El girasol es un cultivo que tuvo un importante auge en Argentina hasta mediados de los 70 con una caída posterior en su importancia relativa desde comienzos de siglo, debido fundamentalmente a la competitividad que le presentaba la soja, fuertemente estimulada por la creciente demanda internacional por proteínas y la introducción de la RR, y la competencia del aceite de palma, cuyos costos de producción eran relativamente menos onerosos que los de girasol.
También se produjo una relativa pérdida de participación del aceite de girasol en el consumo interno -familiar e industrial- a favor de aceites más baratos, como las mezclas con otros.
Todos estos factores fueron relegando al girasol a zonas más marginales, como el sur y oeste bonaerense, una tendencia que no solo se detuvo, sino que parece estar revirtiéndose.
Lo cierto es que la sequía que atraviesa la zona núcleo en los últimos años, sumada a la sucesión de altas temperaturas en momentos críticos de la soja, hicieron que el girasol se viera como una alternativa viable por su tolerancia y buena respuesta a estos escenarios climáticos.
En paralelo, el elevado precio internacional que presenta hoy el girasol, impulsado por una menor oferta mundial a raíz de la coyuntura internacional en la que se registra una menor oferta por el conflicto armado en Europa, lo hace aún más atractivo para los productores.
Sustento técnico y económico
Atentos a estos cambios en los escenarios, la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín, junto al INTA y la Unnoba comenzaron a evaluar el comportamiento de distintos híbridos de girasol en dos sitios del distrito (Morse y Agustín Roca), no sólo con el objetivo de validar el comportamiento del cultivo, sino también de revincular a los profesionales y los productores nuevamente con el girasol.
En este panorama, recientemente en la localidad de Morse, se realizó la I Jornada de Girasol de Junín, organizada en conjunto por el INTA, la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín, la Unnoba, con el acompañamiento de la Liga Agrícola Ganadera, la Asociación Argentina de Girasol y el Colegio de Asociaciones de Ingenieros Agrónomos de la Provincia de Buenos Aires.
La actividad, libre y gratuita, constató de una recorrida por lotes experimentales y posteriormente de un conversatorio técnico con especialistas de INTA, consultoras privadas y Asagir, donde se abordaron cuestiones vinculadas con el mejoramiento, manejo y márgenes brutos.
En ese marco, la ingeniera agrónoma Amelia "Baby" Bertero(AIAJ), destacó que "el retorno del girasol al noroeste de la Provincia de Buenos Aires está ligado a una combinación de factores económicos, climáticos y agronómicos, que le hacen recuperar protagonismo.
Por su lado, el ingeniero agrónomo Mauro Mortarini, consultor privado, subrayó que "el girasol es un cultivo que tiene todas las cualidades y el escenario para ganar terreno en la región".
En representación del INTA Pergamino, participó el ingeniero agrónomo Matías Domínguez, quien recordó que "desde 1939 se trabaja en mejoramiento del girasol en la Experimental", a la vez que aseguró que "es un cultivo que se adapta a períodos de sequia y años Niña, soportando estreses bióticos y abióticos, es decir por distintos organismos que habitan en un determinado ecosistema".
Por Asagir, en tanto, estuvo presente el licenciado en Economía Jorge Ingaramo, quien ratificó que "al girasol lo acompañan buenos precios debido a la escasez del grano en el mundo por el conflicto entre los dos grandes proveedores, como Ucrania y Rusia, y los productores argentinos lo están aprovechando". Apuntó además que "es el único de los seis grandes cultivos que viene aumentando fuertemente sus ventas".
A juzgar por lo expresado, el girasol se presenta como una alternativa interesante que muchos ya han retomado y otros están considerando incorporar en sus planteos productivos.
