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A cuatro años del confinamiento ¿qué nos dejó la pandemia de Covid-19?


Quedate en casa- la consigna que marcó el momento ms crítico de la emergencia sanitaria

Crédito: ARCHIVO

Quedate en casa: la consigna que marcó el momento más crítico de la emergencia sanitaria.

Esta semana se cumplió un nuevo aniversario de la fecha en que se estableció el Aislamiento Social Obligatorio que impuso una cuarentena estricta para frenar la circulación del virus Sars-COV 2 y morigerar sus impactos. El tiempo transcurrido permite analizar en retrospectiva lo vivido y trazar un balance que muestra muchos claroscuros en términos sanitarios y sociales.

La pandemia de Covid-19 puso al mundo de rodillas y afectó todas las dimensiones de la vida cotidiana. Tal como refiriera LA OPINION en su edición digital del pasado miércoles, en el país el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio impuesto por el Gobierno nacional el 20 de marzo de 2020 marcó un hito y exigió al conjunto de la comunidad a establecer nuevas pautas para el desempeño de las actividades diarias, como así también colocó entre paréntesis muchas otras bajo el argumento de que no resultaban esenciales.

El confinamiento acarreó consecuencias que aún se padecen. Para la producción de este informe, y dando continuidad al abordaje realizado esta semana, en oportunidad del diálogo con la secretaria de Salud, María Martha Perretta, LA OPINION dialogó con distintos actores de la vida de la comunidad. Algunos de ellos forman parte del sistema sanitario y otros son ajenos a él. También recogió crónicas e informes publicados durante la emergencia sanitaria para referir aquello que representaba el sentir de ese momento y que hoy forma parte de esa memoria colectiva que es necesario preservar. 

Esos testimonios no fueron traducidos en citas textuales para incluir en un artículo, sino utilizados como valiosos insumos que ayudan a construir esa mirada indispensable sobre un fenómeno transversal, cuyos efectos siguen experimentándose.

Un punto de inflexión 

Cada una de las voces consultadas coincide en remarcar que el confinamiento representó un punto de inflexión en el manejo de la pandemia y una medida acatada por las implicancias que en aquel momento generaba el miedo a un virus que arrasaba. La mayoría recuerda cómo parte del recorrido efectuado por el país en la lucha contra la Fiebre Hemorrágica Argentina se convirtió de inmediato en "modelo" y cómo la mirada del mundo se centró sobre "este pago chico" en la búsqueda de ensayar alternativas de tratamiento que evitaran las muertes que se multiplicaban.

De igual manera, destacan la velocidad con la que los sistemas científicos del mundo establecieron estrategias de colaboración y se abocaron al desarrollo de una vacuna que en tiempo récord fue aprobada bajo un régimen de emergencia para intentar ponerle coto a una realidad sanitaria atroz. No quedan ausentes en las consideraciones la épica que acompañó el lanzamiento de la campaña de vacunación, ni las discrepancias en torno a quienes asumían la responsabilidad de la administración de las vacunas ni la logística de los operativos.

Hacer visible lo invisible

En lo sanitario, la pandemia hizo visible la labor de las Terapias Intensivas y algunas especialidades del campo de la salud que se volvieron imprescindibles para salvar vidas. En el plano local, fue destacable el esfuerzo de efectores tanto del sector público como privado de adecuar infraestructura y diseñar protocolos orientados a brindar respuestas a la población.

Como sucedió en otros lugares, los agentes sanitarios se transformaron en héroes que la comunidad aplaudía cada noche en signo de agradecimiento. Los mismos con la evolución de la pandemia fueron olvidados por el propio sistema de salud que no acompañó con los incentivos necesarios, y de algún modo también por la propia sociedad que, cuando llegó el alivio, ignoró el rol que cumplieron en los momentos más complejos de la contingencia Covid-19.

Transcurridos cuatro años de esa cuarentena, las terapias intensivas volvieron a cerrarse ante los ojos de la sociedad. Algo similar ocurre con el personal de enfermería, mantenimiento y con el conjunto del sistema sanitario que a menudo es ignorado en sus legítimos reclamos.

Más interés por las carreras de salud

En contraposición a ello, también durante la pandemia y en el tiempo transcurrido desde la finalización de la emergencia sanitaria hubo un crecimiento exponencial del interés por las carreras vinculadas al campo de la salud. Este dato se puso en evidencia a nivel local y regional fundamentalmente en el incremento de la matrícula que experimentó la carrera de Enfermería de la Unnoba como en las carreras que se ofrecen para la formación terciaria de personal de salud a través de la Escuela de Gobierno "Floreal Ferrara". Referentes de ambas instituciones consultados por LA OPINION coinciden en remarcar que la pandemia dio visibilidad al rol de los agentes sanitarios y mostró a la sociedad su importancia vital. Entienden que más allá de cuestiones vocacionales, eso puede haber influido en la elección de las personas al momento de optar por una alternativa de formación en el campo de la educación superior.

Otra especialidad que cobró mucha visibilidad fue la kinesiología y de hecho muchos hospitales incorporaron profesionales de esa disciplina en las unidades de terapia intensiva y en espacios cerrados de internación abocados exclusivamente al abordaje de los pacientes Covid. Finalizada la pandemia se fortaleció el trabajo de las unidades de residencia de Kinesiología para estimular la formación de profesionales especializados en cuidados progresivos. En el ámbito local queda pendiente aún que puedan constituirse guardias de kinesiología como las que funcionan en otros lugares.

El alivio y el deseo de haber aprendido algo

Varios de los actores consultados por LA OPINION consideran que el fin de la emergencia sanitaria representó un alivio y también observan lo vivido como un fenómeno sumamente disruptivo del que tomar algunas enseñanzas. Para el sistema sanitario fueron muchos los cambios que impuso la pandemia, y también muchas las transformaciones que se generaron en la pospandemia. En el plano productivo, las consideraciones de diversos protagonistas del comercio, la industria y los servicios remarcan las consecuencias devastadoras en muchos rubros de la economía y advierten que aún hay indicadores que no han logrado la recuperación deseada. En este punto, sostienen que no han favorecido otras variables que también impactaron sobre la economía y que "en el presente sobrevino una crisis que está llevando los consumos a niveles similares a los de la pandemia". 

Unos y otros recuerdan la desazón que generaban las medidas de distanciamiento social, los aforos, los equipos de protección personal, la documentación exigida para circular por las calles y el cierre temprano de comercios y empresas que ponía a la ciudad en cuarentena durante meses eternos. Afirman que, si bien hubo mecanismos de asistencia, el impacto en la cadena productiva fue enorme. 

Con el diario del lunes, todos reparan en los efectos nocivos del aislamiento, aunque entienden que en los momentos iniciales no había otra forma de afrontar una situación que tensionaba y ponía en jaque a los sistemas sanitarios más robustos.

En el plano de las enseñanzas, las apreciaciones son mesuradas. Así como hay quienes entienden que hay muchas lecciones aprendidas, principalmente puertas adentro de los efectores del sistema de salud que adoptaron prácticas que en algunos casos perduran, hay otros que ponen la mirada en los aspectos negativos y refuerzan la idea de que "la pandemia y las medidas que se tomaron fueron sumamente dañinas en la restricción de las libertades individuales y colectivas".

El trabajo articulado

Entre las cuestiones positivas, el trabajo articulado aparece como una fortaleza que destacan tanto autoridades y agentes sanitarios, como referentes de otras instituciones de la comunidad que recuerdan que en los momentos iniciales de la pandemia se puso en marcha una fuerza solidaria y desde el seno mismo de la comunidad aparecieron respuestas. Desde las organizaciones no gubernamentales que comenzaron a fabricar tapabocas, hasta los estudiantes universitarios que se abocaron al diseño de mascarillas para el personal de salud. Desde la creatividad para asistir a los adultos mayores que no podían salir de sus casas, hasta las alianzas entre vecinos para acompañarse en el aislamiento.

En lo formal, la pandemia obligó a instituciones públicas y privada a trabajar articuladamente para poder brindar una mejor respuesta a la población. Ese fue un eje sustantivo de la tarea, aunque acotan que, salvo algunas excepciones, finalizada la emergencia sanitaria el sistema regreso a la vieja inercia de seguir funcionando en comportamientos estancos. La propia crisis del sistema desgranó muchos de los dispositivos montados y trabajar en equipo sigue siendo algo que aparece entre los pendientes. 

Los más optimistas entienden que la sinergia lograda fue extrapolable a otras situaciones de la realidad sanitaria, y ponen el ejemplo del modo de trabajar frente a brotes de enfermedades como el dengue o la fiebre chikungunya. Otros, en cambio, son más cautos y entienden que las alianzas sanitarias son lazos que hay que profundizar para lograr una interrelación más real. Todos destacan que se agilizaron los mecanismos de denuncia obligatoria de ciertas enfermedades, lo que facilita la instrumentación de medidas sanitarias ante situaciones específicas.

Del mismo modo, coinciden en mirar con preocupación las consecuencias de la pandemia en lo referente a la atención de otras situaciones de salud y le atribuyen al confinamiento y al miedo propio de ese tiempo, el impacto que la Covid-19 tuvo en el conjunto del sistema. Estas consecuencias hoy se ponen de manifiesto en los diagnósticos más tardíos, en el abordaje de patologías con cuadros más graves y en la desatención y falta de seguimiento de patologías crónicas. También en las secuelas en el plano de la salud mental, cuyo costo aún se paga en términos subjetivos y se expresa en la irrupción de muchos padecimientos.

Referentes sanitarios, actores políticos, representantes institucionales y actores del sistema productivo convocados para este informe destacan que desde el primer momento la incertidumbre fue abrazada con una potente fuerza articuladora que, coordinada por el sistema de salud municipal y con una enorme capacidad y predisposición del resto del sistema sanitario tanto público como privado, permitió evitar el colapso del sistema sanitario aún en los momentos más críticos. 

También intuyen que del grado de apropiación real que cada uno haya podido hacer en lo individual y colectivo, dependerá el tiempo por venir, ese que según advierten los especialistas traerá otras emergencias. Prevenirlas o simplemente afrontarlas marcará la línea divisoria entre haber aprendido o no haber aprendido nada.


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