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El margen bruto de soja sería el más bajo desde 2018/19


El desafío est en mejorar la producción con tecnología y aumentar su industrialización

Crédito: ARCHIVO

El desafío está en mejorar la producción con tecnología y aumentar su industrialización.

Si bien la producción marcará un considerable aumento en este ciclo, los bajos precios internacionales, recortan la rentabilidad del cultivo. El desafío de la soja está en mejorar la producción con tecnología y aumentar su industrialización

A pesar de ser clave para la economía argentina, la cadena de la soja no está alcanzando su máximo potencial. La superficie sembrada creció otra vez este año, pero las inversiones en tecnología son insuficientes para mejorar la eficiencia productiva. La industria aceitera está operando con gran capacidad ociosa. A la vez, no es un cultivo que deja buenos rendimientos. De hecho, este año el valor total de la cosecha argentina solo alcanzaría los 13.786 millones de dólares, según la Bolsa de Comercio de Rosario, arrojando un resultado bruto para el productor en torno a los 224 dólares por hectárea, un 20 % por detrás del 2023 y un 25 % menor que el promedio de los últimos cinco años. 

Ante esta realidad, el desafío está en mejorar la producción con tecnología y aumentar su industrialización. Al respecto, Rodolfo Rossi, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA) realizó un balance de este año, que incluyó una extensa enumeración tanto del aporte de la soja al país como de la secuencia de ítems en los que la cadena sojera debe mejorar.

Con respecto al sector primario, sostuvo que "el rendimiento promedio de la soja en la Argentina ronda apenas los 2.900 a 3.000 kilos por hectárea, limitado entre otros factores por la proporción de soja de segunda de menor potencial de rendimiento". 

Otra cuestión productiva, y vinculada a las inversiones, es la baja tasa de fertilización. Tomando datos de la Asociación Civil Fertilizar, Rossi advirtió que "solo el 44% de la superficie de soja se fertiliza, supliendo solo el 60% de las necesidades de fósforo y 30% del azufre, lo cual tiene un impacto directo en la reposición de nutrientes y no aprovecha la respuesta del cultivo en los rendimientos". Además, dijo que "el uso de semilla fiscalizada sigue siendo muy bajo en comparación con las mejores prácticas internacionales, lo que limita aún más el potencial de los cultivos y no aprovecha la ganancia genética que sigue generando con esfuerzos la industria de la semilla.

Capacidad industrial

Argentina tiene la capacidad de procesar más de 70 millones de toneladas de soja al año a través de sus plantas de "crushing". Sin embargo, según los datos presentados por el presidente de ACSOJA "se estima que para este año solo se utiliza el 64% de esta capacidad, lo que genera un alto nivel de ociosidad en la industria aceitera, incluyendo la importación temporaria de grano". En contracara, las plantas de Brasil y Estados Unidos han incrementado su capacidad de molienda en 15% y 16%, respectivamente en los años recientes.

El complejo industrial del Gran Rosario, con sus 20 fábricas de aceite y 19 terminales portuarias, cuenta con una infraestructura que no está siendo utilizada en su totalidad, pudiendo generar mayores ingresos de divisas y menores costos, si además se lograra mejorar la logística y fomentara la inversión en infraestructura.

El presidente de Acsoja también tuvo en cuenta en su análisis que "además de ser Argentina el país con los derechos de exportación más altos en soja, con una tasa de 33%, limitando la rentabilidad de los productores", la soja de nuestras pampas enfrenta "desafíos externos, como los subsidios, las barreras no arancelarias en temas relacionados a los productos fitosanitarios, temas sanitarios, demandas de trazabilidad, que incluyen preocupaciones sociales y ambientales y barreras paraarancelarias como aranceles y cuotas".

Como puntos a favor, resaltó que el país se ve beneficiado ante la oportunidad de que "la demanda global de soja sigue en crecimiento" y en que "toda la cadena hace esfuerzos para promover la soja sustentable, las buenas prácticas agrícolas y poseemos varios sistemas para certificar producciones y procesos a través de toda la cadena". 

A pesar de estos desafíos, Rossi aseguró que "la soja argentina sigue siendo una fuente clave para la economía nacional, y que mantiene la capacidad para producir harina de soja de alta calidad, "con un contenido proteico aceptable, de alto contenido de aminoácidos claves para la producción de carnes, con poca fibra, inocuidad y sin aditivos, que ha sido reconocida globalmente".

Asimismo, los mercados de alimentos y biocombustibles continúan en expansión. Y el sector también está promoviendo nuevos usos de la soja y tecnologías de proceso en alimentos, y para productos industriales, en el camino de la química verde, lo que abre nuevas oportunidades para agregar valor y desarrollo". 


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