Angustia e impotencia en una escuela por tres robos en 12 días

La Escuela Primaria N° 42 y la Secundaria N° 16, que comparten edificio en la esquina de Barrancas del Paraná y Solís, en el barrio Belgrano, sufrieron tres robos en menos de dos semanas, concretamente en 12 días, y tanto sus autoridades como sus docentes, auxiliares y familias de los alumnos, están invadidos por la angustia de pensar cuándo se perpetrará el próximo robo. "Es tremendo que cada mañana al abrir la puerta lo hagamos con el temor de no saber con qué nos podemos encontrar", relató Marcela de Sautu, directora de la Escuela N° 42.

"Fueron tres robos en 12 días, en el primero rompieron una puerta del SUM y en esa oportunidad fue cuando nos robaron la mayor cantidad de cosas, porque nos llevaron la pava eléctrica, el parlante portátil, un anafe eléctrico y una caja de golosinas del kiosco por un valor de unos 25 mil pesos. Además nos destruyeron la alarma (que aparentemente sonó, pero no está monitoreada porque no tenemos recursos para pagar el abono) y rompieron las puertas de la dirección, la secretaría, la cocina y del depósito, de donde también faltaron pelotas con las que los chicos hacen educación física", relató la docente y continuó diciendo que "en el segundo robo nos volvieron a destruir el kiosco y rompieron una reja para pasar a la Secundaria 16 de donde se robaron varias cosas, entre ellas una impresora y ocho celulares con los que los alumnos trabajan en el aula. El tercer robo fue en la madrugada de este lunes, cuando entraron tras romper un panel de policarbonato, y fueron directamente a buscar las golosinas que ya las habíamos repuesto".

La angustia en la comunidad educativa de estos establecimientos educativos se incrementa porque los delincuentes, además de llevarse algunos artículos, actúan mucha saña porque desparramaron la basura, rompieron las puertas y todo lo que signifique hacer daño.

Quienes están a cargo de la investigación aparentemente saben quiénes son los autores; de hecho hay una persona detenida tras el primero de los robos; se trata de un hombre al que la Policía al allanarle la casa halló, además de algunos artículos que habían sido robados en la sede escolar, varios envoltorios con cocaína listos para su comercialización al menudeo. Pero lo llamativo es que tras la detención de este sujeto, se perpetraron dos robos más, y lo que se supone es que los autores serían menores de edad.

"Nos sentimos totalmente indefensos porque es llegar a la escuela y sentir la angustia y la incertidumbre de no saber con qué te vas a encontrar, porque vemos que para esta gente que roba le es demasiado fácil violentar un panel o una reja, ingresar a la sede y hacer destrozos, además de llevarse lo que les interesa", comentó De Sautu.

La docente reconoció que "las autoridades del Consejo Escolar se portan muy bien, enseguida nos reparan las roturas, y ahora estamos a la espera de que nos cambien algunos paneles y cerraduras y que nos reponga la alarma. También le solicitamos al Municipio que coloque alguna cámara en esta cuadra, de modo que nos podamos sentir algo más protegidos".

Los ingresos del kiosco

Las pérdidas económicas por los faltantes de las golosinas del kiosco impactan de lleno en la economía de la escuela, porque con lo recaudado se solventa una serie de artículos que no son proveídos por el Estado. "Con ese kiosco compramos los insumos que no nos provee el Estado para la escuela, por ejemplo papel higiénico, cera, lampazo, perfumina, resmas de papel, cartuchos para impresora y algunos otros insumos que se utilizan a diario y que nos cuesta reponerlos. Todo sale de lo que se recauda con ese kiosco, que está declarado ante la cooperadora escolar y es administrado entre los directivos y los porteros", explicó la directora, quien subrayó el pedido de cámaras de seguridad y más presencia policial, no solo en la zona de la escuela sino en toda la órbita del barrio, "porque está bastante bravo".