Toda expresión plástica refleja una realidad, puede ser ésta objetiva o subjetiva, es decir lo que el artista ve cuando mira. Pero sin dudas el arte hiperrealista es el más complejo puesto que su esencia es reflejar algo o a alguien no solo tal cual es sino como todos lo ven, con precisión y detalles. Prácticamente, crear una fotografía conun lápiz.
Si bien Eugenio Furlano (52) fue muy conocido en Pergamino como profesor de gimnasia deportiva en el Instituto Dravreux en los '90, en los últimos años viene desarrollándose en Barcelona -ciudad de España donde reside desde hace 22 años- como dibujante y pintor, especializándose en el hiperrealismo.
"Siempre me gustó el arte hiperrealista, para mí era como un desafío lograr las luces y las sombras de un objeto", sostuvo en contacto con LA OPINION el artista que, no obstante esta vocación, continuó con su profesión en Educación Física, alcanzando una buena trayectoria deportiva en fitness en la capital cosmopolita de la región de Cataluña.
A diferencia de aquellos jóvenes que emigraron anticipándose a lo que sería la crisis de 2001, con 29 años Furlano quería empezar a recorrer otra historia: "Quería ver otro mundo y otras posibilidades", argumentó.
"Vendí una moto que tenía en ese momento en Pergamino, con el dinero me compré el pasaje solamente de ida y partí con mil dólares en el bolsillo. Cuando llegué a España estuve unos días en Madrid pero decidí ir a Barcelona porque tenía playa y era más turístico. Llegué y me enamoró", contó.
Furlano llegó sin contacto; nadie lo esperaba. "Recuerdo que salí del aeropuerto, tomé un autobús, me dejó en Plaza Cataluña y no sabía dónde iba a dormir. Me habían tirado un dato que decía que había un sitio donde ponían carteles que indicaban dónde alquilaban habitaciones. Ahí fui y me alquilé una habitación por un mes y me quedé tranquilo. Ahí empecé, primero con la adaptación: conocer Barcelona, sus barrios y empecé a buscar trabajo.
"Era agosto, pleno verano, cuando la gente está de vacaciones. Había encontrado en el suelo una publicidad de un gimnasio. Yo venía dando los programas LesMills, que están muy de moda ahora, como Body Pump, Body Balance, Body Combat, que son una franquicia de Nueva Zelanda y están por todo el mundo. Averigüé dónde estaban las oficinas de LesMills en Barcelona y me tiraron una lista de todos los gimnasios que tenían ese programa. A partir de ahí me monté un sistema para dejar currículums por barrio. Así me fueron llamando para hacer suplencias porque, al ser verano, tenían que cubrir horas de los que se tomaban vacaciones. Me la pasé dando clases todo agosto. Y en esos gimnasios donde empecé como suplente estoy hasta el día de hoy".
También en estos años, en la empresa LesMills, que es muy importante a nivel mundial, Furlano empezó a trabajar en las oficinas donde fue formado para capacitar a profesores por toda España de Body Pump, Body Balance y Body Step. "Esto fue en los años 2002, 2003 y 2004. Tuve una buena trayectoria deportiva a nivel de fitness. Esto lo dejé porque era mucho estrés con tanto viaje y me quedé con lo que son las clases dirigidas, trabajando en varios sitios de Barcelona y en un club de tenis donde ya soy director deportivo y responsable de todo lo que es el gimnasio. Allí llevo más de 20 años y estoy contentísimo", refirió.
Las artes plásticas
-¿Cómo te llegó la inquietud por las artes plásticas? ¿Cómo fue tu evolución en España con esta actividad artística?
-Desde pequeño siempre tuve habilidades por las artes plásticas. Tenía muchas habilidades para las manualidades y en el colegio se hacía muchísimo. Pero en ese momento estaba muy metido con la gimnasia artística y lo dejé de lado porque estaba todo el tiempo en Davreux saltando o haciendo deportes. A los 18 años, cuando dejé de competir en gimnasia y comencé el tema de irme a estudiar a Rosario, un día, cuando estaba merendando y mirando la tele, vi en un programa de Utilísima Satelital, vi que estaban pintando una manzana en forma hiperrealista. Me encantó tanto que dije 'quiero pintar una manzana así'. Y así empecé pintando, intentando hacerlo lo más realista posible. Al principio era un desastre pero fui poco a poco indagando, estudiando en Buenos Aires y en Rosario con profesores que hacían este tipo de pinturas. A mí siempre me gustó el arte hiperrealista, para mí era como un desafío lograr las luces y las sombras de un objeto. El arte abstracto no me llega.
Así fui aprendiendo pero sentía que me faltaba más. Hasta me presenté para ser profesor en la Convención Argentina de Pintores Decorativos, donde fui seleccionado. Me acuerdo que fui un fin de semana a Buenos Aires y tuve que presentar un proyecto delante de unas 25 personas. Fue una experiencia súper linda porque era mi primera vez como profesor de pintura. Luego me fui a Estados Unidos a una convención de pintores decorativos. Hasta que decidí venirme para Europa y acá me encontré con otra realidad con el tema de la pintura, pero para bien, porque me incliné para el lado del muralismo, 'trampantojos', pintura sobre techo. Así que me fui a estudiar a Francia con Michel Nanaï, uno de los pintores más reconocidos en Europa, y también con Federica Cenci y Carolina D'Ayala, ambas pintoras de Roma. Aprendía técnicas pero me faltaban un montón de cosas. Hasta que encontré aquí la escuela Barcelona Academy Of Art, que apunta a cómo pintaban los grandes pintores antiguamente como Da Vinci. Llevo tres años en esta academia y me di cuenta que todo lo que hice anteriormente me hizo muy bien pero acá estoy aprendiendo desde cero, desde el dibujo hasta la pintura. Ahora, con el tema del Covid suspendí porque cerraron todas las escuelas. Me tomé un año sabático pero a partir de septiembre, que es cuando comienza el ciclo escolar, empiezo de nuevo.
-¿Cómo te afectó la pandemia desde lo personal y lo profesional?
-Estoy como coordinador deportivo dentro de un club de tenis. Cuando vino la pandemia nos confinaron a todos. Por un lado me vino bien para descansar del trabajo groso que tengo que es la coordinación y dar clases, y por otro lado pude dibujar y pintar, pude aprovechar el tiempo. Me levantaba y empezaba a dibujar, cortaba y comía y volvía otra vez. Hice un montón de proyectos que, mientras estoy trabajando en el club, me es imposible. Así que no lo veo como algo negativo como lo ve mucha gente, porque para mí fue súper productivo, en el sentido que tenía las 24 horas para mí. Fue muy positivo aunque me critiquen.
La familia y Pergamino
-El tener a tu madre -"Mery" Merlino- cantante de tangos y a tu hermano -Luis-, actor, hace suponer que en el hogar donde te criaste se respiraba arte, ¿es así?
-Mi madre empezó con el tango de grande y mi hermano Luis no hacía actuación cuando yo estaba en la Argentina. Yo pintaba desde los 20 años, era el único que hacía arte. Yo me vine para Europa y ellos empezaron con sus inquietudes artísticas. No te puedo decir que respiré arte en mi casa. Es más, cuando llegué al cuarto año de la carrera de Educación Física y me faltaban dos meses para terminar, ahí me di cuenta que me equivoqué de carrera, porque lo que tendría que haber hecho era Bellas Artes, porque con la Educación Física nunca me gustó trabajar en colegios, por eso me tiré para el lado del fitness, que me hizo bien pero no hacía falta "comerse" cuatro años de carrera para dar clases en un gimnasio. Me acuerdo que mi madre, en ese momento cuando yo dije que me gustaría hacer Bellas Artes, me dijo la típica frase de los padres: 'con esa carrera no vas a ningún lado; te vas a cagar de hambre'. Pero me vine a España y es aquí donde me desarrollé como artista.
-¿Qué recuerdos tenés de tus años en Pergamino y qué cosas extrañas?
-Recuerdos de Pergamino tengo miles. Hace 22 años que me vine para España y se echa mucho de menos a Pergamino. Siempre digo que si tengo que volver para Argentina algún día volvería a Pergamino. Cuando éramos adolescentes siempre decíamos que queríamos ir a Buenos Aires o Rosario, nos quejábamos que Pergamino era chato y aburrido, pero cuando vas creciendo te vas dando cuenta que Pergamino para mi es mi tierra. Ahí me crié, tengo miles de amigos y conocidos. Estuve en marzo por ahí y no me alcanzó el tiempo para saludar a toda la gente. Con 52 años me pegó fuerte por la familia, mis hermanos, mi sobrino; me hizo un clic. Siempre decía que no iba a volver más a Argentina y ahora te digo que en algún momento voy a volver.
Estudié la primaria en la Escuela Nº 1 de calle Merced y después pasé al Colegio Normal. Empecé haciendo gimnasia deportiva en el Club Gimnasia, que en ese momento estaba Mercedes Caracciolo, después me pidió Liliana Davreux y me llevó al Instituto donde trabajé muchos años. Ahí me desarrollé como 'profe' de gimnasia artística con grupo de menores primero, y luego dirigidas a adultos. Liliana es mi segunda mamá y me emociono cuando lo digo porque es la verdad.
Instagram: @eutom4