Especial 100 años

Canillitas: un oficio clave en el engranaje de acercar el Diario a sus lectores


 Los canillitas y una sólida relación con LA OPINION a lo largo de los años (LA OPINION)

'' Los canillitas y una sólida relación con LA OPINION a lo largo de los años. (LA OPINION)

En la celebración del Centenario de LA OPINION, Rodolfo “Quique” Dotavio, secretario general del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de Pergamino, recreó sus vivencias y se refirió al presente de la actividad. Su testimonio es el reflejo de la vigencia de una actividad que es parte de la historia.


A lo largo de la historia del Diario LA OPINION los canillitas han ocupado un lugar central por cuanto han representado y representan un eslabón clave en el contacto de la publicación con sus lectores. En distintas etapas, la tarea fue diferente. Al principio solo había suscripciones, y los vendedores de diarios eran los encargados de repartir los ejemplares entre quienes abonaban ese servicio. Cuando dejó de existir este sistema, la tarea del canillita se reconvirtió y siempre siguieron desempeñando un rol estratégico en el complejo engranaje que significa lograr que un diario llegue a los destinatarios.

En la memoria de muchos aparece el recuerdo de verlos en sus puestos o en las calles “voceando” las noticias para vender el diario. En los barrios cada uno de ellos es esperado, en bicicleta, en moto, para acercar los ejemplares. En un momento cada uno tenía su zona de reparto. Más tarde los límites se fueron desdibujando, pero sin abandonar nunca el compromiso sostenido con un oficio que les demanda tiempo y esfuerzo. Largos recorridos, múltiples anécdotas se han escrito a la par del crecimiento del Diario y en estos cien años de historia, vaya un reconocimiento del Diario LA OPINION a quienes han hecho del oficio de vender diarios, una tarea sostenida.

En el marco de la celebración del Centenario de LA OPINION, José Rodolfo “Quique” Dotavio, secretario General del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de Pergamino, recreó su historia personal como “canillita” y en su rol de representante de sus pares en la actividad gremial, se refirió al presente de la actividad y a los desafíos que les plantea el avance de la tecnología. Su testimonio es rico en vivencias y reflejo del sentir de muchos de sus compañeros en una labor que perdura.   

“Soy canillita desde los 10 años y el mes que viene voy a cumplir 63. Provengo de una familia de vendedores de diarios, mi padre me introdujo en este oficio cuando yo era chico, en la época de las suscripciones, pensando que no iba a aguantar. Recuerdo que eran 500 suscripciones las que repartíamos. Trabajábamos sin descanso”, cuenta y recuerda que cuando LA OPINION dejó de tener suscriptores, la tarea se reconvirtió y se adaptó a los desafíos de “los nuevos tiempos”.

“El Diario comenzó a darnos los ejemplares y nosotros comenzamos a venderlos. Fue una etapa diferente”, refiere.

 

Una relación sostenida

Acompañado en el festejo de los cien años de LA OPINION por Rubén Castellani, secretario adjunto del gremio, Dotavio asegura que a pesar de las tensiones propias de una actividad comercial, la relación con el Diario y con sus distintas autoridades siempre fue “buena”.

“Por supuesto que hemos tenido problemas, algunos choques, pero siempre mantuvimos, nosotros y el Diario, la vocación de llevar las negociaciones a buen puerto”, destaca y asegura que la actividad sufrió muchas transformaciones producto de nuevas dinámicas de distribución y de la forma en que ha avanzado la tecnología.

“El negocio de los diarios fue cambiando, de las suscripciones pasamos a un nuevo sistema de venta y actualmente nosotros retiramos los diarios, nos dan una semana para pagar y a su vez nosotros financiamos a nuestros clientes, ya que les fiamos entre 40 y 50 días”, relata en una conversación que lo lleva por vivencias personales e historias familiares que se tramaron en torno a la tarea de “vender diarios”. 

Menciona que en la actualidad hay alrededor de 80 canillitas en actividad, 60 de los cuales están afiliados al Sindicato. “Es difícil ser canillita hoy”, confiesa. 

“Antes no había tecnología y  eso hacía que todo el mundo comprara los diarios. En una cuadra vendíamos nueve o diez diarios. Eso se ha transformado, pero igual hay una masa de lectores que son muy fieles a LA OPINION y también a nosotros. Cada familia establece una relación de confianza con su canillita”.

 

Grandes satisfacciones

En ese engranaje la actividad se sostiene, no sin negociaciones. “La tecnología generó un cambio. Hoy el fuerte de nuestras ventas se da en determinados días de la semana y los domingos. Pero hay que adaptarse a los tiempos”.

Afirma que el diario le ha dado enormes gratificaciones. “Esta actividad me dio todo. Lo poco que tenemos en mi familia fue gracias a la tarea de vender diarios. Yo no tengo hijos, pero mi hermano pudo hacer estudiar a sus hijos, tenemos nuestra casa y vivimos bien”.

Proviene de una “familia de canillitas” y en la celebración del Centenario de su padre él mismo recrea parte de esa historia cuando señala que su progenitor vendió diarios durante 75 años. “Mi mujer, Irma, vendió durante 30 años y mi hermano Hugo vende diarios en la actualidad. Como no voy a estar contento con el aniversario del Diario si es parte de nuestra vida”.

“Son ocasiones en las que uno recuerda las cosas que vivió. Tenemos una vida vinculados a esta empresa. Y si Dios quiere eso seguirá siendo así, aunque todo el mundo dice que los diarios están atravesando un momento difícil. Lo único que nosotros pedimos es que los diarios sigan manteniéndose, y tener salud para seguir haciendo lo que sabemos que es ser canillitas. Si todo sigue así, vamos a seguir, y a luchar por esta actividad”.

Rodolfo Dotavio. (LA OPINION)


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