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Pergamino transcurrió los días de esta nueva etapa de confinamiento azotada por una curva sostenida de contagios de Covid-19 y un alarmante número de fallecimientos, en el contexto de un sistema de salud que a pesar de la fuerte tensión que genera la demanda, sigue esforzándose para brindar respuestas, pero está al límite de su capacidad.
El parte epidemiológico diario que emite el Gobierno local, junto a los informes que mensualmente hacen referencia a la evolución de la pandemia, se han vuelto el parámetro vital desde el cual analizar indicadores y conocer la gravedad de la situación sanitaria.
Aunque se estima que el impacto de las medidas implementadas en los últimos días se verá reflejado en el comportamiento de los casos de las próximas semanas y recién ahí podrá sopesarse la eficacia que las restricciones han tenido como acción para descomprimir el sistema sanitario, lo que muestra el presente es una progresión preocupante de la pandemia, signada por un alto nivel de contagios, un elevado requerimiento de internaciones y de atención en los servicios de cuidados intensivos, sumado a un descenso significativo de la edad de las personas afectadas por el virus Sars-COV 2 y sus variantes. Esto genera un combo explosivo que a cada instante pone en jaque la capacidad del sistema sanitario local y acerca el fantasma del temido colapso.
Exigidos al extremo, los efectores del sistema local han ampliado su capacidad de alojar pacientes, pero los recursos son limitados por cuanto no se trata solo de sumar camas sino de disponer de personal e insumos para hacer frente a la atención de personas que llegan con cuadros clínicos más complejos. En este sentido, a nivel local ninguno refiere de manera pública faltantes que estén complicando la asistencia. Sin embargo, advierten sobre la severidad de los cuadros y las dificultades que implica el hecho de tener pacientes hipercríticos, algo que exige mucha pericia por parte del equipo de salud y acota la posibilidad de rotación de camas, en un contexto en el que además otras patologías agudas deben atenderse.
Una situación preocupante
Por estos días la pandemia expresa en la ciudad su peor cara. Como sucede habitualmente, las principales evidencias de esta situación se observan en el testimonio de los propios actores del sistema que describen a diario sus dificultades y la angustia de observar que los pacientes que llegan a los lugares de atención son más jóvenes y lo hacen afectados por la severidad de un virus que hasta hace un tiempo parecía no los alcanzaba. Reparar en la palabra de los agentes de salud abocados a la atención de la pandemia resulta suficiente para dimensionar lo delicada de la situación sanitaria local. También, los relatos de las familias que han sufrido la pérdida de sus seres queridos ayuda a comprender la complejidad de la realidad.
El otro parámetro lo brindan las estadísticas, En este sentido los números son más que elocuentes. El último informe elaborado por la Secretaria de Salud es el que corresponde al mes de abril cuando se produjo en la ciudad el denominado "tercer pico" y todo hacía suponer que se estaba en el peor momento desde el inicio de la pandemia. Aunque aún no están procesados, los datos que arrojó el mes de mayo, no hacen suponer una situación mejor; por el contrario, los datos aportados por el reporte diario permiten estimar que algunos indicadores negativos se han profundizado producto de la progresión de la pandemia que parece no dar tregua en la ciudad.
Al 30 de abril el total de casos de coronavirus en Pergamino era de 9.427 y activos, 543. Ayer, al cierre de este informe, ambas cifras se habían superado ampliamente con un total de casos de 12.141; de los cuales 989 están transitando la enfermedad actualmente.
Más muertes
En relación a los fallecimientos, las estadísticas reflejan claramente el agravamiento de los casos. A fines de abril, la pandemia había causado en la ciudad 186 fallecimientos. Al 29 de mayo el número de fallecidos ascendió a 279.
Ya el mes pasado en la evaluación de la situación sanitaria, las autoridades locales habían señalado su preocupación por este indicador. El promedio que venía siendo de 19 fallecimientos al mes, se había duplicado. De hecho, el informe estadístico elaborado en abril hizo un comparativo con respecto a octubre de 2020 que arrojó que en ese momento la tasa de letalidad era de 1,82 por ciento, mientras que el mes pasado fue de 2,70 por ciento.
Este mes que va finalizando, lejos de revertirse la tendencia, el número de fallecimientos fue en ascenso, encendiendo luces de alarma por lo que importa este indicador tan dinámico en términos epidemiológicos y fuertemente sensible desde el punto de vista social.
De acuerdo a opiniones relevadas por LA OPINION el mayor número de decesos es atribuible a muchas variables, entre ellas las manifestaciones clínicas de una enfermedad que se expresa con cuadros mucho más severos que en la primera ola y que alerta a los equipos de salud porque exige de intervenciones médicas y de asistencia mucho más complejas.
Un sistema de salud exigido y flexible
Con respecto a la internación, los datos relevados al 30 de abril daban cuenta que apenas el 7,6 por ciento de los pacientes habían sido hospitalizados. Pero lo llamativo es que más del 6 por ciento de ellos habían requerido cuidados intermedios y un 1,3 por ciento cuidados intensivos, algunos con requerimiento de asistencia respiratoria mecánica o diálisis- lo que evidencia la severidad de los cuadros-. De la mano de este dato, el análisis realizado sobre la evolución según la gravedad del cuadro de marzo de 2020 a abril de 2021 aporta información que confirma cómo la situación epidemiológica fue cambiando e incrementando la demanda de atención por parte del sistema de salud en todos sus niveles: durante los meses de octubre y noviembre de 2020 -cuando Pergamino tuvo su primer pico de contagios- hubo 113 y 86 pacientes internados, respectivamente. En enero, cuando se experimentó el segundo pico, el número de internados fue de 90 pacientes. En abril de este año esa cifra trepó a 169 y este mes hubo días en los cuales la cantidad de pacientes hospitalizados estuvo por encima de los registros históricos.
En este sentido, los datos oficiales disponibles siguen mostrando la respuesta del sistema sanitario local en la pandemia y reflejando el enorme caudal de pacientes que fueron absorbidos por los establecimientos de salud. A la par de los números, la referencia que aportan los referentes de los distintos efectores locales coinciden en señalar la marcada tensión del sistema y la flexibilidad con la que se busca optimizar la capacidad de respuestas para evitar la saturación.
En el ámbito local, la coordinación se da entre los propios efectores del sistema que operan de manera flexible en función de la capacidad disponible, cuando a través las guardias o de la labor que despliegan el Sistema de Atención de Emergencias Médicas (Same) y Medicar, toman conocimiento de la necesidad de internación de un paciente. En las últimas jornadas, la capacidad de poder brindar respuestas dependió en parte de la logística implementada al interior de cada una de las instituciones que siguieron adaptando su infraestructura para alojar pacientes. En este aspecto, el trabajo articulado de los actores del sistema sanitario desde el inicio de la pandemia, con sus diferentes miradas y lógicas de funcionamiento, ha contribuido a robustecer un sistema que por estas horas está al límite de su capacidad real, con un altísimo nivel de ocupación que preocupa.
