Desde 2015, bajo la coordinación de la Dirección de Asistencia a la Mujer y la Familia, funciona en nuestra ciudad un Programa Reflexivo Psicoeducativo para Hombres con Conductas Violentas. Está destinado a varones mayores de 18 años que tengan la firme convicción de querer cambiar sus conductas agresivas.
En este marco es que un grupo de profesionales de nuestra ciudad trabaja con los hombres, derivados de la Justicia o que asistan por voluntad propia, y le brindan información, orientación, contención, asesoramiento y abordaje psicológico grupal en la temática de la violencia masculina intrafamiliar con el fin de lograr el cese de la violencia.
Entre los objetivos de este espacio es importante destacar la búsqueda constante, a través de entrevistas individuales y grupos de reflexión, de la modificación de las conductas de maltrato a partir del reconocimiento de aquellos mitos, creencias y costumbres que se repiten a través de los estereotipos de poder. Esto para que los hombres tengan la posibilidad de adquirir la capacidad de comprensión, organización y erradicación de aquellas conductas que se ejercen por un abuso de poder dentro del ámbito familiar.
Con el objetivo de hacer visible este espacio, LA OPINION dialogó con los profesionales que trabajan coordinadamente: Fernando Bevacqua (psicólogo a cargo de la admisión y coordinación del trabajo grupal), Fabiana Montenegro (trabajadora social), Nicolás Quiroga (psicólogo a cargo de los espacios individuales), Agustina Zanocco (abogada).
Fernando Bevacqua manifestó que se trata de un espacio conformado por "varones que son recibidos en un estado de plena vulnerabilidad porque -reconocido por un proceso judicial o no-, dentro de un espacio de relación, en su mayoría de pareja, han cometido actos de desborde en perjuicio de la integridad de la mujer". Consecuentemente llegan en condiciones de desorientación y angustia. "Se alude a una incomodidad productiva ya que la masculinidad que expresan estos varones está en crisis y lo que hacemos es buscar nuevos lugares, nuevos roles, no solo enfocarnos en la experiencia de la mujer sino que los grupos van recreando varones que, por su propia experiencia, tienen que deconstruir un modelo que los ha puesto en desventaja: la masculinidad hegemónica que genera una actitud violenta irrefrenable y explicita".
-¿Cómo llegan los varones a este dispositivo?
-El mayor porcentaje de varones (90-95 por ciento) llega derivados de la Justicia y otros por decisión propia; y casi la totalidad de los varones están relacionados con las mujeres que, en contra turno, son asistidas por el grupo de profesionales de la Dirección de la Mujer.
-¿Es la violencia una actitud aprendida?
-Sí, porque está en relación con un modelo, de relaciones de poder. Hay cuestiones que son preexistentes a la vida adulta de un varón porque este modelo lo vio reflejado en su familia, por ejemplo, episodios de maltratos, desventaja, sumisión. Cuando iniciamos el proceso de admisión indagamos en la vida pasada de los varones y derivamos mucho a terapia porque creemos que ésta reconstruye cognitivamente a ese varón vulnerable que aprende nuevos comportamientos luego de haber reproducido ese mecanismo de poder.
-Si estos dispositivos existen, ¿es porque se pueden cambiar estas conductas violentas?
-Es un trabajo lento porque tiene una raigambre personal, todos soportamos corporalmente la violencia y también es un proceso social. Cuando esa persona logra entender que ha cometido actos de humillación y da constatación a esa desigualdad, las cosas empiezan a moverse. Hay que asumir, primero, el problema para después analizar en qué términos de poder se ejerce esa conducta. Los espacios de grupo e individuales también son preventivos porque instamos a que sean reflexivos. Hay ansiedades, angustias y miedos en el proceso pero se puede cambiar incluso hay egresos de varones aunque muchos de ellos siguen viniendo a los grupos en calidad de visitantes pero sí se realiza un seguimiento. El proceso psicológico nada tiene que ver con la inmediatez porque va de la mano del ánimo de la persona. Nosotros como grupo estamos contentos de habitar ese espacio de incomodidad productiva, vale la pena que esa masculinidad en crisis que trae alguien vulnerable pueda producir una nueva experiencia.
Así funciona
En cuanto a la dinámica de trabajo, el grupo de profesionales explicó que trabaja a contra turno de la Dirección de la Mujer, desde las primeras horas de la tarde cada miércoles. "Los grupos ya ordenados, que son dos, se reúnen quincenalmente. Son ámbitos en los que prevalece la escucha y el intercambio de experiencia, prevalece el respeto ya que es coordinado por un varón y también por una mujer; la figura de ella es importante porque se rompe la lógica de que no es una cosa de varones solamente sino que se habla de un problema social, como es el de la violencia de género, tan peligroso y grave. Y durante los encuentros, y a sabiendas de que estamos ante un proceso psicológico, hay momentos de lucidez, de autopercepción y otros momentos donde prima le negación".
Por otro lado, los profesionales están presentes cada miércoles para efectuar las admisiones y hacer un seguimiento del trabajo articulado. Algunos varones, los que llegan por derivación de la Justicia, también participan de espacios individuales con el psicólogo.
Asistencia al grupo
Consultado sobre el nivel de presencialidad, desde el grupo profesional se manifestó que es alta aunque cuando no se logra dar con el varón, designado por la Justicia, la trabajadora social es quien realiza visitas en el domicilio para convocarlo aunque no siempre esa tarea da resultados positivos. "Es difícil convocarlos porque ellos, una vez que cometieron el acto violento, pasan a sentirse víctimas ya que la culpa siempre la tiene el otro", sostuvo la trabajadora social Fabiana Montenegro.
Ciudad pionera
Pergamino ha sido una ciudad pionera en la provincia de Buenos Aires en contar con un espacio dedicado a los varones con conductas violentas. "En 2015 fuimos pioneros en el armado del equipo aún cuando existía la resistencia a pensar que el hombre violento puede cambiar sus actitudes. Nos preguntaban por qué destinábamos recursos a este grupo y nosotros siempre estuvimos convencidos de que, en el tratamiento de la violencia por razones de género, nos faltaba trabajar una arista: la de los hombres con conductas violentas. Hacer este análisis fuer muy valioso porque, por ejemplo, en la Dirección de la Mujer lográbamos que la mujer saliera del círculo de la violencia separándose del agresor pero a los pocos meses, ese mismo hombre protagonizaba otra relación violenta", contó Florencia Vaño Abba, directora de Asistencia a la Mujer y la Familia de Pergamino.
Transcurridos ocho años de aquel primer grupo de profesionales formado para la asistencia de varones con conductas violentas, en la actualidad son múltiples los municipios que buscan instaurar dispositivos de este tipo y solicitan recomendaciones y consejos al Municipio.
Cómo sumarse
Para quienes deseen asistir al grupo, deben concurrir a la Dirección de la Mujer, de avenida Marcelino Ugarte 240, los lunes o miércoles a partir de las 15:00 a pedir un turno para una posterior admisión.