Pergamino

Pascual Médici, más de 60 años ejerciendo la medicina con amor y compromiso


Pascual tiene 85 años de los cuales 60 los dedicó al ejercicio de la medicina

Crédito: LA OPINION

Pascual tiene 85 años de los cuales 60 los dedicó al ejercicio de la medicina.

Pascual Médici es el único hijo con vida de uno de los fundadores de la Clínica Pergamino, Héctor Daniel. De especialidad cardiólogo, este profesional de 85 años cuenta en su haber con 60 de trayectoria pero lo más trascendental de esta historia es que continúa activo ya que, algunas mañanas, hace consultorio en la institución de Avenida de Mayo al 1100.

Argumentando su continuidad laboral, Médici sostiene: "Me gusta mi profesión, no me cuesta porque trabajo de acuerdo a mi edad ya que hago consultorio cuatro veces por semana, cuatro horas diarias, atendiendo a pacientes por orden de llegada y haciendo electrocardiogramas y ergometrías".

Su paso por la salud pública

Pascual cuenta en su haber con una vida hospitalaria intensa ya que fue director del Hospital, director de la Región Sanitaria IV, y jefe de servicio, un tramo de su vida que recuerda con cariño. "Fui director del Hospital 'Rodríguez Jáuregui' (así se llamaba antiguamente al hospital local) que tenía 21 edificios y se constituía como la obra pública más grande de Pergamino en la década del 70. Su nombre refería a Rodríguez Jáuregui, olvidado médico de Pergamino que fue ministro de Salud", relató Médici y ponderó las gestiones que se efectuaron para que el hospital pase de ser municipal a zonal: "El hospital antiguamente era de tuberculosos, tenía el carácter de municipal pero con el doctor Rodríguez Jáuregui hijo y bajo la intendencia de De Nápoli, unir numerosos servicios médicos, crear la Región Sanitaria IV y darle al Hospital la categoría de zonal".

Hijo de un fundador

El ingreso de Pascual a la Clínica Pergamino se dio en enero de 1965. De esa época recuerda: "Mi papá también era cardiólogo y fue uno de los fundadores de la Clínica Pergamino por lo que mamé de chiquito la profesión. Imagínate que cuando yo me recibí era la época que todavía existía la rabia. Todavía no existía la vacunación antirrábica canina. Yo hice guardia cuando era practicante del Hospital Muñiz y se iba a morir gente de rabia que no tenía cura. Se moría de tétanos. Ya la poliomielitis había sido dominada por la vacuna".

Colegas y amigos

Tantos años trabajando profesionalmente en la Clínica, generaron relaciones de amistad entre Pascual y numerosos médicos. Recordando a los colegas que trabajaron y fueron sus amigos en la institución, Pascual mencionó "al doctor Castedo, que era gastroenterólogo, al doctor Tomás Ramella, el doctor Cantore, Toia, el doctor Schneider padre, Lanternier, el doctor Marco, que era un cardiólogo de la clínica centro y que venía mucho acá. El doctor Siri, que era un gran traumatólogo que teníamos. El doctor Vigliercho, que era un obstetra, que además era muy amigo mío. Recuerdo al primer cirujano pediátrico de Pergamino, el doctor Derisi, al doctor Zini que era pediatra y vivía con el coche en la puerta porque todas las noches lo llamaban. Viene a mi memoria el doctor Pasalaqcua que fue el primer neumonologo que llegó a Pergamino. También recuerdo a la doctora Clide Paermentier que trabajo conmigo en el Instituto Davreux durante 40 años".

Párrafo aparte merece el recuerdo de su papá, Héctor Daniel Médici, que fue el primer cardiólogo del noroeste de la provincia de Buenos Aires y del cual aprendió la profesión.

Tras acordarse de sus colegas, Pacual se pregunta: "Cómo puede ser que, habiendo tantas calles en Pergamino, no se pueda reconocer a estos médicos asignándoles el nombre de éstos que fueron grandes profesionales".

Los cambios más sorprendentes

Tantos años dedicándose a la medicina, hacen que Pacual sea testigo de los innumerables cambios en la profesión. Relatando aquello que más lo sorprendió, Médici sostuvo: "De las cosas que más me sorprendieron fue cuando Favaloro hizo las primeras intervenciones coronarias. El surgimiento del Stent. Otra cosa maravillosa fue la operación de catarata que, en la Clínica Pergamino, la empezó a hacer el doctor Cadierno y el doctor Panizza. Cada intervención duraba dos horas y ahora dura dos minutos". También refirió avances en la investigación y en los diagnósticos. "Antes nos manejábamos con el examen clínico, con el electrocardiograma que ya se hacía y después se incluyó la radiografía de torax. Cuando comencé a ejercer no había terapia intensiva, las guardias las hacían los dueños de los sanatorios y sus familiares y además se realizan visitas a domicilio. Más tarde apareció la resonancia magnética, la tomografía, entre otros estudios hasta llegar a la actualidad en que hay muchas más herramientas para diagnosticar".

-¿Ha cambiado la relación médico-paciente? 

-Sí, los viejos criticamos a los jóvenes que no tienen la relación nuestra con los pacientes. Y los jóvenes nos critican porque pedimos pocos estudios complementarios. Es una rivalidad generacional, lógica. Pero sí creo que es fundamental que el médico tenga cercanía con el paciente aunque, en los últimos años el sistema se ha enrarecido. Uno debería tener el consultorio y no saber de mutuales, y a fin de mes recibir el sueldo que corresponde y tener un sistema de auditoría de control del ejercicio profesional y nada más. Ahora está el bono, la autorización, las vueltas que dan las obras sociales sindicales, los intermediarios. Todo eso enrareció. Y también perjudicó la retribución del médico. 

El trato con el otro

La medicina moviliza a Pascual y sostiene que lo que más disfruta de su profesión es el contacto con la gente. "Los tratamientos y diagnósticos están protocolizados, lo que cambia es el paciente, son todos distintos", sostiene 

"El trabajo es salud"

En Médici aplica la frase de que "el trabajo es salud". Justificando ello es que enfatiza: "No me imagino sin trabajar aunque tengo mis tiempos de ocio y de familia. No me imagino levantarme y quedarme en mi casa. Hay muchas personas que dejan de trabajar y se deterioran y aquí hay que establecer la comparación entre el estrés saludable y el patológico. El primero es que el que te hace desprender un poco de adrenalina que es respetar los horarios de trabajo, acudir presentable, eso es bueno", concluyó este profesional pergaminense que enaltece el carácter servicial de la medicina.


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