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La experiencia de Raúl Luján Labbate y Hugo Pratissoli en los Juegos Olímpicos


 Raúl Lujn Labbate y Hugo Pratissoli valoran cada día ms ser olímpicos (LA OPINION)

'' Raúl Luján Labbate y Hugo Pratissoli valoran cada día más ser olímpicos. (LA OPINION)

Con el Día Olímpico como marco, que fue el martes, LA OPINION entrevistó a dos de los pergaminenses que cumplieron su sueño de ser parte de la máxima cita del deporte mundial. Ambos ciclistas compartieron sus vivencias en Montreal 76 y Barcelona 92, respectivamente, donde se encontraron con grandes figuras como Nadia Comaneci o el Dream Team.


Ser olímpico es el sueño de todo deportista y llegar a serlo lo convierte en un distinto para la eternidad. Solo los elegidos pueden cumplir la meta de disputar los Juegos Olímpicos y la lista de deportistas pergaminenses que lo lograron la integran el nadador Alfredo Yantorno (Londres 1948 -fue el abanderado de la delegación argentina-), el ciclista Raúl Luján Labbate (Montreal 1976), los también ciclistas Erminio Suárez y Hugo Pratissoli (Barcelona 1992) y la tenista Paola Suarez (Sídney 2000, Atenas 2004 -medalla de bronce en dobles- y Londres 2012). Además el nadador Guillermo Marro estuvo en cinco Juegos Paralímpicos consecutivos (Sidney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008, Londres 2012 y Rio de Janeiro 2016) logrando tres medallas: una de plata y dos de bronce.

El pasado martes, 23 de junio, se celebró el Día Olímpico, el más raro y peculiar desde que se instituyó, debido a la postergación de los Juegos de Tokio a 2021 por la pandemia del coronavirus. Para rememorar sus días como olímpicos, LA OPINION entrevistó con Raúl Luján Labbate y Hugo Pratissoli, quienes compartieron sus experiencias en Montreal 1976 y Barcelona 1992 respectivamente. Ambos coincidieron en que haber participado de un Juego Olímpico fue el hito más importante de sus exitosas trayectorias. “Es lo máximo de mi carrera deportiva, no hay palabras para explicarlo”, expresó Pratissoli, de 50 años, quien lleva tatuado en su antebrazo derecho los anillos olímpicos. Por su parte, Labbate, de 68 años, sentenció que “ser olímpico era el sueño de mi vida y haberlo logrado fue cumplir ese sueño que tenía desde que empecé a correr en bicicleta” y agregó: “Antes no le daba tanta importancia pero cuando pasa el tiempo y ves que figuras como Ginóbili sienten orgullo por ser olímpico le das una mayor importancia, es algo incomparable”.

- ¿Cómo fue el camino que los llevó a los Juegos Olímpicos?

- Raúl Labbate: No pude ir a Munich 72 porque Argentina solo llevó ciclistas de pista, pese a que había ganado la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Cali 1971 y el Campeonato Argentino de Ruta. Y en 1976, como en marzo fue el golpe militar, pensábamos que Argentina no iba a participar de los Juegos porque las federaciones habían quedado sin presidente y todo había cambiado. No sé por qué seguí entrenando y un día me llamó Dante Benvenutti, que había sido representante olímpico y técnico de la selección argentina y los militares lo nombraron a él como entrenador de la selección para que eligiera los ciclistas para ir a Montreal 76, solo un mes antes. El ciclismo tenía cuatro cupos y eligió a su hijo (Osvaldo Benvenutti) que era el campeón argentino de ruta, a Juan Carlos Haedo, a Oswaldo Frossasco y a mí; éramos los que más andábamos en ese momento.

Teníamos que correr la contrarreloj por equipos (100 kilómetros) que era la especialidad en la que teníamos un poquito de posibilidades de no pasar tanta vergüenza porque estábamos muy lejos, encima acá era invierno, no se podía entrenar bien y los europeos estaban en plena temporada. Fuimos sin técnico y sin nada, pero no nos importaba, hicimos todo lo que pudimos, anduvimos bastante bien dentro de nuestras posibilidades, finalizamos en el puesto 22 que para nosotros era bastante.

- Hugo Pratissoli: Primero se dio que fuimos campeones argentinos en pista en 1990, después fuimos al Sudamericano de Lima 90 y ganamos con la cuarteta (persecución por equipos) y pasamos a los Juegos Panamericanos de La Habana 91 donde logramos la medalla de bronce en esa misma prueba y todos los que se ubicaban entre los tres primeros clasificaban a Barcelona 92.

- ¿Qué recuerdos tienen de los días en los que compitieron en los Juegos Olímpicos?

- Raúl Labbate: Los Juegos de Montreal fueron hermosos pero Argentina estaba mal porque estaban los militares y no nos acompañaban ni a la largada, nos habían dado una Ford y una moto Harley-Davidson para los auxilios y no teníamos quien la manejara, tuvo que ir un chileno para hacernos de auxilio y nos sentíamos desamparados totalmente; el día anterior a la contrarreloj por equipos estuvimos arreglando las bicis, le pedíamos herramientas a varios países y cuando llegamos a la largada nos decían ‘pero ustedes son los corredores’, se pensaban que éramos los mecánicos porque andábamos pegando tubos.

Raúl Labbate en acción, uno de los pergamineses olímpico. (RAUL LUJAN LABBATE)

Siete días después de su participación en la contrarreloj por equipos Labbate disputó su segunda prueba en Montreal 76, la competencia individual de ruta, y pese a que debió abandonar vivió un momento de gloria. Sobre esa prueba, recordó: “Sabíamos que era imposible terminarla por las subidas y el nivel de los europeos, corrimos los mismos cuatro, salimos todos a fondo y cuando pasamos por la línea y completamos la primera vuelta se frenaron y yo como venía partí y anduve escapado solo dos vueltas de 12 kilómetros con todas las cámaras de televisión siguiéndome. En un video de esos Juegos me reconocí por una camiseta turquesa y blanca que nos había dado la Federación”.

En la continuidad de su relato contó: “Me engancharon nueve de atrás que me llevaban mal subiendo y también bajando, en la bajada me llevaban peor que en la subida, así me llevaron dos vueltas y cuando me largaron pasaban los pelotones y no me podía enganchar con nadie, me metí en el box donde estaban los militares y me decían ‘como se va a bajar si venía primero, sus compañeros vienen atrás y siguen igual’ pero no tenían ni idea de ciclismo. Me fui a la subida y cuando llegó estaban los otros tres argentinos sentados mirando la carrera, habían abandonado antes que yo”.

- Hugo Pratissoli: La persecución por equipos es una corrida de 4.000 metros, se utilizó un velódromo de madera que se hizo especialmente para Barcelona 92, estaban todos los mejores velocistas. Finalizamos 17º (compartió equipo con Fabio Placánica, Gustavo Guglielmone, Angel Colla y Erminio Suárez), llegar hasta ahí fue increíble, habíamos sido campeones sudamericanos, terceros en los Panamericanos y llegar a un Juego Olímpico era muy difícil, las especialidades de pista son muy específicas y nosotros acá andábamos levantando tubos de la basura, lo que tiraban competidores de otros países nosotros los emparchábamos.

Con grandes del deporte

Los Juegos congregan a lo mejor del deporte mundial en la Villa Olímpica y tanto Labbate como Pratissoli vivieron momentos inolvidables junto a grandes figuras.

- ¿Con quiénes se encontraron en sus días olímpicos?

-Raúl Labbate: Nosotros en la Villa veíamos a una nenita que aparentaba tener 12 ó 13 años y en esa época no nos enterábamos quiénes eran. Ibamos al comedor y aparecía esta nenita flaquita con una medalla de oro colgada y Argentina hacía 24 años que no ganaba una de oro, al otro día la vimos otra vez con la medalla y Haedo me dice ‘mirá esta piba, ganó la medalla y no se la piensa sacar hasta que no se vaya a Rumania’ y después nos enteramos que esa nena era la gimnasta Nadia Comaneci que ganaba una medalla todos los días. En total en esos Juegos ganó tres de oro, una de plata y una de bronce (N. de la R: en Montreal 76 a los 14 años logró el primer 10 de la historia).

Y también pude ver al estadounidense Sugar Ray Leonard (N. de la R: el primer boxeador profesional de la historia que logró títulos mundiales en cinco categorías). Nosotros compartíamos el departamento en la Villa con tres boxeadores argentinos (Luis Portillo, Héctor Patri y Juan Suárez). Eramos siete en ese departamento y uno de los boxeadores nos decía ‘vayan a ver a un negrito, es Muhammad Ali en miniatura’ y lo fuimos a ver en la final y ese negrito ganó la medalla de oro: era Sugar Ray Leonard.

- Hugo Pratissoli: En la ceremonia inaugural andábamos con la máquina fotográfica, me había llevado dos rollos y gatillé todas las fotos en el desfile y cuando terminó la inauguración teníamos que ir a la Villa a comer, pero la salida fue muy informal y había que ir a un playón donde estaban los colectivos que nos llevaban a la Villa y a medida que se llenaban iban saliendo. Nosotros queríamos ir a comer lo antes posible y en la desesperación subí a un colectivo que ya estaba por salir, lo frené, el chofer paró y me subí yo solo, todos hablaban en inglés y primero no me había dado cuenta pero era el Dream Team de básquet de Estados Unidos, estaban todos: Magic Johnson, Jordan, Pippen, los tenía ahí y no tenía una foto para sacar, las había gastado todas. Ellos vivían en la Villa pero en un lugar especial y fue re loco ese momento.

Hugo Pratissoli junto a Marcelo Garraffo, abanderado de la delegación argentina en la ceremonia de apertura de Barcelona 92. (HUGO PRATISSOLI)

- ¿Luego de sus primeros Juegos tuvo la posibilidad de volver a ser olímpico?

- Raúl Labbate: Luego de Montreal 76 seguí corriendo y la idea era poder ir con mi hermana (la atleta Elba Labbate) a Moscú 80 (N. de la R: Argentina no participó porque se unió al boicot que encabezó Estados Unidos), pero ya en 1978 estaba cansado, fui a Italia y dije ‘no corro más’, estaba cansado de representar al país y cada vez que salíamos del país era para dar vergüenza, me mandaban a correr a México una vuelta de 12 etapas y me daban una camiseta y una calza para los 12 días, se te rompía la bicicleta y tenías que pagarte los arreglos vos y estabas representando a tu país, entonces cada vez que venía en vez de estar contento por representar a Argentina venía peor de la cabeza.

Pratissoli coincidió con Labbate en qué sus participaciones con la selección argentina “siempre fueron a pulmón, nunca nadie nos dio nada”. Y como ejemplo contó el viaje previo a Barcelona 92, cuando programaron entrenar en Estados Unidos: “Un mes antes de los Juegos nos fuimos un mes a Estados Unidos pero con plata nuestra que después nos devolvieron, si no no podíamos ir; acá era invierno y teníamos que ir a entrenar al calor. Nos hicieron ir tres veces al aeropuerto, no estaban los pasajes, se los robaban, hasta que la tercera vez que fuimos a Ezeiza agarré del cuello a varios y encima casi me quedo por armar el lío, llamaron a la Policía y después viajamos.


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