Históricamente, los suelos en la región pampeana se han caracterizado por un adecuado nivel de fertilidad. Sin embargo, en los últimos años, la intensidad y uso agropecuario han provocado cambios en sus características, mostrando en la actualidad deficiencias de algunos nutrientes.
Para conocer cuál es el estado nutricional de los suelos en nuestra zona, qué mejor que recurrir a la base de datos del Laboratorio Suelo Fértil de ACA, que se caracteriza precisamente por tomar muestras de una amplia cobertura geográfica y analizarlas en tres laboratorios, ubicados en Pergamino, Tres Arroyos y Hernando, este último perteneciente a la Cooperativa "La Vencedora".
Materia orgánica
La materia orgánica (MO) es un parámetro de calidad que sintetiza la fertilidad física, química y biológica del suelo. El laboratorio lo que mide en la muestra de suelo es el carbono total. El contenido de carbono y su evolución en el tiempo está relacionado con la textura, la temperatura y fundamentalmente el manejo que se haga del lote.
Se observó al respecto que el contenido de MO es menor en el oeste y se va incrementando hacia el este. Lo mismo sucede en el norte de la región con respecto al sur y sudeste de Buenos Aires. Esto puede ser explicado principalmente por la diferencia en la textura del suelo, más gruesa en el oeste y fina en el este, y la temperatura, mayor al norte y menor al sur.
Nitrógeno disponible
Un parámetro del suelo que se utiliza en el cálculo de la cantidad de fertilizante a agregar en el maíz, es el contenido de nitrógeno de nitratos (N-NO3) que tiene el perfil del suelo. Este valor es muy cambiante, varía de lote a lote de acuerdo al manejo y al cultivo antecesor, de mes a mes en función de la temperatura y año a año en función de las precipitaciones y el uso por parte de los cultivos. De hecho, hoy se observa una gran espacialidad de este nutriente.
Fósforo disponible
Otro elemento esencial para todos los cultivos es el fósforo. Este se mide en el suelo a través de un indicador como lo es el P Bray Nº I.
En este caso, se observan valores promedio bajos y muy bajos en una gran extensión de Buenos Aires, Entre Ríos y sur de Santa Fe. Valores medios para la zona centro y sur de Córdoba y este de La Pampa. Los valores más altos hoy se encuentran en el centro de Santa Fe y Córdoba.
En general, se puede ver algún cambio en el contenido en el suelo. En algunas zonas como el centro-sur de Córdoba, este de la Pampa, oeste de Buenos Aires y centro de Santa Fe, disminuye el contenido de fósforo promedio. En cambio, otras zonas, como norte y noreste de Buenos Aires y este de Entre Ríos parecieran aumentar el contenido promedio.
Este nutriente varía en el mediano plazo de acuerdo a la utilización que se le haga. Cuando la extracción de los cultivos es mayor que lo aplicado por fertilizantes, el balance es negativo. A la inversa, si el aporte por fertilizante es mayor al consumo que haga el cultivo, el balance es positivo.
El micro elemento zinc
De los microelementos del suelo y en especial para el cultivo de maíz, el zinc ha cobrado enorme relevancia en los últimos años.
De la base de datos del Laboratorio Suelo Fértil de ACA se aprecia una amplia región del oeste pampeano (Córdoba y La Pampa) con niveles de zinc promedio inferiores a 1 ppm, valor umbral que es considerado crítico para el maíz. Esta baja disponibilidad coincide con áreas donde hubo mucha extracción por parte de los cultivos y nula o escasa utilización de fertilizantes que lo contengan.
Cuando la humedad manda
Además de los análisis de suelo de rigor, para poder definir nuestro planteo productivo, es sumamente valioso también prestarle suma atención al impacto climático.
Como bien nos señala el ingeniero agrónomo Gustavo Ferraris, especialista en Fertilización de Cultivos de INTA Pergamino, "en el norte de Buenos Aires atravesamos una situación de sequia muy fuerte y prolongada, con los meses de diciembre y enero prácticamente sin precipitaciones, lo cual puso la limitante hídrica muy por arriba de la nutricional; es decir, en esta campaña nos ha faltado más agua que nutrientes".
Tomando como ejemplo los maíces de segunda sembrados sobre trigo, una práctica que este año muchos productores han adoptado, el profesional apunta que "la fertilización ha sido muy escaza debido a la baja perspectiva de rendimiento por la limitante hídrica". Para estos casos, recomienda "la re fertilización con nitrógeno utilizando la fuente adecuada, algo que sin duda impulsaría el crecimiento".
Lo mismo observa en el caso de la soja de segunda, muy golpeada por la sequía, o la de primera que comenzó la etapa de llenado de granos, "hoy pueden ser apuntaladas por el uso de bio estimulantes o nutrientes aplicados por vía foliar, dado que permiten en alguna medida acelerar el proceso de recuperación que necesitan para poder mejorar su rendimiento".
Ya pensando en la próxima campaña, Ferraris considera que "los resultados que obtengamos del ciclo que estamos atravesando, serán muy definitorios para diseñar los planes de siembra de los cultivos de invierno que, por cierto, tendrá al trigo como el gran protagonista por los excelentes antecedentes que arrastra de la última cosecha".
Si bien considera que "las relaciones de precios entre el grano y los fertilizantes no van a ser las mejores con respecto a la media de los últimos 20 años, lo que va a determinar el pulso de la próxima campaña va a ser la recarga de agua en el suelo",
En suma, afirma que "se ha vuelto muy difícil e inestable producir en la región sin tener los suelos cargados de humedad, dado que de esto último, en definitiva, depende el éxito de la fertilización y, por ende, de los rendimientos a obtener de cualquier cultivo".