A medida que se acercan las festividades navideñas, varias instituciones de Pergamino que trabajan con personas que padecen Trastorno del Espectro Autista (TEA) han expresado su creciente preocupación por la utilización de pirotecnia sonora. En este sentido, señalaron los serios problemas que genera el alto impacto explosivo de los artefactos pirotécnicos, que afectan directamente a grupos vulnerables, como las personas con TEA y los animales, sin mencionar los riesgos graves, como lesiones, quemaduras e incendios que conllevan estos productos.
Como cada año, las celebraciones navideñas se convierten en un período de sufrimiento para muchas personas, especialmente aquellas que padecen TEA, debido a su hipersensibilidad sensorial, particularmente a nivel auditivo. Las explosiones de pirotecnia pueden desencadenar reacciones involuntarias e intensas, como estrés, ansiedad, miedo, crisis de llanto, gritos, autolesiones e incluso convulsiones. Esta sobrecarga sensorial se convierte en un verdadero drama que les afecta profundamente.
De igual manera, el impacto de la pirotecnia en los animales es sumamente alarmante. Se han documentado casos de taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, pérdida de control y en algunos casos, incluso la muerte. La intensidad y gravedad de estos efectos varían, pero en todos los casos, el sufrimiento es evidente. Es fundamental destacar la valiosa labor de las asociaciones protectoras de animales, que defienden el derecho de los animales a no ser expuestos a este tipo de sufrimiento.
Además de los daños a las personas y animales, el uso de pirotecnia tiene un impacto negativo sobre el medio ambiente. La mezcla de sustancias químicas como nitratos, sulfatos, percloratos y metales pesados (sodio, cobre, estroncio, litio, antimonio, magnesio y aluminio) liberan compuestos tóxicos, como monóxido de carbono (CO) y partículas suspendidas (PM2.5), que contaminan el aire y afectan la salud de toda la población, especialmente la de los más vulnerables.
Propuestas inclusivas
Desde las instituciones de Pergamino que abogan por el bienestar de las personas con TEA y los animales, se ha propuesto nuevamente la campaña "Más luces, menos ruido", que ha sido implementada en diversas localidades como una alternativa inclusiva para las festividades. Esta iniciativa busca proteger a los más vulnerables, especialmente aquellos que sufren las consecuencias de los ruidos de la pirotecnia, promoviendo un cambio cultural en las celebraciones. Erradicar la pirotecnia, un símbolo de festejo instalado desde generaciones pasadas, es un desafío complejo, pero necesario.
Se propone que quienes compran productos pirotécnicos los sustituyan por fuegos artificiales lumínicos, que no tengan impacto auditivo, y que se promueva la concientización sobre el uso irresponsable de estos productos. Si bien se ha logrado un descenso en el uso de pirotecnia gracias al trabajo constante de padres e instituciones en la sensibilización, aún queda un largo camino por recorrer.
"Pero esto no es suficiente", sostienen las instituciones. "Es necesario reforzar la concientización, pues lo que para algunos puede ser una fuente de diversión, para otros genera sufrimiento. A pesar de las campañas previas, aún debemos generar un compromiso social fuerte, para que, durante los días festivos, la irresponsabilidad no cause más daño a quienes son más vulnerables". Año tras año, es imperativo reforzar las campañas de difusión y concientización sobre los efectos negativos de la pirotecnia.
Acciones y fiscalización
En Pergamino, el Decreto N° 8157/18, que declara al municipio como "no amigable" con la pirotecnia, es un paso importante en la lucha contra el uso indiscriminado de estos productos. El decreto dispone la realización de campañas de difusión y concientización acerca de los problemas que genera la pirotecnia, especialmente en los días previos a las festividades de fin de año, cuando su uso es más frecuente.
Es fundamental también la fiscalización de los comercios que venden productos pirotécnicos, ya que el Estado municipal juega un papel crucial como garante de los derechos y obligaciones de la comunidad. En las últimas fiestas, la cantidad de comercios habilitados para vender pirotecnia ha disminuido drásticamente, lo que refleja un cambio positivo, pero aún insuficiente.
Las entidades involucradas en la protección de la salud pública y el medio ambiente insisten en la necesidad de continuar con la educación y concientización respecto al uso de productos explosivos, dado que está en juego tanto la salud de las personas como el bienestar del ecosistema. Este es un tema de salud pública que requiere un enfoque integral, con un cambio cultural hacia un modelo de celebración más responsable y menos destructivo.
Aunque se observan avances en cuanto a la conciencia social, se debe seguir trabajando en la erradicación de los peligros que representa la pirotecnia, desde su fabricación hasta su uso final. Los efectos perjudiciales no solo afectan a personas con TEA, sino también a adultos mayores, animales y al medio ambiente. Con un enfoque de empatía y responsabilidad social, se puede generar un cambio real en la forma en que celebramos las festividades.
En conclusión, las festividades deben ser una oportunidad para la unión y la alegría, no para el sufrimiento y el daño. A través de campañas educativas y el compromiso colectivo, es posible lograr una celebración más inclusiva, segura y respetuosa para todos.
