La importación, el bajo consumo y los altos costos están amenazando seriamente a la actividad, al punto de poner en riesgo la continuidad del negocio.
"Nos mantenemos de pie porque nos sostiene la misma pasión y esperanza que tuvo nuestro abuelo cuando decidió iniciarse en la producción de cerdos hace más de 60 años", dice con angustia Franco Novelli, quien junto a su padre y hermano hace cinco años tomaron las riendas de la Granja Don Reinaldo, ubicada en el paraje San Francisco, en Arrecifes. "Antes manejaba esto mi tío y se dedicaba al engorde; nosotros nos inclinamos a poner madres, arrancamos con 60 con la ayuda de Carlos Octeda y hoy tenemos 150 madres en producción".
La situación actual y los desafíos que enfrenta la producción porcina en Argentina. Se traduce en serias preocupaciones para quienes vienen dedicando años de su tiempo y esfuerzo en ser cada día más eficientes y hoy ver con incertidumbre el futuro de su actividad. "Se hace muy difícil avanzar cuando te van poniendo palos en la rueda y si hasta ahora seguimos andando es por no tirar por la borda todo lo que construimos en familia", agrega con preocupación.
Y no es para menos. En la granja se produce maíz y soja para alimentar a los cerdos y ambas cosechas se perdieron por la seca el año pasado. "Tuvimos que abastecernos de terceros del alimento con el costo que eso implica, más aun cuando los precios que nos pagan por nuestra producción se encuentran deprimidos por la sobreoferta que genera la retracción de la demanda interna por la situación económica que todos conocemos y las importaciones de Brasil".
El peor de los escenarios
Como sumatoria de todos estos factores, el precio de la carne de cerdo se ha derrumbado, distanciándose mucho de la carne vacunae, incluso, llegando a ubicarse en los últimos meses por debajo de la carne aviar. "A nosotros nos pagan 1.050 pesos y el costo de producción de un kilo de carne es de 1.200 pesos, hoy estamos soportando una pérdida de 150 pesos por kilo", nos resume al ser consultado por el balance económico que le deja este escenario. "Este es el peor momento que he vivido en los años que me dedico a esta actividad", nos advierte con asombro Franco al tiempo que busca junto al resto de la familia la manera de bajar costos para poder mantenerse en pie.
Pero, es consciente que solo no puede, que necesita que cambien algunas realidades. "Sabemos que corregir el desbarajuste económico no es fácil y que va a demorar mucho tiempo, pero al menos se podría frenar las importaciones que ingresan a valores muy competitivos o bien aumentar las exportaciones para que nuestra producción pueda tener una salida mas fluida", razona y agrega una reflexión con la cual decidimos finalizar la entrevista:
"Sería bueno que le den una mano al productor argentino frenando la importación innecesaria que nos está fundiendo y apoyar nuestra producción que es de calidad y más que suficiente para cubrir la demanda interna y la de otros países, no pedimos un trato diferenciado ni subsidios, queremos reglas claras que nos den previsibilidad, no pedimos más que eso".
