Agustina Chivet, una joven de 25 años y madre soltera de una niña de dos años y medio, realizó un vivo en Facebook para visibilizar el calvario que atraviesa a raíz del incumplimiento sistemático de las medidas perimetrales por parte de su expareja y progenitor de su hija. Según expuso, desde enero hasta la fecha ha registrado 15 episodios de desobediencia a la orden judicial, con ataques que incluyen agresiones físicas, daños materiales y un constante hostigamiento.
Chivet relató que vive bajo el resguardo de un botón antipánico, otorgado tras un episodio en el que su expareja irrumpió en su vivienda, la agredió físicamente mientras tenía a su hija en brazos y rompió la cuna de la pequeña. Sin embargo, denunció que este dispositivo no ha logrado garantizar su seguridad ni detener los reiterados incumplimientos de la perimetral.
"Estoy cansada, no puedo vivir tranquila. No puedo salir de mi casa ni siquiera para hacer mandados porque siempre termina con la activación del protocolo policial", expresó entre lágrimas. También aseguró que la Fiscalía no toma las medidas necesarias para protegerla: "En el tercer incumplimiento ya debería estar detenido, pero vamos por el decimoquinto y sigue libre".
Además del impacto físico y emocional que esta situación le genera, Chivet señaló que su hija también está afectada. La pequeña, derivada a terapia psicológica, muestra signos de trauma. "Es una nena que ya está marcada por la violencia que vivimos", lamentó.
El detonante de su denuncia pública fue la suspensión, sin explicaciones claras, del primer juicio penal por desobediencia que estaba programado para este miércoles. "Me vengo preparando hace meses para enfrentar a quien nos hizo la vida imposible, y ahora me avisan que el juicio queda sin efecto porque el abogado de él no cumplió con un trámite", afirmó indignada.
La joven también denunció que el progenitor de su hija nunca se hizo cargo económicamente de la menor, salvo una cuota provisoria impuesta por la jueza de 40 mil pesos, la cual tampoco cumple.
El caso de Chivet pone en evidencia la vulnerabilidad de las víctimas de violencia de género frente a un sistema judicial que, según denunció, no actúa con la celeridad necesaria para garantizar su protección. "No sé cuánto más tengo que esperar ni cuánto más tengo que soportar para que la justicia haga algo", concluyó desesperada.
El video generó un fuerte impacto en la comunidad de Colón, donde numerosos vecinos expresaron su apoyo a la joven y exigieron una respuesta inmediata por parte de las autoridades judiciales.