El panorama climático muestra un cambio alentador para la región núcleo según el último reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Allí se pronostica que la probabilidad de que el fenómeno de La Niña se presente en diciembre "disminuyó del 71% al 57%", lo que sugiere mejores condiciones para la campaña gruesa en la mayoría de las regiones productoras del país.
Con este contexto, se genera un claro alivio para los cultivos estivales, como el maíz temprano y la soja de segunda. Sin embargo, el calentamiento de los océanos incrementa el riesgo de fenómenos climáticos extremos, a los que hay que estar atentos.
En esa línea, Alfredo Elorriaga, consultor de la BCR, señaló que el fenómeno se perfila más hacia una "neutralidad fría" que hacia una Niña moderada. Esta causa, le abre una ventana de optimismo a los productores agrícolas, aunque las lluvias recientes han demostrado una gran variabilidad en la región núcleo.
La clave
La disminución en la intensidad de los vientos Alisios ha sido clave en este cambio de escenario. El fenómeno generó, según la BCR, un mayor calentamiento en la superficie del océano Pacífico, especialmente en la región conocida como "Niño 3.4".
Este calentamiento, si bien reduce la probabilidad de La Niña, aumenta la energía disponible en la atmósfera, lo que favorece tormentas más violentas y lluvias torrenciales que podrían afectar esta área agrícola.
Aunque la neutralidad fría proyectada para diciembre es una buena noticia para la agroindustria en general, Elorriaga advierte sobre las implicancias globales de este calentamiento.
"En países como China, las altas temperaturas ya afectan la producción agrícola, obligando a cambios en los sistemas productivos", dijo. Según el especialista, la agricultura argentina también deberá adaptarse a un contexto de grandes transformaciones y fenómenos extremos cada vez más frecuentes.
El debilitamiento de La Niña trae alivio para la producción local, pero no elimina los riesgos asociados al clima. La evolución de estos fenómenos será clave para planificar estrategias de mitigación y adaptación que protejan los rendimientos en un escenario global cada vez más incierto.
Cosecha y siembra
En una campaña en la que el trigo se hizo casi sin lluvias, más del 70% cosechado pone fin al interrogante sobre el impacto de las lluvias de mediados de octubre en el llenado de granos. Hace 20 días atrás, cuando apenas arrancaba la cosecha, se estimaba un rinde medio de 35,4 qq/ha. Ahora, con más de 700.000 ha cosechadas, el rinde sube casi 2 qq/ha y se estima un promedio de 37 qq/ha.
Por otra parte, avanza la siembra de soja de segunda en varias regiones productivas, mientras se pronostican precipitaciones para el fin de semana. En tanto, la soja de primera y el maíz implantado desde septiembre se desarrollan de manera favorable a la espera de otra colaboración climática.