Salud y bienestar

María Martha Perretta: "La pandemia nos enseñó a trabajar en conjunto y esa articulación hay que alimentarla"


Perretta destacó la titnica tarea del personal de salud en los momentos ms dolorosos

Crédito: (LA OPINION)

Perretta destacó la titánica tarea del personal de salud en los momentos más dolorosos.

La secretaria de Salud del Municipio hizo un recorrido por los distintos momentos de la emergencia sanitaria que llegó a su fin. Reflexionó sobre los aprendizajes y los desafíos que plantea el haber atravesado uno de los tiempos más complejos de la historia sanitaria reciente que golpeó a la humanidad en todas sus dimensiones.

"Dejar atrás la pandemia de Covid-19 significa haber podido dejar atrás el aislamiento, la distancia social, la angustia, la incertidumbre, la enfermedad grave, la pérdida de personas muy jóvenes y sin factores de riesgo. Significa revalorizar la importancia que en este proceso ha tenido el trabajo mancomunado del personal de salud y el valor de las vacunas que marcaron un antes y un después en esta emergencia sanitaria". Con esta reflexión la secretaria de Salud del Municipio, María Martha Perretta respondió a la primera pregunta de una extensa entrevista mantenida con Salud de Hoy en la que hizo un recorrido por los años más tristes de la historia sanitaria reciente.

- ¿Qué implicancias tiene la decisión de la Organización Mundial de la Salud de haber declarado el fin de la emergencia sanitaria internacional por Covid-19?

- Significa fundamentalmente un alivio y un punto de inflexión en el impacto que esta pandemia ha tenido en el mundo no solo en el plano puramente sanitario, sino social. En lo formal, además, implica en lo administrativo cambiar algunas dinámicas por cuanto la pandemia impuso regímenes de emergencia en el marco de los cuales tuvieron que generarse cargos y gastos administrativos que eran autorizados de manera directa por la pandemia vigente. Para los sistemas de salud del mundo, son muchas cosas las que cambian con la declaración del fin de la emergencia sanitaria.

- ¿Qué le ha dejado como enseñanza al sistema de salud local el tránsito por la pandemia?

- Ha dejado múltiples enseñanzas, una de ellas, revalorar una vez más la tarea del personal de salud, no solo médicos, terapistas, enfermeras y kinesiólogos, sino al conjunto del equipo de salud, personal administrativo y de mantenimiento que han desempeñado un rol fundamental en la contingencia Covid-19. Todos han hecho muchísimo esfuerzo y han puesto en riesgo su propia vida. La pandemia nos enseñó a trabajar en conjunto, a que instituciones privadas y públicas trabajemos articuladamente para poder brindar una mejor respuesta a la población. También nos enseñó que hay mucha gente que fue solidaria y se puso a disposición para colaborar con el sistema de salud haciendo llamadas, aislando a contactos estrechos. La capacidad de unión que provocó la pandemia en cuanto a voluntades no tiene comparación con ningún otro fenómeno.

-A menudo se dice que el sistema de salud funciona de manera muy fragmentada. ¿Esa sinergia lograda en la pandemia es extrapolable a la realidad sanitaria de hoy y a otros problemas que resulte necesario atender?

-Creo que sí. La pandemia marcó un antes y un después. A nivel local hace poco tuvimos un brote de Fiebre Chikungunya y la verdad es que automáticamente, de la misma manera que lo hacíamos con el Covid-19, pudimos contener esa situación de riesgo epidemiológico. Pudimos brindar la alerta a la comunidad médica, a las guardias de las instituciones de salud, a los centros de atención primaria. El camino ya lo había allanado el Covid-19 y esos mecanismos de articulación estaban aceitados entre todas las instituciones de salud, los laboratorios privados, el Instituto Maiztegui, la Región Sanitaria IV, los profesionales que trabajan en consultorio y que se acostumbraron a la notificación obligatoria de determinadas enfermedades, algo que costaba mucho antes de la pandemia. También en estas cosas lo vivido nos dejó una gran enseñanza. La articulación es una de ellas y no hay que desaprovecharla, por el contrario, hay que alimentarla porque redunda en beneficio de la población. 

-A nivel local, ¿cuál fue el momento más complejo de la pandemia?

-Los comienzos estuvieron cargados de mucha incertidumbre. En términos de complejidad hubo dos momentos. Uno fue en octubre de 2020, cuando comenzamos a tener nuestro primer pico, y aún no había vacuna. Y el otro fue en diciembre de 2021, cuando si bien los casos no eran graves, fueron muchísimos y nosotros habíamos implementado un sistema de respuesta que fue necesario reformular en virtud de esa curva tan abrupta de crecimiento de los contagios. Para contener la emergencia nosotros habíamos creado dispositivos de respuesta a través de llamados telefónicos y de contención a las personas que estaban aisladas. Afectamos un móvil adicional de Same para realizar exclusivamente a pacientes Covid que no tenían criterios de internación pero que no podían recibir una respuesta solo telefónica. Recordemos que en ese momento se sugería que el paciente se acercara a las guardias solo cuando fuera necesario. El sistema municipal se puso a cargo de la contención de todos los pacientes ambulatorios. Con el brote de Omicrón, la situación era distinta; buena parte de la población estaba vacunada incluso con refuerzos. Y como los casos eran muchos, pero no eran graves en su mayoría, tuvimos que repensar cuál era la respuesta que debíamos dar a la población. Armamos placas informativas que les enviábamos a los pacientes con las pautas de alarma. En esa instancia fue cuando necesitamos que la población pudiera autocontrolarse. Esto permitió que el sistema pudiera ocuparse de aquellos que aún no estaban vacunados o tenían algún factor de riesgo que implicara la posibilidad de la evolución de la enfermedad hacia formas graves.

-¿Hoy cuál debe ser la acción del sistema sanitario en un contexto en el que el Covid-19, finalizada la pandemia, queda integrado al repertorio de otras enfermedades respiratorias? ¿Va a ser posible realizar diagnósticos diferenciales y tomar medidas en cada caso?

- En verdad hoy en día poder diagnosticarlo queda como anecdótico. Lo que nosotros tenemos que saber que es una virosis más que está integrada en otros cuadros que están circulando. La manera de actuar frente a esto es seguir estimulando la vacunación contra los virus para los que tenemos vacuna, como la gripe. Seguir promoviendo la vacunación contra el Covid-19 siguiendo los criterios vigentes. Y ante la presencia de un cuadro sintomático, un médico que tiene un paciente con síntomas compatibles con una virosis de tipo respiratoria, el antecedente de vacunación es lo que nos va a marcar las medidas a seguir. Si es un paciente que no está vacunado para Covid o para influenza, poder diferenciar el diagnóstico va a resultar muy importante. 

-Se habla mucho del seguimiento de los pacientes post Covid o de aquellos que han tenido secuelas asociadas a esta enfermedad. ¿El sistema de salud cuenta con algún dispositivo de atención a nivel local?

-En realidad no hay un dispositivo creado para tal fin. La población médica tiene la alerta de esto y aún hay mucho en estudio. Igualmente, cada vez nos estamos alejando un poco más de los cuadros sintomáticos severos y como consecuencia cada vez menos se observan secuelas que persistan. Igualmente, hay mucho conocimiento por construir y la comunidad científica está abocada a esa tarea, como así también a estudiar efectos de las vacunas que fueron desarrolladas en tiempo récord y aplicadas bajo régimen de emergencia debido a la magnitud de la pandemia y sus consecuencias.

El día después

-Otra de las dimensiones que ha tenido la pandemia y que ha dado mucho que hablar es la relacionada a la salud mental. ¿Qué mirada tiene respecto del daño social que ha causado la pandemia y el impacto que esto ha generado en los dispositivos de atención de salud mental?

-Es algo que nos preocupa y es una dimensión que hemos seguido muy de cerca. En el comienzo se notaban los efectos que provocó el encierro, el distanciamiento y la falta de contacto con los otros y fundamentalmente con muchos seres queridos. Con el paso del tiempo lo que empezamos a notar es una afectación en niños y adolescentes. Esa construcción que hace a la formación de una persona cuando es chico y que se logra en la interrelación con los demás se vio seriamente vulnerada. Los adultos ya tenemos otras herramientas pero para los niños, haber perdido esa posibilidad de contacto real con otros, dejó una marca. La manera de crecer en sociedad se vio afectada y esto se va viendo como secuela en lo educacional, en las relaciones interpersonales, y la verdad es que preocupa. 

Las alteraciones de salud mental nos preocupan mucho. Hay suicidios en gente joven y esto nos alarma. En este escenario, al interior de nuestros servicios, nos estamos replanteando cuál es la mejor manera de dar respuesta fundamentalmente preventiva. Si uno piensa que solo vamos a poder responder desde un consultorio de psicología, estamos equivocados. El conjunto del sistema debe involucrarse en la salud mental. Todo el personal de salud debe estar abierto a primeras escuchas. Los educadores también. Hay una inmensa tarea de construcción colectiva para que entre todos podamos ver el mejor modo de abordar estas cuestiones. Desde la Secretaría de Salud estamos replanteando nuestro trabajo en salud mental para que sea mucho más comunitario y preventivo y para que muchos más actores puedan intervenir.

-En muchos ámbitos se dice que socialmente costó salir de la pandemia, ¿a nivel sanitario fueron muchas las cuestiones que quedaron retrasadas?

-Creo que a todos nos costó salir. Para el sistema de salud fue como empezar de cero, porque muchas cuestiones quedaron relegadas por el imperativo de tener que abocarnos exclusivamente a la contención de la pandemia. La población también dejó de controlar su salud. Lo vivido nos marcó a todos como sociedad en cada ámbito donde transcurre la vida y a todos nos costó dejar atrás eso. Pero somos seres resilientes y lo bueno es que hoy es posible repensar qué tipo de respuestas veníamos dando antes de la pandemia y mejorarlas. La tarea es rescatar y volver a asistir aquellas patologías que dejamos de atender, pero que no dejaron de estar.

El peso de la responsabilidad

Sobre el final de la entrevista mantenida con Salud de Hoy, y en primera persona, María Martha Perretta reflexionó sobre lo que el tránsito por esta experiencia representó para ella en términos personales y profesionales, atendiendo a que por su cargo le tocó liderar y conducir el proceso de toma de decisiones que tuvieron eco sobre el conjunto de la sociedad.

"La verdad es que pasé por muchísimas etapas. En un momento la responsabilidad me pesó de una manera terrible, hasta dolorosa", confesó. E insistió: "Me dolió la responsabilidad". 

"Me he pasado noches pensando cómo teníamos que modificar un protocolo o cómo podíamos brindar mejores respuestas. Por muchos momentos tuve que priorizar la responsabilidad que tenía por sobre los tiempos que le dedicaba a mi propia familia. Yo le doy mucha importancia a los lazos familiares, pero durante la pandemia no podía desconectarme de las rutinas de mi trabajo y de la enorme responsabilidad que tenía, intenté siempre que los momentos que podía compartir con mi familia fueran de calidad, pero personalmente fue muy difícil", abundó.

-¿En algún momento se sintió sola en la toma de decisiones?

 - En ningún momento. De hecho, pude hacer lo que hicimos porque tuve mucho apoyo desde el intendente hasta cada integrante del equipo. Nunca me sentí sola y siempre me sentí escuchada. Hubo decisiones muy difíciles de tomar, decisiones políticas y sanitarias, y en todo momento me sentí respaldada. Tuve el acompañamiento de un gran equipo sumamente comprometido con una tarea titánica.

En lo profesional me llevo gratitud para todos los que me acompañaron y también me llevo aprendizajes. Pude compartir angustias y responsabilidades con otros y eso alivianó el peso. Haber conformado el comité de crisis fue sumamente valioso. En la esfera personal tuve una gran contención familiar. Y también sentí la colaboración de la comunidad. Pergamino entendió, respetó y comprendió que si no estábamos todos unidos no íbamos a poder contra este virus.

Cronología de un tiempo difícil

Desde los primeros casos en China a fines de 2019 hasta la declaración de la OMS del fin de la emergencia sanitaria internacional por Covid-19, la pandemia ocasionada por la irrupción del virus Sars-COV 2 puso de rodillas al mundo y marcó la cronología de uno de los tiempos más difíciles e inciertos de la historia con implicancias y consecuencias que fueron mucho más allá de lo sanitario.

Diciembre de 2019: surgió en China

El 31 de diciembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió una alerta sobre un grupo de casos de neumonía "de causa desconocida" en la ciudad de Wuhan. Una semana después, se identificó un nuevo coronavirus. China confirmó el 11 de enero su primera muerte en Wuhan por Covid-19. El 23 de enero, Wuhan determinó la cuarentena. 

Marzo de 2020: "pandemia"

El virus se propagaba rápidamente. El 11 de marzo, la OMS declaró que el Covid-19 era una pandemia y llamó a los países del mundo a tomar medidas extremas para frenar el virus. Argentina declaró cuarentena nacional el 20 de marzo. Pergamino adhirió al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (Aspo). El cierre de escuelas que se extendió en el tiempo fue una de las cuestiones más preocupantes en términos sociales.

Abril de 2020: el mundo encerrado

Las medidas de confinamiento se aplicaron en todo el mundo. 

Agosto 2020: barbijos, adhesiones y resistencias

A mediados de 2020, en medio de un nuevo resurgimiento, varios países europeos volvieron a hacer obligatorio el uso de barbijos. Hubo adhesiones y resistencias al uso de este elemento. A nivel local desde el inicio de la pandemia fueron múltiples las estrategias colaborativas orientadas a que todos tuvieran su "tapaboca". Instituciones de la ciudad entregaron elementos de protección personal a personal de salud.

Octubre 2020: la variante Delta en la ciudad

En Pergamino, uno de los momentos más preocupantes de la pandemia se dio en cercanías del Día de la Madre de 2020, a causa de la variante Delta que atacaba de manera virulenta y causaba la muerte de personas jóvenes y sin factores de riesgo. El sistema sanitario local estuvo en un umbral complicado, cuando aún no había vacunas disponibles.

Diciembre de 2020: vacunas en tiempo récord

Las vacunas se implementan en un tiempo récord, y son aprobadas bajo régimen de emergencia. Las primeras se administraron a fines de 2020 en EE.UU. y Europa. Las campañas se aceleraron en 2021. Argentina obtuvo sus primeras vacunas el 29 de diciembre de 2020, pero la vacunación masiva –inicialmente solo a grupos de riesgo- comenzó en marzo de 2021. 

Abril de 2021: mutaciones de preocupación 

La variante Delta altamente contagiosa seguía causando una gran pérdida de vidas. A fines de noviembre de ese año, la variante Omicron se transforma en predominante y la más transmisible. A fines de 2021, principios de 2022, Pergamino tuvo un pico abrupto de contagios, que obligó a reformular la estrategia de respuesta.

Enero de 2023: el coronavirus sigue siendo una emergencia

Tres años después de que la OMS hiciera sonar el nivel más alto de alerta global sobre el Covid-19, el 30 de enero el organismo señaló que la pandemia seguía siendo una emergencia internacional.

Mayo de 2023: la OMS declaró el fin de la pandemia.

El organismo dio por terminada la emergencia sanitaria internacional por Covid-19, aunque con recomendaciones a los países para mantener activa la vigilancia epidemiológica.


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