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Capitán del Espacio cumple 60 años: la historia del alfajor legendario


Ángel De Pascalis tenía 37 años cuando decidió fundar la empresa

Crédito: Capitán del Espacio

Ángel De Pascalis tenía 37 años cuando decidió fundar la empresa.

La empresa nunca pagó publicidad y a pesar de ello se convirtió en un mito viviente en el Partido de Quilmes. Sus propietarios conservan las mismas costumbres de los fundadores.

TN.COM.AR. Un hombre de 35 años, nacido y criado en Quilmes, prefiere resguardar su nombre y priorizar sus recuerdos. Remarca que las mejores historias de su infancia transcurrieron en la casa de sus abuelos, en donde cada tarde merendaba un alfajor Capitán del Espacio.

Entendió tiempo después aquel arraigo. El sentido de pertenencia de aquel ritual fue motivo suficiente para buscar escribir un libro y relatar la historia del alfajor. Sin embargo este hombre chocó contra el hermetismo que rodea a una empresa que el próximo 2 de febrero cumplirá 60 años.

A la mítica golosina la abraza desde siempre un acto de evangelización por parte de sus fieles. La frase más repetida de quienes nacieron en el sur de la provincia de Buenos Aires reza: "¿En serio nunca probaste el Capitán del Espacio? Te voy a comprar uno y vas a ver lo que es". Y en Pergamino también se repite ya que aquí se vende en muchísimos kioscos.

"Un 2 de febrero de 1962 comienza la historia del Capitán del Espacio", se lee en el sitio web de la compañía. Una idea de Ángel de Pascalis, por aquellos tiempos empleado de un reconocido frigorífico, que a los 37 años se agotó de trabajar en relación de dependencia.

Ahorró algunos pesos y buscó un socio. Pensó en Arturo Amado, su amigo y vecino de Quilmes, a quien no le llevó demasiado tiempo comprender una fábrica de alfajores sería la mejor apuesta para el futuro de ambos.

La instalaron en Ezpeleta, aunque al año decidieron mudarla a otra construcción más grande, ubicada en la calle Luis María Campos de Bernal Oeste.

"En esa época el trabajo era mayormente artesanal, donde con empeño, dedicación y muchas horas de trabajo se produjeron los alfajores Capitán del Espacio por 10 años", cuentan desde la empresa.

En 1972, 10 años después de la inauguración, trasladaron la poca maquinaria que tenían a otra fábrica, situada en la calle Gran Canaria, en Quilmes. Allí permanecen.

El inicio del mito indica que De Pascalis

De Pascalis y Amado mantuvieron su vínculo durante algunos años más hasta que decidieron separarse: el primero compró la parte del segundo y quedó al frente de la empresa en soledad. "A pesar de que la tecnología y las maquinarias de elaboración fueron evolucionando, el esfuerzo de Ángel fue respetar el gusto de sus consumidores", explican.

Tal era el interés por elaborar un producto distinto que De Pascalis probó un sinfín de alfajores ajenos antes de su primera producción. Buscaba inspirarse con las virtudes y los defectos de quienes más tarde serían sus competidores.

Con su producto en la calle, al hombre aún lo obsesionaba que el sabor sea inalterable y que la calidad jamás se vea modificada. Hoy, los alfajores se exhiben en tres variedades de 40 gramos (chocolate, blanco y fruta) y el triple de 80 gramos.

En agosto de 2012, 50 años después de su creación perfecta, las autoridades de la empresa confirmaron el fallecimiento de De Pascalis. "Hoy se trabaja para continuar su obra y su sueño", manifiestan.

La publicidad: el boca a boca

De Pascalis no creía en la publicidad y sus sucesores alimentaron aquella decisión. El mito, de todas maneras, creció hasta expandirse a kioscos y comercios de todo el país. Un alfajor que solo necesitó el marketing de la calle para hacerse popular.

Luis, vecino de la fábrica, dialoga con TN y remarca que "todos los vecinos podemos hablar de maravillas cuando nos referimos a ellos. Han contribuido a que muchas familias del barrio tengan trabajo y siempre han sido muy cordiales con nosotros".

Quienes viven por la zona lo consideran una insignia del barrio y un motivo de orgullo. Se han confeccionado remeras y pintado murales con su logo; también hay quienes lo llevan tatuado en la piel.

"El capitán del espacio no está 'sobrevalorado'. El capitán es un mito que se emancipo de la mercancía en sí, de la cosa tangible, del producto", escribió Facundo Calabró, quien lidera la cuenta de Twitter Catador de alfajores.

Por estos días, la máxima preocupación de los fanáticos se centra en saber qué ocurrirá con el logo del producto tras la aprobación de la Ley de Etiquetado Frontal, la cual prohíbe incluir personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, entre otros. La empresa, fiel a su estilo, aún no comunicó cómo lo resolverá.


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