión de cremar el cuerpo de un familiar se ha incrementado, alcanzando más del 50% de los fallecimientos en nuestra ciudad. Es por eso que aducimos en que en un corto plazo quizá tengamos que adquirir un nuevo equipo, dado que no vamos a dar a vasto con este nuevo servicio", aseguraron los responsables de los servicios sociales de la cooperativa eléctrica. 

Vale recordar que este nuevo servicio será totalmente gratuito para los socios que estén adheridos a los servicios sociales de la cooperativa eléctrica. "La cantidad de cremaciones se ha incrementado por un cambio de costumbres en los ritos funerarios. Antes los velatorios eran más extensos y concurridos, para luego trasladarlos al cementerio. Desde ya hace unos años, el familiar del fallecido opta cada vez más en un velatorio más corto y por una cremación. El contar con nuestro propio horno, hace aún más fácil todo esto, dado que antes había que trasladar el cuerpo hasta Junín y continuaba dos días más el dolor, ahora luego del velorio se traslada el cuerpo unos 30 metros y se lo crema", sintetizó el encargado de las salas.

La evolución hacia la cremación en Pergamino también se refleja en el cambio cultural que tuvo lugar en todo el Partido. Históricamente, la influencia del cristianismo en nuestro país promovió el entierro como la forma más adecuada de disposición del cuerpo, pero en la última década, esta visión cambió. Funcionan incluso "osarios" en diversas iglesias, donde los deudos de los fallecidos pueden depositar las cenizas de sus seres queridos.  

Así, la cremación se ha integrado en la vida cotidiana de Pergamino, no solo como una necesidad económica o práctica, sino también como una opción que se alinea con las creencias y deseos personales de los individuos y sus familias. La tendencia según dicen los que saben seguirá en aumento.

Nuestra ciudad viene experimentando un cambio significativo en los últimos cinco años en las prácticas crematorias. Durante la pandemia, en el año 2020 fueron 226 los servicios realizados en el cementerio Pehuen en la ciudad de Junín. Subió de manera sustancial en el 2022 a 315 cremaciones y el año pasado (2024) el total registrado en Pergamino fue de 328.

"Desde que arrancamos nuestra gestión a mediados del 2023, con una nueva visión y nuevos objetivos, una deuda que se tenía la cooperativa desde hacía veinte años con los socios era la concreción de un horno crematorio. Si bien ya se brindaba este servicio, era todo un trámite el tener que trasladar el cuerpo junto a un familiar y/o testigo hasta la ciudad de Junín. Ahora todo eso cambia y dentro del mismo predio de las salas velatorias, se llevará a cabo el servicio, y así alivianar un poco el dolor que conlleva esa situación", sintetizó Lucio Tezón, presidente de la CELP. 

Una práctica mundial

A nivel global, la cremación también ganó terreno de manera significativa. En Japón, por ejemplo, donde la escasez de tierra es un problema crítico, más del 99% de los cuerpos son cremados. En Europa, países como el Reino Unido y Suecia adoptaron masivamente esta práctica funeraria, y en Estados Unidos la cremación superó al entierro por primera vez en 2015. Este aumento global se debe no solo a consideraciones económicas y espaciales, sino también a un cambio en las creencias culturales y religiosas sobre la muerte y la disposición de los cuerpos.

Durante siglos, la Iglesia Católica promovió el entierro como la única forma aceptable, a partir de la creencia de la resurrección de la carne. Sin embargo, en 1963 el papa Pablo VI permitió oficialmente la cremación para los católicos, aunque bajo ciertas condiciones. En 2016, el Vaticano emitió nuevas directrices que permiten la cremación, pero prohíben la dispersión de las cenizas o su conservación en el hogar, exigiendo que las cenizas sean enterradas en un lugar sagrado como un cementerio o una iglesia.