Un valioso trabajo realizado en INTA Pergamino, demuestra que la interacción de Genética, densidad y nitrógeno permiten la expresión de altos rendimientos en siembras tardías de maíz.
La fecha de siembra tardía representa un ambiente diferente respecto de las tempranas, al tiempo que la oferta de nitrógeno desde el suelo es superior por la prolongación del barbecho, las mayores temperaturas y mejor sincronía entre oferta del ambiente y demanda del cultivo.
Atendiendo estas variables, el ingeniero agrónomo Gustavo Ferraris, junto a profesionales del ámbito privado, decidieron abordar un aspecto relevante del manejo agronómico del maíz, como es la interacción entre genética, densidad, y fertilización nitrogenada, con el objetivo de analizar la interacción triple entre genética, densidad y nivel de nitrógeno en siembra tardía.
Materiales y métodos
Se trabajó sobre un suelo Serie Pergamino, Argiudol típico, (USDA- Soil Taxonomy V. 2006), capacidad de uso: I-2. Se sembró el día 9 de diciembre en forma mecánica, logrando las densidades objetivo por raleo. Fue espaciado a 0,7 m entre hileras. Las unidades experimentales fueron de 21 m2 y la superficie cosechada 5 m2. Se fertilizó con 100 kg/ha de MAP a la siembra y 100 kg/ha de sulfato de calcio en cobertura total, también durante la siembra. El diseño correspondió a bloques completos aleatorizados con 2 repeticiones, con arreglo factorial completo de los tratamientos. Se estudió la interacción entre los factores genotipo, densidad y fertilización nitrogenada. El objetivo de nitrógeno se logró mediante la aplicación de urea granulada en post-emergencia temprana, considerando también el aportado por MAP en línea y el disponible en forma de nitrógeno-nitratos en suelo, a 60 cm de profundidad.
La cosecha se realizó en forma manual, el día 04 de junio, con trilla estacionaria de las muestras. Para el estudio de los resultados se realizaron análisis de la varianza, comparaciones de medias y análisis de regresión.
Resultados y discusión
Durante la etapa vegetativa el cultivo estuvo sometido a precipitaciones escasas y altas temperaturas, pero se registró una mejora notable hacia floración. El cambio aconteció a mediados de enero, de allí en adelante las buenas condiciones se mantuvieron, determinando un ambiente contrastante al de la siembra temprana.
La fecha de siembra tardía arrojó un rendimiento promedio de 13.197 kg/ha, resultando muy superior a los de un experimento similar conducido en fecha temprana. Un mejor almacenaje inicial y el retorno de las precipitaciones resultaron claves para este comportamiento.
Respecto de la densidad, la mejora del ambiente permitió tolerar y expresar el potencial genético con 90 mil plantas por hectárea. A la vez, el incremento de la fertilización de N140 (suelo + fertilizante) a N180 determinó un salto significativo en la productividad. De N180 a N220 el aumento fue moderado, no significativo.
La interacción cultivar por densidad fue la más importante, alcanzando nivel estadístico significativo y la densidad óptima fue diferente según genotipo. Para NK 979 Vip 3 el óptimo estuvo en 75 mil plantas/hectárea y en NK 897 Vip 3 el mayor rendimiento se encontró en 60 milplantas/hectárea, a excepción de la fertilización con N220. Por el contrario, en NK 890 Vip 3 se logró lo propio en 90 mil plantas/hectárea.
Por último, la respuesta a la fertilización fue, en promedio, similar en todos los cultivares, pero se incrementó fuertemente con la densidad.
Estos resultados obtenidos permiten aceptar que en siembra tardía el manejo adecuado de la densidad y la fertilización permite maximizar la expresión de los genotipos, logrando así mayores rendimientos.