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Juicio por la herencia: ¿Quiénes fueron Arturo y Gabriela Estallo Sánchez?


Zulma y Leonor las hermanas que siempre fueron inseparables en Mar del Plata

Crédito: LA OPINION

Zulma y Leonor, las hermanas que siempre fueron inseparables, en Mar del Plata.

El enfrentamiento judicial visibiliza una historia de bienestar económico y unión familiar que se ve ensombrecida por disputas legales. Arturo, un inmigrante español, construyó un próspero legado junto a su esposa Gabriela y sus tres hijas. Sin embargo, tras la muerte de Zulma, la hermana mayor, surge un conflicto sobre su testamento, acusado de ser falsificado. 

Arturo Estallo Sánchez era un inmigrante español, proveniente de Zaragoza, que desde su arribo al país fue muy emprendedor en la nueva tierra que le daba una oportunidad para desarrollarse. Se casó con Gabriela Legaza y formaron una familia muy unida con las tres hijas mujeres, Zulma, Nilda y Leonor; quienes nacieron entre 1917 y 1923. Inicialmente, Arturo fue un pilar importante en la expansión productiva y comercial de la fábrica de jabones de la familia Legaza, que funcionaba en instalaciones ubicadas en Avenida de Mayo y Méjico.

La jabonera de la familia de Gabriela creció con las ideas innovadoras de Arturo; quien supo invertir las utilidades en otras unidades de negocios como la producción agropecuaria a gran escala y otros emprendimientos de los que pudo obtener buenas rentabilidades. La vida familiar de los Estallo Sánchez fue en Pergamino donde alternaban las actividades familiares, una creciente vida social y compromiso con la comunidad. Los Estallo Sánchez residían en la zona céntrica, las hijas hicieron todo el trayecto escolar en el Colegio Nuestra Señora del Huerto y cumplieron con los sacramentos católicos en la Iglesia Merced.

El esfuerzo laboral, el éxito en los negocios y las oportunidades de un país en crecimiento le dieron a Don Arturo una holgada posición económica que la reinvirtió en bienes inmuebles en nuestra ciudad y distintos puntos del país donde pudiera capitalizar nuevos emprendimientos productivos y comerciales.

Los tiempos de bonanza lo supieron disfrutar en familia con viajes grupales donde todos pasaban veraneos en Mar del Plata y otras ciudades turísticas argentinas. Con sus vitales 100 años, la menor de las tres hermanas es Leonor; quien es la sobreviviente del matrimonio de Arturo y Gabriela. Leonor es la única que contrajo matrimonio en 1945, justo en la misma época en qué Don Arturo estaba expandiendo sus negocios hacia la producción vitivinícola con la adquisición de una finca en San Rafael, Mendoza.

La hija Leonor, recién casada con su flamante marido, se mudaron a tierras mendocinas para producir la vid y estar al frente de las bodegas Estallo Sánchez e Hijos SRL. Arturo en España era enólogo formado en los mejores lugares de ese país y de Bélgica. Por ese motivo, invirtió en las producciones vitivinícolas. Los jóvenes formaron la familia alrededor del trabajo en la finca para encontrar los mejores varietales de producción de vinos a gran escala de exportación y abastecimiento de un mercado nacional en crecimiento.

Las hermanas siguieron conectadas, a pesar de residir en lugares distintos, y en cada fin de semana largo y las épocas de receso escolar de invierno y verano viajaban a Pergamino desde Mendoza para compartir momentos en familia junto a los padres. Todos participaron de cada acontecimiento de los integrantes del grupo familiar con empatía y apadrinaban a los hijos de Leonor en los sacramentos de la comunión y los casamientos. Siempre fueron hermanas muy unidas y acompañaron a los padres hasta sus últimas horas.

Arturo Estallo Sánchez y Gabriela Legaza se caracterizaron por ser padres equitativos y les obsequiaron terrenos iguales a cada una de sus tres hijas y para no hacer distinciones lo hizo en ubicaciones de las mismas calles y de idénticas dimensiones. Así les regaló lotes en Avenida de Mayo y Méjico, donde antiguamente funcionaban las instalaciones de la jabonera de la familia de Gabriela, y sobre calle Pueyrredón para que tuvieran cada uno el mismo capital donde poder invertir en construir sus viviendas familiares o desarrollar emprendimientos productivos o comerciales.

Las hermanas Zulma y Leonor fueron compinches y quienes las conocieron fueron testigos de los paseos que realizaban juntas. Los vecinos que las conocieron contaron las anécdotas de sus paseos en autos por la avenida o el centro de la ciudad. Muchos recuerdan que andaban en automóviles Torino que uno era de color mostaza y el otro rojo. También se caracterizó Leonor por manejarse en un "Rastrojero". Tanto a una como a otra de las hermanas las podían ver en las calles céntricas en cualquiera de los dos porque se lo intercambiaban; de tan compinches que eran. Disfrutaban de los nietos, los hijos y los sobrinos y se intercambiaban presentes en los acontecimientos importantes. Los hijos de Leonor supieron corresponder con el mismo amor y cariño a las tías y a los abuelos.

La vida seguía transcurriendo y a medida que las nuevas generaciones iban creciendo se iban sumando a las actividades productivas familiares en forma conjunta y consensuando en familia las decisiones importantes sobre inversiones y acciones de compra y venta de activos. Es el espíritu que les supieron transmitir Arturo y Gabriela para que todos los familiares tuvieran la misma prosperidad y se cumpla el deseo que siempre fueran unidos.

En junio de 1959 ante la pérdida física de Arturo: las hermanas siguieron juntas en la actividad familiar. Formaron la sociedad "Estalio Sánchez y Compañía" con sede en nuestra ciudad y la llevaban adelante las tres hermanas por igual.  Las hermanas fueron de tomar decisiones productivas acertadas que le permitieron conservar el cúmulo de propiedades en campos y viviendas que les dejó indivisa a la hija mayor, Zulma.

Mientras las hijas de Arturo estaban activas, las administraciones de campos y vienes las hacían involucrando a las nuevas generaciones familiares y dándole oportunidades para que inicien sus propios emprendimientos privados.Pero, los años no vienen solos y los achaques de la tercera edad a veces afectan más a unas personas que a otras. Zulma era una mujer saludable durante su tercera edad conservando las actividades sociales con amigas y conocidas de la ciudad.

Juicio por el testamento

En estos días se desarrollaron las audiencias de debate oral por el legado de Zulma; donde la viuda de su sobrino y dos nietas de Leonor ocuparon el banquillo de los acusados junto a una profesional; imputada de falsear un testamento. En el juicio se ventilaron los detalles de una disputa familiar surgida a partir de la denuncia de Leonor; la heredera natural del legado de la hermana mayor.

A lo largo de las audiencias, desde el lunes al viernes, comparecieron los médicos que atendieron a Zulma; las mujeres que le brindaron asistencia y los distintos actores que pudieron reconstruir los últimos días de la anciana para que finalmente el juez Carlos Picco tenga elementos de prueba que le permitan valorar la legitimidad del testamento en el que Zulma aparece dando su herencia a la nuera y las hijas de Leonor.

Todo el estado de bienestar y unión familiar que les pudo inculcar Don Arturo se vio destruido por la irrupción de intereses espurios que lograron introducirse por las flaquezas del deterioro cognitivo que la afectó a Zulma alrededor de los 90 años.

La adulta mayor ya no podía abarcar todas las vicisitudes del día a día de las administraciones de los campos, las propiedades y las utilidades de los activos financieros. Por ese motivo fue delegando en los sobrinos y personas de las nuevas generaciones familiares para que la ayudaran a ocuparse de las actividades productivas.

La mujer se había vuelto más desconfiada a la vez que sufría más achaques y requería asistencia y cuidados especiales a medida que su deterioro avanzaba. Ella seguía viviendo con la hermana, Leonor, en la casa paterna de calle Belgrano. Frecuentemente a la casa de las adultas mayores concurrían la nuera y las nietas de Leonor. Los relatos de testigos describieron que estas visitas no eran para estar con la suegra o la abuela; sino con la "tía" hacendada.

Era Leonor quien siempre alertaba a la hermana sobre las posibilidades que incidieran en su patrimonio. Estas insistencias por lo general traían discusiones entre las hermanas que solo tenían paz a la hora del desayuno, el almuerzo, la merienda o la cena. El ambiente no era el óptimo y al poco tiempo, la nuera de Leonor, se llevó a Zulma a vivir a la casa de calle Mitre.

A la hacendada de propiedades de millones de dólares le acomodaron una cama dentro de un living en planta baja, con la ventana cerrada y sin acceso al baño porque estaba en sillas de ruedas y el sanitario se encontraba en planta baja. Con el tiempo murió y para la ley entró en vigencia el testamento que hizo valer la nuera de Leonor.

Leonor Estallo Sánchez lleva más de catorce años de lucha, de recorrer despachos judiciales para que la oigan en su reclamo que le permita hacer valer la voluntad de la hermana. En esos recorridos de presentaciones de pruebas, evidencias y datos objetivos sobre irregularidades en el legado de la hermana, se encontró con muchos sinsabores. Los operadores de justicia en muchos casos dieron fallos adversos que archivaron causas y no daban crédito de su pedido.

Para que las instrucciones avanzaran fue necesario presentarse en las causas con abogados querellantes que hicieran fuerzas por sus intereses de salvaguardar el legado para toda la familia.


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