"Las biosoluciones cumplen un rol fundamentalpara acompañar el proceso productivo y la creciente demanda de alimentos y materias primas, en forma sostenible y sustentable", resume Mauricio Naya desde UPL, firma que cuenta con un área específica llamada Natural Plant Protection, donde agrupa todaslas bios.
Para esta época del año, de la amplia paleta de UPL, Naya recomienda tres biosoluciones para soja, maíz, sorgo y girasol: Biozyme TF, Biotron Plus y Optimat.
Detalló que "el Biozyme TF, aplicado a la semilla, estimula los procesos de germinación, logrando una emergencia más rápida y homogénea como así también un mayor desarrollo radicular", además de poder utilizarse también en aplicaciones foliares, "con excelentes respuestas, tanto en trigo como en maíz".
Respecto al Biotron Plus, indicado para aplicación foliar, "destacó que mantiene activo el sistema de desintoxicación de la planta, mejora su respuesta frente al estrés, además de proporcionar ácidos fúlvicos y un shock nutricional de macro y micronutrientes para una rápida recuperación".
En cuanto al Optimat, también de aplicación foliar, subrayó que "permite reducir las pérdidas por estrés o, incluso, obtener una ganancia extra de rendimiento, y otorga una alta estabilidad de respuesta aun frente a fuertes eventos de estrés". Debido a que Optimat contiene elevados niveles de folcisteina (responsable de intervenir en los mecanismos de desintoxicación de las plantas), Naya lo recomienda precisamente "para revertir problemas ocasionados por fotoxicidad"
Aunque no las veamos…
"Si bien no pueden detectarse a simple vista, como sí ocurre con los herbicidas o fertilizantes, las respuestas de los bioestimulantes están presentes y probadas en los cultivos", advierte Martina Angeloni, profesional de Sipcam Argentina, empresa de origen italiano, que comercializa sus bioestimulantes en Europa, donde existe una amplia adopción de esta tecnología desde hace más de una década.
En Argentina comienza a introducir sus primeros productos hace un par de años, con respuestas positivas que van de 6 a 10 por ciento, según el cultivo. Entre estos, Angeloni menciona a los bioestimulantes Forte para legumbres y cereales que "aplicados a la semilla mejoran el poder germinativo, el vigor y la energía, asegurando en soja, por ejemplo, un mayor desarrollo radicular, mayor número de plantas e incremento y adelanto de la nodulación, algo que también se observa en arvejas".
También destacó que "minimiza los posibles efectos de toxicidad por herbicidas como 2,4 D que no lograron incorporarse debidamente al suelo por la falta de lluvias en su momento".
Para aplicación foliar, en tanto, aconseja Marvita. "Su formulación es a base de extractos de algas y su principal objetivo es fijar las estructuras reproductivas de cultivos, como soja, trigo, maíz, arveja y cebada". Aplicado "en estadios cercanos a la floración, acelera el metabolismo de la planta y así alivia el estrés metabólico para que pueda mantener sus estructuras reproductivas".
Una tecnología a adaptar
"Como todo producto de origen biológico e innovador, necesita toda una adaptación al sistema productivo que se viene haciendo, entender un poco como funcionan y cuáles son sus beneficios", considera Facundo Tancredi, coordinador de Desarrollo de Rizobacter Argentina.
Destaca también que "por lo general se asocia a los bioestimulantes con situaciones de estrés, pero también en situaciones favorables, como pueden ser las de esta campaña, su uso es igualmente recomendable dado que con bajo costo se obtienen resultados altamente positivos".
En Rizobacter cuentan con la tecnología Vitagrow, también recomendada para el tratamiento de semilla y/o aplicaciones foliares. "En lo que es tratamiento de semilla, nos concentramos principalmente en soja y trigo, pero también estamos trabajando algo a nivel industrial con semilleros de maíz y girasol", señala Tancredi.
Comenta que "en esta campaña en particular el productor cuenta con mucha semilla de baja calidad, con daño mecánico, ante lo cual se vio obligado a aplicarle curasemillas de mayor espectro de acción, con más carga química ante un eventual ataque de patógenos". Al respecto, considera que "frente a situaciones como estas, es sumamente recomendable el uso de bioestimulantes porque permite un plus de mayor energía y mejor poder germinativo por plantas logradas".
En cuanto a las aplicaciones foliares, también observa que "el uso de herbicidas más activos tiene un costo energético mayor para las plantas" y que "con la aplicación de un bioestimulante como Vitagrow se logra morigerar ese estrés, para que el cultivo entre en producción rápidamente, favoreciendo el desarrollo y rendimiento".
Por último y en coincidencia con todos los profesionales consultados, Tancredi afirma que la mejor recomendación es "no aplicar los bioestimulantes una vez en el cultivo de forma esporádica, sino tratar de hacerlo en cada campaña, tanto en el tratamiento de semillas como en el ciclo del cultivo, para obtener el mejor de los resultados".
